¿Qué sería de los jugadores sin la prensa?

La decisión de llamarse a silencio por la acusación hacia Ezequiel Lavezzi reabrió la polémica en torno a quienes forman parte del plantel de la Selección. ¿Suma o resta?

Las palabras de Lionel Messi sobre la medianoche del martes rebotaron en el ambiente futbolístico. ¿Es correcto que los jugadores argentinos no vuelvan a hablar con la prensa?

Los integrantes de la Selección, en una decisión corporativa que tuvo como base solidarizarse con Ezequiel Lavezzi, se pusieron en pie de guerra contra el periodismo nacional, en una decisión que les termina dando de comer a los principales detractores y castiga a aquellos que mantuvieron parámetros de objetividad en la opinión. 

Desde el comienzo de sus carreras, los jugadores forman parte de un circuito comercial que engloba al gran negocio del fútbol. Sin exposición, no hay fama. Y sin fama, no hay contratos millonarios, no llegan los patrocinadores y se alejan las marcas que aportan el dinero para armar el gran show.

El jugador, desde el momento en que la globalización entró en escena, se convirtió en un rehén de la imagen que muestran los medios. Por ejemplo, si Messi decidió dejarse la barba, su rostro gira alrededor del mundo y la empresa Gillette debe reformular su estrategia para seguir auspiciando a este jugador. 

Por más goles que haga Lucas Viatri, si sus definiciones en Estudiantes no son pasadas con repetición en los medios, su trabajo pasará desapercibido ante los tantos de otro. 

Si Cristiano Ronaldo no tuviera una cámara para hacer inmortal el absurdo grito en su festejo, probablemente el ídolo del Real Madrid no habría ganado dos de los tres Balones de Oro que ostenta en su haber. 

Una situación similar ocurrió en 1998, cuando el equipo de Daniel Passarella decidió romper la relación con los medios y, tras cartón, cerrar los entrenamientos para intentar esconderse de los periodistas y evitar que se filtren datos. 

Todos sabemos cuál fue el resultado: eliminados en cuartos de final por Holanda, por culpa de un error infantil de uno de los jugadores más experimentados que tenía ese equipo: el Ratón Ayala. 

El periodismo, en cualquiera de sus facetas, ha ganado un espacio indiscutible en la realidad cotidiana del deporte, y en especial del fútbol. Pretender ignorarlo, discriminarlo o apartarlo es simplemente negar lo concreto. Habrá comentarios, elogios y críticas, con o sin entrevistas. Al fin de cuentas, todo quedará suscripto a que en la próxima final (si es que hay próxima) Higuaín defina abajo del arco, no la tire afuera y le pueda regalar al pueblo argentino la alegría deportiva que tanto se está haciendo desear.