Un empate con sabor amargo para San Carlos

Fue 0 a 0 en Berisso. El Celeste no pudo aprovechar la expulsión de un rival a los 19 minutos de juego. Quedó anteúltimo en los promedios

San Carlos debía ganar pero igualó 0 a 0 ante Acassuso. Además, algunos de sus competidores directos en la tabla de los promedios triunfaron (Deportivo Español y Talleres de Remedios de Escalada) y eso lo dejó muy cerca de la posición de descenso, que hoy ocupa Excursionistas. El Celeste no supo aprovechar la expulsión de Gustavo Fernández en el minuto 19 del primer tiempo. 

Respecto del rendimiento, el conjunto dirigido por Facundo Besada mejoró y contó con situaciones claras de gol, pero le faltó  efectividad. 

En tanto, una vez más, fueron importantes las intervenciones de Pablo Bangardino para mantener el cero en el arco propio.

Árbitro: Pablo Giménez 

Estadio: Genacio Sálice

La Villa cumple años y tiene a un hijo pródigo en el arco

El arquero del Celeste no es uno más. Pablo Bangardino jugó en Primera división y por muchos años en Gimnasia. Pero además fue criado en esas calles que hasta hace poco eran de tierra y bordeaban el estadio Genacio Sálice. 

“Vivía a cinco cuadras de la cancha y este escudo fue el primero de mi vida, aunque a los 10 años empecé a jugar para Gimnasia, permaneciendo casi dos décadas en ese club”, contó.

En agosto de 2016, regresó a su sitio en el mundo, Berisso, ciudad a la que “siempre” volvió, aunque tuvo “la posibilidad de estar en otros lugares”. En el día del cumpleaños 92 de la institución, diario Hoy se acercó al guardameta y le tiró algunos fulbazos directos al corazón.

—Es como volver a atajar en el barrio...

—Sí, San Carlos no es un club más. Sufro el doble cada partido. Es una sensación muy fuerte llegar a la cancha y notar que me saluda gente que me veía desde los cinco años. En primer lugar, es mi barrio, donde con cuatro años entré a una cancha de LISFI. Hasta que un día me fueron a buscar Pedrazzi y Casas a mi casa; mis viejos dudaron pero al final aceptaron. La relación con el Lobo fue de 20 años: llegué para jugar dos torneos infantiles de AFA, todas las Juveniles (de Novena a Cuarta) y en Primera. Mi primer partido oficial fue en la Copa Libertadores de 2007, en Colombia: ganamos 2 a 0 (goles de Piergüidi y Leguizamón).

—¿Qué recordás de aquella categoría 1985?

—Todo. El equipo tenía a Diego Ovejero, Emiliano Guzmán, Lucas Ochandorena, Damián Cagliardi, Rodrigo ”Chino” Fonseca y Joel. Salimos campeones dos años, con varios técnicos: Daniel Ochandorena, Torres, y uno de los Valdez. Uno de los chicos (el Vasco Ochandorena) hoy es ayudante de campo de Facundo Besada. Además, como jugador de la Villa, me tocó ir al seleccionado de LISFI, jugando torneos en Mendoza y en Chile, pero con los chicos que eran un año mayores, es decir, los 1984. 

—Cuántos recuerdos que deja el deporte…

—Sí, al deporte le dejo todo mi agradecimiento, por su mundo sano, libre de cualquier desvío. Hoy comparto cancha con el Pájaro Miranda, compañero del mismo grado en la Escuela 5 de Berisso. Íbamos al potrero. Otro con el que me crié es Fede Slezack.

—Ahora, a pelear para que el Celeste siga en la B Metropolitana

—Sí, es un torneo bravo, va a ser “palo y palo” hasta el final. Ojalá que la historia termine como queremos. 

Su sueño de Primera fue cumplido. Ahora, busca nuevos objetivos en el Ascenso. En 2005 se recibió de periodista deportivo. Pablo Bangardino, un hijo del barrio, un Santo, un pibe que se crió en el club y de grande pudo darse el gusto de encontrarlo en el profesionalismo.