Ringuelet y una nueva realidad dentro del fútbol

El club, que compite en la “B” de la Liga Amateur, se ocupa de las cuestiones emocionales para buscar un mejor rendimiento. Profesionales de las ciencias que estudian el cerebro trabajan con las categorías mayores cada quince días

El Centro de Fomento Ringuelet, en pleno terreno amateur, está trabajando con un grupo de expertos en el estudio del cerebro para saber cómo este afecta las emociones y, a su vez, cómo es posible potenciar las decisiones que toma el ser humano, en este caso, la de los jugadores dentro de un campo de juego. 

El preparador físico del equipo Tricolor, Facundo Bonanno, es uno de los artífices del trabajo, ya que está involucrado en una empresa local que ofrece este tipo de servicios en varios ámbitos, como el educativo y el deportivo. En tanto, el DT, Pablo Flores, también se interesó en esta metodología. 

“Divertirse, ser feliz, intentar dar la mejor versión de uno cada día”, relató Fernando Russo, un neurocoach que el último martes llegó al predio de 8 y 528, donde entrena el modesto Ringuelet, que el sábado pareció aplicar las primeras “herramientas” al darle vuelta el partido a For Ever (ganó 2 a 1). “Perdíamos a los 120 segundos y ganamos en el minuto 92, con dos goles de Emmanuel De Paz, quizás empujados por uno de los mensajes que están persuadiendo al grupo: el espíritu colectivo marca la diferencia en la cancha. O aquel otro concepto que comenzaron a procesar desde hace dos semanas: no quedarse colgado en la jugada anterior ni estar ansiosos por las próximas en las que vayan a intervenir. Por eso se trabaja en tomar decisiones desde un mejor estado emocional”, manifestó Bonanno.

Llevan juegos que obligan a repensar cómo se expresa uno en lo lingüístico. “La última vez hicimos una ronda y la consigna era que cada uno diga en qué tiene que mejorar, que no es lo mismo que decir cuál es su debilidad”, expresó el profe de Ringuelet. 

Muy llamativos fueron los cascos que les colocaron a algunos muchachos. “Sirven para medir las ondas cerebrales y, conjuntamente con el electroencefalograma y la respuesta galvánica, determinan el grado de atención”, aclaró el impulsor de estos trabajos. Los primeros datos recopilados alimentan la percepción que el cuerpo técnico puede tener de cada joven, a la vez que compromete a este a elevar su actitud en la práctica.

Bonanno continuará viajando para “traer más conocimientos en este tipo de tecnología de avanzada”.

“Trabajar con lo que hay”

“En la Liga hay complejidad laboral para fijar un horario de entrenamiento”, afirmó Pablo Flores. “El desafío es trabajar con lo que hay, maximizar sus capacidades, más allá del contexto amateur”, aportó Russo. El efecto empezó a dar frutos, “con una presencia numerosa en Primera, Reserva y algunos de la Cuarta que vamos viendo con proyección”, sumó Daniel Aicaguer, ayudante de campo de Flores.

La idea nació de la mano del hijo del “Bocha” Flores

Pablo Flores, el nuevo DT de CF Ringuelet, nació en 1967, un año antes de que Estudiantes (con su padre como número 10) levantara la Copa Intercontinental en el estadio Old Trafford. En su niñez y adolescencia decidió ocupar el arco en equipos de LIFIPA, aunque no pudo nunca probarse en su adorado Pincha porque el famoso Bocha le pidió “ir a otro club, por una cuestión ética”. 

En esos años, Eduardo Flores dirigía a los juveniles albirrojos y así su primer hijo terminó nada menos que en los vecinos de Gimnasia. Escaló hasta la Cuarta y después le tocó el servicio militar. En la Liga, atajó hasta 1994, siendo jugador de Arco Iris, Trabajadores y Deportivo La Plata. Con el buzo de técnico, Ringuelet es su tercer club. “En 2012 estuve en el CT de ADIP. En 2015 fui a Alumni y perdimos una final, precisamente con Ringuelet”, recordó.