Entrevista exclusiva

“El humor no tendría por qué traer dolores de cabeza, mucho menos desestabilizar un gobierno”

A sus 48 años, Freddy Villarreal es uno de los humoristas más solicitados de  la Argentina. El actor y cómico nacido en La Plata se destaca entre otros colegas y es uno de los más respetados del ambiente. De la mano de Marcelo Tinelli, ha logrado explotar su gran talento para las imitaciones, entre las que se destacan las de políticos y presidentes como Fernando de la Rúa (que le trajo varias polémicas), Néstor Kirchner y el actual mandatario argentino, Mauricio Macri.

Este año, Freddy volverá a mostrar su virtuosismo en la pista de ShowMatch, gracias a su participación en Bailando por un sueño. Pese a que se demoró su debut el martes pasado, el actor aguarda con ansiedad su vuelta al show, donde imitará a diversos personajes. Además, actualmente se encuentra arriba de las tablas con el éxito de Carlos Paz, Abracadabra, que lo tiene girando por todo el país. En diálogo con diario Hoy, el artista habló sobre su presente laboral, la política y su próxima incursión en el cine.

—Este año formás parte de Bailando por un sueño, ¿cómo te preparás?

—Nuevamente, después de un año de impasse, la productora me llamó. Marcelo Tinelli tenía interés de tenerme para llevar humor, porque la vida privada mía no le interesa a nadie, salvo a mí y a mi entorno (risas). De esta manera mi tarea no será otra cosa que lo que amo hacer, lo que más me gusta y me gustó siempre, que es hacer reír, generar humor. Así que debutaré con algunos personajes que bailarán cada ritmo oportunamente. 

—También estás de gira con Abracadabra, ¿cómo manejás los tiempos de las presentaciones con tus otros compromisos? 

—La obra es extraordinaria, lo cual hace que un viaje, aún cuando tenga horarios difíciles o se suspenda el vuelo y debamos viajar en un colectivo puesto por la productora, sea fantástico, porque compartimos la noche con mates, truco y la pasamos bárbaro con mis compañeros. Sobre todo teniendo en cuenta que va el elenco y todo el equipo de trabajo completo.

—Tu imitación a Fernando de la Rúa generó más de una polémica y es una de las más recordadas, ¿creés que desde el humor se puede desestabilizar a un gobierno?

—El humor no tendría por qué traer dolores de cabeza, mucho menos desestabilizar a un gobierno. Siempre he dicho que no hay humorista que pueda derrocar a un presidente, si es que este hace las cosas bien, la gente tiene para comer y tiene trabajo. No existiría ningún comediante que pudiera hacerlo. Si se diera el caso inverso, en que la gente no tuviera trabajo ni qué comer, y el país anduviera para atrás, no existiría tarea de un humorista que pudiera fogonear a favor para revertir esa circunstancia. Es decir, que está totalmente descomprometido y fuera de la causa de destronar a alguien. Lo que sí puede hacer un humorista es generar alguna polémica, pero bajo ninguna circunstancia puede derrocar a nadie. Por el contrario, solo se trata de hacer humor. 

A veces sucede que la idea de si un comediante puede o no derrocar tiene que ver con gente que trabaja en el gobierno, que son partidarios o son más papistas que el Papa. Entonces, ese tipo de comentarios tendría más sentido en esas voces. 

—Existían rumores de que el actual Presidente se enojó por tu imitación. En estos casos, ¿Marcelo Tinelli se mete?

—Hasta ahora no me llegó ningún comentario de que no hay que hacer tal o cual cosa. Por suerte, siempre trabajé con total libertad de expresión y nunca nadie me dijo qué tenía que decir. Lo máximo que pude haber tenido es alguna colaboración de libreto de mis colegas, avivando el humor, y no así una editorial política.

—Formaste parte del ciclo Videomatch durante los años 90, ¿qué es lo que más extrañás de esa época?

—Casualmente, el humor. No solamente los sketchs, las producciones humorísticas, los musicales, las cámaras ocultas, los viajes por el mundo de Figuretti. Como protagonista de esos hechos, extraño todo eso y el humor. También entiendo que hay otros estilos de programa, que el contenido mutó mucho y que ha dado resultados muy positivos. 

Está muy bien la senda que tomó Marcelo. Además él siempre le deja un espacio al humor, porque si bien este no es el protagonista directo en ShowMatch, siempre me están llamando para tener, quizá, alguna reminiscencia o no cortar nunca con mi tarea. 

—Después del susto de salud que te tuvo internado más de un mes el año pasado, ¿qué cambios realizaste en tu vida?

—Ninguno. Fumé casi toda mi vida, desde muy chico y dejé de hacerlo hace tres años, mucho antes de haber tenido este episodio de salud que me tuvo postrado en terapia intensiva durante 15 días y más de un mes en el hospital. Igualmente, lo que me pasó no tuvo que ver con el cigarrillo, sino con un problema en los intestinos que ya fue descartado y no tengo más inconvenientes. 

Hago la misma vida que antes y hasta con mayor intensidad. Hay veces que cuando salgo de los ensayos se me pianta un lagrimón por el contraste con lo que fue hace unos meses, y saber que estoy bailando y moviéndome como nunca. La verdad es que me emociona y me enorgullece poder estar en carrera otra vez. 

—Si tuvieras que elegir entre ganar un Martín Fierro, un Óscar o que Estudiantes de La Plata saliera campeón, ¿cuál sería tu opción?

—Creo que si gano o no el Martín Fierro, la verdad es que no me importa. Con Estudiantes estaría más que satisfecho. Por otra parte, un Óscar estaría bueno para la película que escribí y voy a producir. El Pincha me tiene tan bien acostumbrado a sacar campeonatos que si no es un año será el otro. Nos repartimos un año un Óscar y los otros diez, campeonatos de Estudiantes de La Plata (risas).

—¿Qué nos podés adelantar de esta película?

—Todavía nada, pero puedo decirte que es un trabajo que vengo haciendo desde hace un tiempo, es un filme que tiene que ver con el género de la comedia dramática. Estoy muy orgulloso de formar parte de este proyecto, de pergeñarlo desde cero, poder producirlo y dirigirlo. Ahora me estoy juntando con gente a la que le puede llegar a interesar la propuesta. Espero llegar a viajar como lo hacía como Figuretti, pero esta vez con un rollo de película debajo del brazo y otro en el estómago por todo lo que como (risas).

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