“Esto es un hecho histórico, impensado y algo soñado”

El equipo de Copa Davis arribó al país, recibió el calor popular de la gente, que acompañó en caravana, y brindó una conferencia de prensa 

El elenco nacional que se consagró campeón de la Copa Davis el domingo en Zagreb, Croacia, llegó a las 9.15 de la jornada de ayer al Aeropuerto de Ezeiza, donde una gran cantidad de gente esperaba el arribo de Juan Martín del Potro, Federico Delbonis, Leonardo Mayer, Guido Pella y el capitán Daniel Orsanic. Allí fueron ovacionados por la multitud que se encontraba aguardándolos, cuando ingresaron a la conferencia de prensa.

Tras hablar con los medios, el equipo argentino viajó en caravana a bordo de un ómnibus abierto por las autopistas Richieri y la 25 de Mayo hacia el centro de la ciudad, acompañados por varios autos con banderas albicelestes que flamearon durante la recorrida. 

“Es un logro histórico para todo el tenis argentino”, resumió Del Potro de gran manera, y añadió: “Es algo soñado, algo impensado. Ganar la Davis jugando todas las rondas de visitante, sorprendiendo en cada partido. No sé si se ha hecho algo así en la historia del tenis. Todavía nos cuesta caer en  lo que logramos”.

“Más no puedo pedir, gané una medalla olímpica y la Davis. Es el año más importante de mi vida, desde lo emocional y lo tenístico. Si me dicen que están armando una película de mi vida y este es el guión, yo volvería a pasar por un quirófano y por todo lo malo que me pasó", admitió la figura argentina.

Hace un año, Juan Martín Del Potro no tenía en claro su futuro, y ahora el presente lo tiene lleno de gloria. Al respecto, recordó que “a fin de 2015 no estaba bien de la muñeca, y brindé a fin de año sin saber cuándo ni dónde iba a jugar al tenis. Hoy el sueño se hizo realidad, cumplí como tenista y ser humano. En la última cena en Zagreb les dije a mis compañeros que ellos me ayudaron a conseguir esto, y que ahora voy a poder dormir tranquilo luego de haber ganado la Davis”.

Viaje al corazón de la tierra de Delpo

El precipitado calor que acompaña la caminata por el ingreso al Club Independiente anticipa el devenir del verano. Contiguo al acceso de Secretaría, en una pequeña mesa con fichas de asociados y agendas con horarios, el portero atiende e infiere la búsqueda sin necesidad de mencionar la palabra clave: 48 horas pasaron apenas del mayor logro del tenis argentino y Del Potro, en “su” club y en Tandil, es contraseña obligada.

“Hace poco trabajo de portero. Las vueltas quisieron que hoy esté en el club donde se formó Martín”, dice Aníbal. Y enseguida busca el recuerdo: “Supe tener un kiosco con diarios y revistas. Y el Viejo Lucas lo llevaba a Martín de chiquito, siempre de la mano. No tendría más de nueve años”, rememora.

El Viejo Lucas, como conocen todos al abuelo de Delpo, religiosamente, mañana y tarde, abre la carnicería donde solía ir el nieto tandilense más famoso, en la esquina de Pasteur y Sáenz Peña, corazón del barrio Villa Italia.

El predio de Independiente se abre por el corredor de baldosas que desemboca en el buffet y en la zona de piletas, delante de las canchas de polvo de ladrillo que Rodrigo, uno de los tres cancheros, riega con fruición en los días de alta temperatura.

“Por acá pasaba caminando Martín cuando recién entré al club. Entrenaba en las canchas de fútbol de atrás”, cuenta. Y recuerda la metamorfosis bisagra en su carrera deportiva: “Siempre jugó al fútbol, hasta que lo vieron practicar tenis con los amigos de su grupo”.

Después de eso, nada fue igual. Aparecía el Negro Gómez, histórico entrenador de tenistas de Independiente, muchos hoy consagrados, para formar de chico al Delpo que luego vencería en el Us Open, que ganaría las medallas olímpicas y que llevaría adelante la gesta de Croacia para ganar la primera Davis de la historia.

El mismo Del Potro que supo “colarse” para seguir jugando a la pelota en su club de siempre, cuenta la leyenda que ahora invocan los cancheros, cuando a alguien se le ocurrió ponerlo en penitencia por una discusión...

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