Saldrá un libro póstumo de Humberto Eco

El mundo italiano de la cultura está de luto. La muerte, anteayer a la noche, del gran semiólogo, ensayista, filósofo y escritor Umberto Eco, en su casa de Milán, a los 84 años, deja un inmenso vacío.

Eco, que luchaba desde hace dos años contra un cáncer de páncreas, será conmemorado el martes próximo a las 15 en el Castillo Sforzesco de Milán, su ciudad de adopción. No habrá capilla ardiente, sino una ceremonia de rito civil pública.

En medio de las reacciones de intelectuales, políticos, escritores, famosos y gente común por la pérdida del "escritor que cambió la cultura", según definió el Corriere della Sera en su portada, a las 16 hora local una noticia sacudió el mundo de los libros.

El sábado próximo saldrá anticipadamente a la venta el último libro de Eco, Pape Satàn Aleppe. Cronache di una società liquida (Pape Satán Aleppe. Crónicas de una sociedad líquida). Lo anunciaron Eugenio Lio, Elisabetta Sgarbi, Mario Andreose y Anna Maria Lorusso, quienes dejaron la editorial Bompiani -que siempre editó las obras de Eco, del grupo Rizzoli- para embarcarse junto al escritor en la aventura de una nueva editorial, La Nave de Teseo, nacida como reacción a la fusión de los colosos Rizzoli y Mondadori, que el escritor solía llamar despectivamente "Mondazzoli".

Programado en principio para salir en mayo próximo, el primer texto póstumo de Eco había sido entregado y corregido por el autor y estaba listo para ir a imprenta. "Es un libro de ensayos de actualidad, importante, de 470 páginas, con muchos materiales", adelantó Lio. "Es muy entretenido", contó Andreose, también editor de La Nave de Teseo, anticipando que estarán las costumbres y la historia de los últimos 15 años. "Él escribía de un modo en el que estaba todo adentro: desde el entretenimiento hasta el análisis de la vida de todos los días, no sólo política, social y cultural, sino también la tecnológico, que abordaba como semiólogo de grandísimo talento literario".

Andreose reveló que en esta obra póstuma Eco también "analiza la identidad del papa Francisco: para él no es un jesuita argentino, sino paraguayo, porque los jesuitas de Sudamérica en 1600 se fueron a Paraguay como consultores de los indios guaraníes para sacarlos de la esclavitud. Tenía mucha estima por este Papa".