“El boxeo es más leal que el fútbol”

Facundo Ghiglione, quien integró el seleccionado argentino, defendió el deporte que eligió para vivir pese a ser martillero público. Peleará el 25, mientras ansía una chance por el título nacional

"Blitzkrieg”, dice el estado de su WhatsApp. “Ataque relámpago, significa, y tiene que ver con el inicio de una canción de Los Ramones”, explica el peso pesado que en 2003 dejó su casa familiar en Dolores para elegir una historia particular en La Plata. A pocas horas de un combate revancha tras el que el ganador accederá al tercer peldaño del ranking argentino, Facundo Ghiglione atendió a Hoy luego de otro intenso entrenamiento de verano.

—¿Todo listo para darle la revancha a Robutti (le ganó el 03/12 por nocaut en el segundo round)?

—Sí, estoy bien. Para pelear a un alto rendimiento hay que alinear emociones y estar preparado de la cabeza, del corazón y físicamente. Por más que estés 100 puntos físicamente, si tenés un terremoto emocional, no podés combatir.

—¿Tuviste de esas etapas?

—Creo que todos pasamos momentos difíciles cuando nos sobrepasan las responsabilidades y hay mucho por hacer. Por suerte he tenido amigos o familiares en quienes poder contar. 

—En el boxeo no abundan facilidades económicas y tenés que trabajar, como tantos otros...

—Sí, aunque yo recibo una mano de Juanjo Tagliaferro y de un negocio de ropa. Trabajo en la Dirección General de Escuelas. 

—¿Con los estudios cómo te llevabas?

—Me apuré con la facultad. Me recibí hace cinco años, le di la libreta y el título de Martillero Público y Corredor a mi mamá, y al día siguiente empecé con la otra libreta (de la Federación de Boxeo). A medida que estudiaba y entrenaba, cuando hice las primeras peleas como amateur noté que me gustaba y que era lo que yo quería. No quería ser martillero, sino boxeador.

—Un proceso de maduración, como el nocaut.

—Ya de chico en Dolores inconscientemente quería estar pelean­do. Íbamos con amigos a ver a Sergio Lauría y entrené en el gimnasio de él de modo recreativo. O sea, viene de antes, pero las cosas se dan cuando se tienen que dar.

—Vas a pelear en Mar del Plata el 25. El mar puede estar asfaltado que a vos no te interesará…

—Y... la realidad es que uno va a pelear (risas). Ya tuve la experiencia de la Selección en viajes por América, Europa, Asia y África, donde sabés que no vas por placer, uno va a trabajar. Para esta pelea, hace dos meses que vengo preparándome.

—El boxeo sigue teniendo detractores, ¿qué les dirías?

—Les diría que para mí una guerra es el fútbol: de intereses, de corrupción, de mercenarios. Socialmente la gente va y expone su malestar y su bronca en una cancha. El boxeo es mucho más leal, más limpio. Se combate 100% por el honor y todos estamos en condiciones de igualdad, pelean­do dentro de los límites que marca un reglamento. Hay otras cosas más violentas.

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