“Me costó superarlo, pero tenía que salir adelante”

A siete años del robo en el que perdió un ojo y tras haber quedado con secuelas motrices, Fernando Cáceres rompe el silencio. Por primera vez, habló para un medio de La Plata: “Los políticos tienen que hacer las cosas bien, porque esto se va a poner muy complicado”, señaló 

La casa de frente blanco en Ramos Mejía luce un cartel con la imagen de un policía, anunciando que se encuentra protegida por un sistema de seguridad privada. 

Las cortinas bajas atenúan el sol que se pone en el horizonte de la ciudad del oeste. 

“Soy el hermano, pasen por acá”, indica uno de los familiares directos del protagonista, que dejó de ser noticia por su pasado en la Selección argentina y se ha convertido en una víctima más de la inseguridad. 

El 1º de noviembre de 2009, hace exactamente siete años, Fernando Cáceres fue interceptado por tres delincuentes en la esquina de Gaona y Falucho, en Ciudadela. Le quisieron robar el auto, según los testigos, pero le terminaron cambiando la vida para siempre. 

En el episodio, uno de los tres menores le pegó un tiro en el ojo derecho. La bala quedó estancada en el cráneo, y el exdefensor sufrió daño cerebral, además de perder el globo ocular. 

Tras dos meses de estar en coma, Cáceres comenzó una milagrosa rehabilitación, que hoy lo encuentra hablando con normalidad, empezando a caminar y con muchas ganas de trabajar como director técnico. 

Esta es la historia de un guerrero, como lo definió el Cholo Simeone, que superó las expectativas de los médicos y está ganando su batalla ante la inseguridad, un flagelo que azota con dureza a la sociedad argentina. 

—¿Cómo estás?

—Bien. Con ganas de empezar a ser técnico, con Osvaldo (Rodríguez), que es mi hermano de la vida. 

—¿Empezar a caminar después de lo que te pasó es como volver a nacer?

—Estoy en una etapa de transición, tratando de dejar el bastón y la silla que utilizo para sostenerme cuando camino. No hay que tener miedo, hay que ser paciente.

—¿Con quién vivís?

—Con mi mamá, mi hermana, y de vez en cuando con una banda de amigos que me acompaña. Nos juntamos a ver fútbol. 

—Te pegaron un tiro y tenés una bala en la cabeza, ¿tuviste una recuperación milagrosa?

—Sí, pero la tenía que hacer. Si no hubiera hecho la recuperación, no estaría acá. La verdad es que costó un poco superarlo, de alguna manera había que salir adelante. Hoy estoy dando una nueva nota y me ayuda. 

—¿El dinero que hiciste en tu carrera te alcanza hoy para vivir tranquilo? 

—Me alcanza para vivir, pero uno además quiere trabajar. Muchos exjugadores se quejan porque cuando dejás la carrera querés trabajar y a veces se hace muy difícil. 

—¿Qué le pasa a la Selección para vos?

—Le pasa que no tiene suerte. Se enfrenta con rivales que quieren ganarle o empatarle, porque saben que si le ganan salvan el año con eso. 

—¿Por qué la Selección no logra identificación como la que vos integraste en los 90 o en el 94?

—Pasa que llegaron los jugadores en el momento justo de sus carreras. Se juntaron todos. 

—¿Y qué pasó?

—Se apagó el entusiasmo cuando ocurrió lo de Maradona. Todos empezamos a hablar de eso.

—¿Quién es mejor, Messi o Maradona?

—Messi es un fenómeno, pero a Maradona cada vez que entraba a una cancha lo marcaban cuatro hombres. Messi está haciendo cosas muy buenas y las va a seguir haciendo porque tiene una edad ideal. 

—¿Te gustaba el equipo de Sabella?

—Sí, hacía buen fútbol, pero le costó conseguir el resultado en el partido final. Se chocó contra un equipo como Alemania, que venía de un proceso de trabajo a largo plazo. 

—¿Y por qué, para vos, no se pueden dar esos procesos en Argentina?

—Quizá porque falta un poco de paciencia. 

—Vos los tuviste a Bilardo y Menotti, ¿por quién te inclinás más?

—Son iguales. 

—¿Cómo?

—No hay diferencia. Cada uno tenía su criterio, y después la gente criticaba a uno o a otro, pero los dos querían jugar. Bilardo estaba atento a todo lo que pasaba en un partido, desde el minuto uno hasta el 90 sabía lo que iba a pasar y se lo contaba al jugador. Menotti te daba más libertad. 

—¿Cómo jugarían tus equipos?

—En base a lo que quiera el club que nos contrate, elegiríamos la forma de jugar. Una cosa es querer salvarte del descenso y otra, muy distinta, es  pelear un campeonato. A partir de eso, se determinan los jugadores.

El hecho que le cambió la vida

- Fecha: 1/11/2009.

- Lugar: Ciudadela, Buenos Aires.

