El sex symbol que casi se pierde Hollywood por gordo

Chris Pratt es uno de los actores más importantes del momento y tiene uno de los cuerpos más trabajados. Pero estuvo a punto de no participar en Guardianes de la galaxia por su soprepeso

La primera vez que el mundo escuchó hablar de Chris Pratt fue en Parks and recreation, una comedia de NBC que duró de 2009 a 2015, y que nació como spin off de la multipremiada The office. Allí, Pratt era Andy Dwyer, un muchacho con sobrepeso, el patético novio de una de las protagonistas. 

De ese muchacho a Star Lord de Guardianes de la galaxia, o a Owen Grady de Jurassic World y a Jim Preston de Pasajeros hay un abismo en kilogramos. Pero su cambio comenzó en 2011, cuando fue seleccionado para actuar en El juego de la fortuna (Moneyball), con Brad Pitt y Jonah Hill, y, según contó en una reciente entrevista, casi pierde el papel. “Fue la primera vez que escuché a alguien decir: No vamos a contratarte porque estás demasiado gordo”, confesó. Ese día surgió un cambio en él que lo alentó a convertirse en el símbolo sexual que es hoy, porque sus dotes actorales y su magnetismo con el público siempre existieron, lo que era evidente porque su personaje en la serie de culto en la que trabajaba era uno de los preferidos de la audiencia. 

Pero el proceso no fue nada simple. El esposo de Anna Faris (la protagonista de Mom) contó qué hizo para bajar de peso: “Me entrené como si fuese un boxeador profesional. No podía permitirme pagar a un entrenador, así que me puse a correr, hice dieta y dejé el alcohol”. De esa manera el bueno de Chris dejó de ser el divertido y el gordito, para convertirse en el segundo actor más redituable del momento, al hacer recaudar a sus empleadores US$ 125,40 por cada dólar que le pagaron durante 2016.

En abril se estrena Guardianes de la galaxia 2, la muy esperada secuela de la película en la que casi no trabaja, porque James Gunn, su director, lo consideraba como “el actor rechoncho de Parks and recreation”. El cambio le salió “redondo”.

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