“El tango era la música más potente del mundo en los años 20 y, a mi criterio, lo sigue siendo”

Javier Calamaro reeditó Próxima vida, el disco que lanzó en 2015 y que le sigue dando réditos. El artista conversó con este medio sobre su profesión y acerca del género que disfruta tanto como el rock

Cuando no es tango, es rock. Y viceversa. Para Javier Calamaro la expresión de su trabajo no puede quedar encasillada. De hecho, mientras producía Próxima vida, el disco que lanzó al mercado en 2015, sus recreos consistían en preparar su segundo álbum tanguero: La vida es afano (2014). 

“Cuando subo al escenario a cantar rock, quiero tocar tango y también me pasa a la inversa”, aseguró el intérprete y agregó: “El tango, que es argentino, tiene tanta personalidad... No es parecido a otra cosa. Era la música más potente que había en el mundo durante los años 20 y, a mi criterio, lo sigue siendo”. En diálogo con diario Hoy  se refirió a la reedición de su último trabajo discográfico, su vida alrededor de la música y las ganas que tiene de que sus producciones lleguen a la mayor cantidad de gente posible.

—¿Por dónde pasa el concepto de Próxima vida?

—De alguna manera compilé, a lo largo de cinco años, todo lo que me había gustado en mi vida. Eso incluye una de las primeras canciones que me aprendí, que fue la que me enseñó mi hermana cuando yo tenía 11 años y ella estaba exiliada en París viviendo en la casa de Atahualpa Yupanqui, en 1977. Piedra y camino la hizo mi hermana en honor al hombre que le estaba brindando estadía, a ella y a su hijito. Esto surgió porque ella vino de visita, ya que ahora vive en México. Entonces en este disco incluí eso, todo lo que fui juntando, desde lo que dejé afuera del álbum de tangos, porque eran canciones a las que quería darles una impronta más rockera, hasta algunos de los temas más lindos que compuse en mi vida, junto a otros inéditos. 

—Lo fuiste haciendo muy tranquilo…

—Fue todo lo contrario a los trabajos que acostumbramos hacer los artistas, donde preparamos un repertorio. En este caso, dejé que la vida fluya, que me vaya trayendo canciones. 

—¿Cuáles son los invitados en esta nueva producción?

—El Coco Silly, que es mi amigo y apareció porque faltaba un recitado en el disco. Hubo una parte que no quise dejar que fuera instrumental porque iba a sonar demasiado grandiosa, entonces lo bajé a tierra, al barro. Él tiene una voz para recitar que es increíble, le vino bárbaro a la canción, que es irónica, cínica y cruda a la vez. Paola, mi mujer, participó del videoclip y diseñó algunas de las tapas de mis discos. También estuvo mi hermano, Coco, otro amigo que no canta y los integrantes del Cuarteto de Nos. 

—¿De qué forma encarás tus trabajos?

—Creo que hago lo que quiero. A mí no me importa ganar más plata, lo que quiero es que mi música se escuche. Siempre tuve esa postura más allá de los compromisos comerciales. Después de mi período con Sony, pasé a otro sello discográfico que no me permitía difundir libremente, Pero, finalmente lo hice y nadie se quejó. Y eso no lo hice por un acto de rebeldía, sino porque me pareció que era lo correcto. Es más, lo sigo haciendo.

La vuelta de Los Guarros: en septiembre habrá un nuevo álbum

Entre 1988 y 1996, Javier Calamaro formó una banda muy recordada por los seguidores del rock nacional: Los Guarros. Durante esos años, la agrupación editó seis discos y tuvo el orgullo de telonear las visitas de Joe Cocker, Brian May y los Guns N’ Roses, hasta que el cantante decidió seguir su carrera como solista. 

A veinte años de la disolución, los integrantes de Los Guarros se reencontraron y el actual sello con el que Calamaro trabaja les propuso grabar un disco, que según confirmó el intérprete, llegará en el mes de septiembre.

—¿A qué se debió el regreso?

—Tocamos en algunas fechas, como en Cosquín y en el Rosedal. Nos juntamos después de veinte años. Le había perdido el rastro a Daniel Herrera, el Gitano. El baterista que está conmigo hace mucho tiempo fue el último que tocó con Los Guarros, me contó que se lo había cruzado al Gitano y yo no entendía nada porque lo último que sabía era que estaba viviendo en Estados Unidos. Me pasó su teléfono y nos pusimos a hablar súper contentos. Fue tanto el entusiasmo de la primera charla que a partir de ese día propusimos el regreso. 

Empezamos grabando los mismos temas pero en versiones muy potentes, con otro concepto, sacando capas en la producción, haciendo arreglos más simples, más directos, con sonidos más duros, todo más concreto. A las canciones viejas, les modifiqué la letra, agregando o quitando partes, tiré a la basura las versiones de los 90, quedaron buenísimas. Llegamos al punto en el que el sello discográfico que me produce los discos solistas propuso editarnos el álbum. Así fue que, con nueve temas viejos readaptados, más tres nuevos, saldrá un disco en septiembre. 

“El folclore viene por parte de mi papá; el rock, por Andrés”

A los once años, Javier escribió su primera canción, con tintes bien políticos en contra de la Dictadura. “Estaba obsesionado con el terrorismo de Estado y en mi casa se escuchaban muchos artistas, muy politizados”, contó el músico.

El legado familiar es muy importante para Javier Calamaro, que en su último disco invitó a su hermano Andrés, a quien le debe mucho de su formación. 

“El folclore viene por parte de mi papá; el rock, por Andrés”, dijo el cantante. Quien también participa en sus trabajos es Paola Montes de Oca, su compañera de vida, una artista plástica que estuvo en varios videoclips suyos. “Es una diseñadora muy buena y pintora, entonces se acopla desde ese lado, todo queda en familia”, sostuvo Calamaro.

—¿Cuál es la historia detrás de la inclusión de Bésame mucho en el disco?

—Una noche me fui a la casa de Andrés, para visitarlo, incluso estaba junto a mi mujer y mi suegra, así que definitivamente no iba a hacer música. Cuando llegué, abrió la puerta prácticamente con un micrófono y dijo que estaba grabando algo que le hubiera encantado a nuestra madre, que sería un patrimonio de la familia. Entré y estaba haciendo una versión increíblemente bien cantada de Bésame mucho. Así, el bolero preferido de mi mamá terminó en Próxima vida por accidente. La versión del tema estaba perfectamente cantada pero muy mal instrumentada y producida, encima estaba preparada para dueto porque dejó una estrofa para él y una libre repetida, por lo que obviamente quedaba bien de a dos. Grabé eso, me llevé las voces y le puse la música de vuelta con mi banda, siendo una de las experiencias más hermosas que formaron parte de Próxima vida.

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