La llegada a Montevideo se convirtió en una odisea que no puede repetirse

El grupo de hinchas de Estudiantes que optaron por la opción más económica para trasladarse a Montevideo sufrió una verdadera odisea para llegar a la capital del vecino país, ya que, luego de viajar toda la noche en colectivo, padecieron tres rigurosos controles en tierra uruguaya, lo que demoró más de la cuenta el arribo al estadio Centenario. Concretamente, lo que estaba programado para un viaje de 8 horas terminó siendo de 15, ya que surgieron muchos contratiempos en el camino. 

Para empezar, la caravana sufrió el desperfecto mecánico de uno de los colectivos que trasladaba a la agrupación 4 de agosto en la ruta camino a Gualeguaychú, desde donde se pretendía cruzar a Uruguay. Por tal motivo, se demoró al grueso de los colectivos, ya que el dispositivo de seguridad no permitía que los grupos se dispersen y viajen solos de manera individual. 

El segundo imprevisto surgió en la frontera, cuando un ómnibus del grupo denominado Los Leales no contaba con la documentación correspondiente para transitar por Uruguay. Esto provocó la preocupación de la policía del vecino país, que fortaleció los controles y dispuso de tres paradas de una hora en el trayecto de Fray Bentos a Montevideo, ya en territorio uruguayo. 

En cada requisa, los hinchas debían desarmar los bolsos y mochilas para verificar que no llevaban armas blancas, bebidas alcohólicas o drogas, y algunas mujeres tuvieron que soportar ser revisadas por e4fectivos masculinos de la fuerza uruguaya, quienes además las obligaron a sacarse el calzado para corroborar que no había nada extraño entre las zapatillas o botas.  

Ya en el ingreso a Montevideo, los doce colectivos con cerca de 600 personas fueron traslados directamente al estadio Centenario y no se permitía parar en la vera del Río de La Plata para disfrutar del paisaje o descansar después de haber pasado toda la noche y la mañana arriba del colectivo. 

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