Carlos Rottemberg: la vida detrás de las plateas teatrales

Con casi cuatro décadas de dedicación exclusiva a la producción sobre las tablas, el realizador repasó su trayectoria e hizo un análisis coyuntural de la temporada venidera

Es un profesional en el detrás de escena de las tablas. A pesar de ello, desde hace años decidió que su nombre no se incluyera en las marquesinas. Carlos Rottemberg se define como un vehículo entre el público y el talento. Preciso, humilde y entusiasta, el productor teatral es querido y admirado por sus colegas. 

Se adentró en el universo teatral en 1979 y admite que “no es un buen lector de teatro”, por lo que prefiere delegar la responsabilidad en el grupo humano con el que trabaja. 

En su afán por la perfección, asume nuevos desafíos en cada temporada. Su momento preferido en lo que respecta a las puestas en escena es el diálogo constante con los artistas, “fundamentalmente ver los ensayos finales y sentirlo, para bien o para mal”, teniendo cierta noción del producto terminado. 

En una entrevista con este medio, Carlos Rottember habló sobre la compleja labor que ejerce y analizó la temporada 2017 en este contexto sociopolítico y económico. 

—¿Cómo definirías el rol del productor?

—Es ser un puente entre las distintas actividades que se desepeñan en el ámbito teatral. También implica conocer más de números que otros sectores, que tienen más que ver con los contenidos y las puestas en escena, porque además de las inquietudes artísticas que un productor tiene debe saber cómo financiarlas y llevarlas a cabo. 

Para ejercer esta actividad, más que empresario hace falta ser teatrista y psicólogo. Digo esto porque nuestra materia prima son seres humanos. Las personas que se dedicaron a esta actividad por el mero hecho de ostentar dinero no siguieron en ella. Aquí tiene mucha más importancia el cómo tratar al otro. Poder pensar y acompañar en la necesidad del artista y estar presente en, por ejemplo, horarios, para el común denominador de un empresario no sería factible. 

—¿Cuál es tu mirada sobre la crisis actual del teatro?

—Este 2016 trae desde el mes de abril datos poco alentadores en comparación con los mismos meses de 2015. No me extraña, porque no es una cuestión exclusiva del teatro sino que tiene relación con la baja del consumo en las diferentes actividades por el momento del país. 

Por lo tanto, la baja desde abril implica menos cantidades de producciones. Digamos que, cuando hay menos demanda del público, se traduce rápidamente en menos apuestas para la temporada siguiente. De la misma manera, cuando hay reactivación, tarda más porque hay que producir lo nuevo.  

Es decir que el plan de ajuste hizo impacto en los bolsillos de la clase media, que es el mayor consumidor de nuestra actividad. Los muy ricos no van al teatro y las personas de bajos recursos tampoco. Sostengo y defiendo la existencia permanente del teatro público. Es un rol estatal que se debe cumplir justamente para llegar a aquellos sectores vulnerables que merecen tener su cuota de cultura.

“La temporada cauta es lo que se viene este verano”

Así bautizó Carlos Rottemberg al período venidero de 2017. Al respecto, afirmó que es una manera prudente de pensar “lo que se viene”. Las próximas puestas en escena serán títulos clásicos, ya probados, y cuyo éxito fue comprobado en otras temporadas. 

Lo relevante en cuanto al “barrio teatral” no se debe solamente a la cantidad de espectáculos en cartelera sino a los contratos de trabajo que acarrea cada producción. El claro ejemplo está dado por Otra vez sopa, la pieza que protagoniza Enrique Pinti y se estrena el 6 de enero en el teatro Liceo de Buenos Aires. 

En obras anteriores como Salsa criolla y otros clásicos del humorista, un elenco de bailarines, músicos y actores estaban sobre el escenario. Sin embargo, debido a la crisis, una obra con una figura reconocida y un título aceptado es una propuesta segura, pero deja en el camino los contratos de trabajo.

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