El Plan de la Mariposa: “El público de La Plata es el más caliente”

Antes de presentar su nuevo disco, la banda analizó el afluente estudiantil y la influencia liberadora que caracterizan a la ciudad, componentes que convierten en únicos sus recitales

Sebastián, Valentín, Santiago, Camila y Máximo Andersen son cinco hermanos que conforman El Plan de la Mariposa, una banda que completan Andrés Nor  y Julián Ropero, quienes presentan el próximo sábado en nuestra ciudad su último disco, Devorando intensidad. 

Oriundos de Necochea y en franca expansión, los músicos, que impulsan el “rock libre”, tienen en La Plata un fuerte punto de apoyo para su carrera. En la ciudad, la formación brilló en barrios de la periferia, centros culturales, facultades, bares, teatros e incluso en la misma calle. En diálogo con este medio, Sebastián, el cantante principal, anticipó lo que será el show del próximo sábado en calle 58 nº 770.

—¿Cómo se preparan para el show?

—Estamos entusiasmados porque hace mucho que no tocamos en La Plata. Antes lo hacíamos muy seguido, pero ahora hace casi un año que no. Estamos con ganas, La Plata es el público más caliente que nosotros sentimos, y esto trasciende la gran cantidad de gente que nos va a ver, lo cual está buenísimo. Allá hay una libertad especial. Yo pensé una teoría: hay mucha gente del interior del país que llega por la Universidad, o para trabajar, y (este desplazamiento) hace que quienes llegan, se liberen de todos los pesos que traen del pueblito o la ciudad de donde vienen. Entonces, ahí en la capital se reinventan, hay un flash, y en ese reinventarse hay toda una euforia que siento que es distinta. Siempre han sido muy calientes las fechas. Aparte, claro, de que es una ciudad muy rockera.

—¿Siguen a alguna banda platense?

—Admiramos a varias bandas de La Plata, principalmente a El Mató a un Policía Motorizado, pero también nos gusta mucho Un Planeta o Cajale Cazazo. 

—Sus recitales son como rituales, tienen mucha energía, ¿cómo lo logran?

—Nos encanta el “vivo”, es la parte más linda de todo el proceso. Grabar en el estudio y hacer canciones es muy lindo, pero el momento de tocar en vivo es una vuelta energética mucho más fuerte, es algo muy intenso. Es un compartir de muchas personas. La música armoniza, y eso hace que personas que piensen igual en algunos puntos, y distinto en otros, puedan unificarse en ese momento en un solo sentimiento y apagar un poco la mente. La música tiene ese rol, esa búsqueda de calmar el dolor, de conectarnos a todos en una unidad. 

—¿Qué diferencia Devorando intensidad de los discos anteriores?

—No es como el último, Danza de antalgia, que tenía mucha catarsis y estaba marcado por el duelo. Este es un disco más para afuera, que se expande, con una fuerza e intención de sanar, de conectarnos con nuestras emociones y pensamientos más profundos, de poder calmar el dolor y conectarse con el espíritu, que es tan importante.

—¿Cuál es el próximo desafío?

—El contexto es tan desfavorable para mucha gente, es un momento tan duro para el país, que el mismo hecho de mantenerse y crecer lo mínimo ya es un gran desafío. Se están viviendo cosas fuertes, entonces estamos agradecidos de estar donde estamos y poder salir de gira. El sábado también será un gran desa­fío, son canciones que no tocamos nunca en público.

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