El cielo de la Liga es blanco y negro

Alianza volvió a ser un equipo práctico y tuvo un sábado histórico, con un campeonato ganado de atropellada. El triunfo final fue 2 a 0, de visitante, en Curuzú, con un golazo de Santiago Salvato y otro de Guillermo Zanga. Fiesta en El Retiro


En Villa Elisa se escribió ayer otra tarde única, especial, inolvidable para un grupo de jóvenes a los que solo les cabe jugar por la camiseta. Esa que llevan en su piel y a la que le dejan impregnada su sudor, tanto los sábados como los días de semana en la escondida cancha de El Retiro. 

Los dirigidos por Fabián Ferrareso (DT que tiene su bautismo como campeón sentado en el banco, pero ya había dado la vuelta como jugador en 2004 y 2008, los dos primeros títulos del club en 1ª A) salieron a jugar con la dosis justa de corazón y frialdad. No deslumbraron, no marearon al rival, pero le hicieron dos goles y pudieron festejar lo que fueron a buscar: el campeonato que menos habían soñado. Ese hueso duro de roer, Curuzú Cuatiá, tan solo quedó una vez mano a mano con el arquero Cubelli, pero cuando ya estaban 0-2: Camilo Boschetti se quedó con la espina del descuento. 

La fiesta empezó cuando ya se volvían a los vestuarios: en el minuto 47 Santiago Salvato puso la pelota en el pastito y ejecutó un tiro libre desde 30 metros que se clavó arriba, al ángulo, con la emoción extra de haber pegado en el caño y luego en la red.

En el segundo acto, el puntero quiso ser más incisivo. Y no dejó que se recupere nunca el Curu, que entró con muchas ganas de empatarlo. Se sabía que el escolta CRIBA iba 2 a 0 (terminó goleando), pero adentro el prolijo Alianza seguía igual, y a los 19’ también llevó a dos goles la distancia. Un córner que tomó Cangaro con volea y que ayudó a meter el pampea­no Zanga (un “importado” que no hizo escuelta en infantiles y juveniles, como la gran mayoría de los que integran esta familia). 

Los últimos minutos fueron para manejar los tiempos y las emociones. En ese pasaje fue emocionante ver corriendo detrás de cada bocha a Luciano Cecatto (hijo del reconocido PF que trabajó con Ricardo Rezza), un abanderado del campeón, o atisbar de reojo a Juan Cubelli, que le daba golpes de guantes a sus manos como para agarrar más esta tarde para sí mismo. O mirar el alambrado y encontrar a un canoso de 43 años, que incluso este año siguió jugando en Primera, en el Federal C, Rodrigo Ducha, ¡el cordobés! O contemplar una tarde calurosa con la fiesta de los más humildes del fútbol, que habían puesto sus autos particulares de trompa contra el alambre, como si fuera el campito mismo. “Me parece que CRIBA no sale campeón…” atronó el grito juvenil de los de atrás del arco. Walter Ferreyra, impecable como siempre, anunció el final y a un costado del banco se vio arrodillado y mirando al cielo, con las dos manos tapándose el rostro, a Ferrareso. Esa misma imagen fue la del Tata Brown en México 1986. Esta es otra gloria, que no se televisa, que no cobra por caja a fin de mes. Aquí, el jugador llega para hacerse de un grupo humano, y abandonarlo recién cuando no den más las piernas.

Fomento volvió a Primera

Para la barriada de Los Hornos fue otro día de esos que nunca se olvidarán. La final por el segundo ascenso no dejó goles y el resultado indicaba por reglamento que “el perdedor de la final por el primer ascenso” (CF Los Hornos, que venía de caer con Villa Lenci) debía pasar directo a la categoría superior. Fue así: 0 a 0 ante La Plata FC (que tuvo como manija al ex-Pincharrata Carlos Ciavarelli), lo que le dio el boleto a la A.

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