- Descripción: Tres menores intentaron robarle su BMW. Uno le disparó con un arma y le perforó el ojo derecho. 

- Secuelas: Cáceres perdió el globo ocular y sufrió daño cerebral. Estuvo en coma y padeció lesiones motrices muy graves.

“No tengo rencor, los chicos que me pegaron un tiro se equivocaron”

La evolución en el habla es notable. Un año después de haber recibido el disparo que le provocó daño cerebral, Fernando Cáceres apenas podía balbucear algunas palabras, pero hoy se anima a debatir y opinar de fútbol como un comentarista más.  

Recluído en su casa de Ramos Mejía, junto a su madre y su hermana, el exdefensor de la Selección, Boca, River e Independiente (entre otros) dejó en evidencia la enseñanza de lo ocurrido hace siete años. 

“Los chicos que me robaron se equivocaron. Pero ya está. No tengo rencor. No puedo seguir pensando o hablando de lo que me pasó. Tengo que vivir con esto y pensar para adelante. Lo que pasó ya está… Eso siempre se lo dije a la psicóloga que me venía a atender”, explicó Cáceres. 

“La inseguridad complica a todos. Los políticos tienen que hacer bien las cosas para que esto se frene, porque sino se va a complicar mucho”, apuntó.  

—¿Esperabas que te nombren Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires?

—No, la verdad que me sorprendió, pero fue una maravilla. 

—¿Te convocaron para trabajar en la Secretaría de Deportes?

—Sí. Esta semana me convocaron para tener una reunión y espero poder llegar a buen puerto. En la Argentina hay material para hacer algo importante. Tenemos que conseguir la comodidad para los jugadores y los deportistas, para eso estamos. Falta alguien que banque los proyectos. 

—¿Te respaldó el ambiente del fútbol cuando te balearon?

—La gente de Futbolistas Argentinos Agremiados sí. Me tocó justo un buen momento de ellos, en 2009, y se encargaron de que yo tenga toda la asistencia que necesitaba para poder recuperarme.

Quiso ir a verlos a la cárcel

Los tres menores que atacaron a Fernando Cáceres el 1º de noviembre de 2009 fueron derivados a un instituto hasta cumplir la mayoría de edad y poder ser enjuiciados. Incluso, pasaron por el establecimiento Almafuerte, ubicado en 520 y 183, en las afueras de La Plata. En esas circunstancias, Cáceres pidió visitarlos para verles la cara y mostrarles cómo lo dejaron aquella mañana lluviosa en la cual le sacaron el auto importado y gran parte de su porvenir. 

“Mi abogado me dijo que no podía hacer eso. No les iba a decir nada. Simplemente quería verlos”, confió Cáceres. 

El exjugador reveló que conocía a los tres malvivientes de la zona de Ramos Mejía, en el partido de La Matanza, y que sabía que antes habían estado robándole a otros vecinos. 

“Del barrio no me voy a ir. Voy a seguir acá, y si tengo que salir a la calle lo haré. No hay que tener miedo. Si las cosas te van a pasar, te pasan acá, ahora, o la vuelta de la esquina”, concluyó.

A fin de año vuelve a las canchas

El objetivo personal que se puso Fernando Cáceres ni bien tomó conciencia de lo que le había ocurrido fue volver a jugar al fútbol, aunque sea de forma amateur. 

Si bien todavía está lejos de cumplir esta meta, en diciembre fue convocado a participar de un encuentro de solteros contra casados en Ramos Mejía, en el contexto de la inauguración de una cancha de fútbol de césped sintético. 

“Voy a estar, aunque sea parado en el medio de la cancha. Estoy trabajando para llegar a estar parado y, aunque sea, quedarme quieto”, reveló el jugador mundialista. 

En una enorme demostración de fuerza de voluntad, Cáceres no pierde nunca el sentido del humor y se ríe de su condición de divorciado para cerrar la nota: “No sé para qué equipo voy a jugar, pero que voy a estar, seguro”, concluyó entre risas. 

Una demostración de entrega y esperanza.

Creyente, sí; devoto, no

Muchas personas que atraviesan experiencias como la que le tocó vivir a Fernando Cáceres suelen aferrarse a la religión. En la entrevista con este diario, Cáceres confesó que se apoyó solamente en su fuerza de voluntad para salir adelante. “¿En quién me apoyé todo este tiempo? En mí. Soy creyente, pero no devoto. Los médicos muchas veces dicen una cosa, pero la realidad te muestra otra. Yo vivo todos los días para seguir rehabilitándome. Me levanto a la mañana y hago ejercicios, y a la tarde sigo igual. No hago otra cosa. Todos los días descubro algo nuevo”, explicó el Negro. 

“El cuerpo te responde hasta cierto punto. Hasta ahora vengo muy bien, pero sé que hay cosas que no voy a poder hacer como hacía antes”, comentó.