Portugal, bajo fuego

Más de 60 muertos dejó el devastador incendio forestal, considerado la peor tragedia de los últimos 50 años de ese país

El incendio que azota a Portugal no da tregua y sigue extendiéndose sin control. El número de fallecidos se elevó a 61, según un nuevo balance oficial entregado ayer por el secretario de Estado de Administración Interna, João Gomes, a lo que se suman 59 heridos, muchos de ellos de gravedad.

Muchos de los fallecidos se encontraban en una de las principales rutas de la zona central del país, en Leiria, que fue alcanzada por las llamas y dejó sin posibilidad de escape a los automovilistas, que quedaron encerrados entre el fuego.

Las muertes ocurrieron en la zona de Pedrogao Grande, unos 150 kilómetros al norte de Lisboa, donde, al cierre de esta edición, unos 600 bomberos intentaban sofocar el fuego que comenzó a arder el último sábado.

Los esfuerzos durante la noche del primer día se concentraron en evitar que el fuego se aproximase a las aldeas cercanas, que no están en situación de riesgo, amplió el secretario de Estado.

Los datos más fiables del gobierno aseguran que el desastre se originó cuando un fuego de bajas dimensiones, impulsado por “vientos descontrolados”, se convirtió en un “incendio imposible de controlar”, según dijo Gomes. La investigación apunta como principal causa del siniestro al impacto de un rayo en un árbol seco, hecho que podría haber desa­tado el voraz fuego.

A su vez, la acelerada propagación del fuego se explica por las “condiciones meteorológicas extremadamente adversas” registradas en Portugal, con temperaturas que superaron los 40 grados.

El gobierno de Portugal decretó ayer tres días de luto nacional por las víctimas del incendio.