“Maravilla iba a probar en el fútbol y terminó boxeando”

Van a cumplirse veinte años del debut profesional del exrey del boxeo. En ello tuvo que ver este hombre, Rubén Paniagua

Flotar como una mariposa, picar como una abeja” decía Muhammad Alí, uno de los primeros boxeadores ídolos que supo ver Rubén Paniagua  cuando aún no había cumplido los 20. Se trata del tío del último púgil que hizo vibrar al argentino común, el quilmeño Sergio Martínez, el que pisaba la gramilla de la cancha de Claypole para flotar como mariposa y picar como una abeja, pero en el área, no en el ring. Un día cambió su destino, cuando fue a visitar a sus tíos, escuchando el consejo de Rubén: “Vos, como jugador de fútbol sos un buen boxeador”. Esta frase fue una de las que atesora la cámara de diario Hoy luego de la visita al gimnasio de Ezequiel Maderna en Los Hornos, en 151 entre 66 y 67, donde Rubén prepara al mediopesado tres veces a la semana, desde que arreglaron un vínculo hace seis meses.

—Usted sacó a Maravilla del fútbol, ¿cómo recuerda ese momento?

—Sí, fui el primer entrenador. Yo lo contagié o lo motivé para que boxee. Fue a ponerse bien físicamente a nuestra Escuela, era muy rápido y hábil, y le dije esa frase que quedó para la historia. “¿Te parece, tío?”, contestó. Y yo le advertí: “Si te lo tomás en serio, sí”. Estaba por hacer una pretemporada en Claypole. Soy el principal culpable de que no haya seguido su carrera como futbolista.

—¿Y el sobrenombre, de donde viene?

—También se lo puse yo. Peleábamos en Florencio Varela, donde vivía en esa época, y un muchacho me vino con la idea de hacer un afiche lindo. ¿Qué le podemos poner a tu sobrino?, preguntaron. “¡Ponele Maravilla, que le queda bien!”, le dije.

—¿Hace tiempo que no se lo cruza?

—Hace cuatro años que no lo veo. Después que peleó con Chaves se ve que perdió el teléfono. Siempre me llamaba: Tío esto o aquello, voy a tomar mate. Pero ojo, tengo vida propia y no dependo de mi sobrino. Lo aplaudo, se lo ganó con todo su esfuerzo y espero que esté disfrutando, como debe ser.

—Nos sorprende por lo que dice…

—Él es producto mío, yo no soy producto de él. Sigo con mi gimnasio, y el próximo 25 de febrero tendré tres profesionales que van a  pelear en Mar del Plata. Mi sueño es tener un boxeador propio, que sea campeón del mundo. Tomé del boxeo la forma de vida, y todavía vivo la vida de un boxeador, comiendo, descansando o cuidándome como si estuviera en actividad. Tengo 60 años y, más allá del dinero, me interesa la salud. El deporte me ayudó mucho. Y todavía puedo trabajar con Ezequiel, pese a la diferencia de edad.

“Hubo una época en la que venir a La Plata era el terror”

Rubén Paniagua hace memoria de sus tiempos con pantaloneta de púgil y sus primeros desafíos amateurs y profesionales, cuando solía tener peleas en nuestra ciudad. Así fue que surgió el nombre de un ilustre de los rings en las diagonales: Héctor Patri. “Fue un gran campeón y una gran persona, hoy radicado en Mar del Plata. Fuimos compañeros amateurs en el seleccionado argentino, nunca queríamos pelear, aunque nos querían hacer enfrentar a toda costa. Pero no, somos amigos, decíamos. Sin embargo, de profesional nos tocó... Hubo una vez que me dijeron: Peleás en La Plata. Yo ni pregunté, me lo imaginé. Me tocó Patri, en 1978. Después peleamos en 1981, en Daireauix, y ahí, cuando lo saqué de La Plata, le empaté”.

Paniagua enfatizó que “hubo una época dorada, en la que venir a La Plata era el terror: los hermanos Arce Rossi, Luero, Sosa, Quinteros, y yendo más atrás, Aguilar y Meno”.

Los hermanos Paniagua

Nueve son los hermanos Paniagua, cuatro de ellos estuvieron de una manera u otra en el boxeo, todos fanáticos: Alcides, Carlos, Raúl y Rubén (el único que fue profesional, abocado al trabajo como pocos). Raúl se encarga también de transmitírselo a los chicos de la calle en una fundación que fue creada tras un trágico hecho de inseguridad.

Todos nacidos en Santa Fe, al norte de esa provincia de grandes campeones. Sin embargo, la deforestación trajo el desempleo y “casi todo nuestro barrio, Tartagal, se vino a Quilmes, yo tendría 6 y por eso me considero quilmeño”, agregó Ruben, en diálogo con este medio.

Respecto a la derrota del sábado de su pupilo, Maderna, ante el pampeano Ríos, sentenció: “La peor noche de su carrera, estaba muy bien preparado, pero se sintió bloqueado”.

Maravilla Martínez

Sergio Gabriel Martínez nació el 21 de febrero de 1975, en Quilmes.

Su infancia y adolescencia (hasta los 18 años) las pasó en el distrito de Almirante Brown, en el barrio “tambero” de Claypole, club donde jugó en Juveniles.

En diciembre de 1997 se hizo boxeador profesional, luego de 41 amateurs.

El 21 de junio de 2003, en Manchester, conquistó el primer título mundial.