Hablan por la Espalda, un tesoro musical uruguayo: “Argentina nos impactó”

Una de las bandas más importantes del under uruguayo que cuenta con más de 20 años de carrera habló con diario Hoy. Sangre, su último álbum, fue elegido en 2016 como el mejor disco de rock. El sábado se presentará nuevamente en La Plata

Fermín Solana es el cantante de Hablan por la Espalda (HPLE), grupo que nació en Montevideo en el año 1996 dentro de los preceptos musicales que el hardcore y el punk le habían impreso a miles de jóvenes rioplatenses. Como ellos, hubo cientos de agrupaciones en esta parte del mundo que se formaron bajo esa liturgia, pero ninguna cambió y agregó estilos a su música, tan rotundamente y sin perder la energía inicial, como esta banda. Con el tiempo se convirtieron en referentes de la escena independiente sudamericana. 

Con varios discos en su haber, los dos últimos Macumba (y su lado B La Ceremonia) y Sangre, elegido por el público como el mejor disco de rock del año en los premios Grafitti, (los Gardel uruguayos), el candombe y la psicodelia comenzaron a hacerse parte del menú que la agrupación ofrece en sus incendiarios recitales y sus logrados discos. 

Solana, en voz, es acompañado por su hermano Martín “Tuka” Solana y Valentín Guerreros en guitarras, Victor Borrás en bajo, Andrés Varela en teclados, Charly Priario en batería y Manuel Piriz en percusión. 

El cantante también ejerce como periodista y tiene en nuevosatletas.com su revista digital, donde publica crónicas relacionadas con la cultura, comida, viajes y demás. Cerca de la medianoche atendió a diario Hoy y repasó parte de lo que significa su banda, su conexión con la Argentina y con la ciudad de La Plata, en la que se presentarán la noche del sábado en el Pura Vida. 

—Has tenido esta banda por más de la mitad de tu vida, ¿qué representa para vos?

—Es un refugio, y a su vez es una vía de escape. Representa lo mágico dentro de mi vida: que te pegue como un ácido, incluso en un ensayo. Y también es la sensualidad, el riesgo, el quiebre con lo ordinario. El motivo para viajar y compartir días con mis amigos en otros países. La fórmula para ser joven y por momentos acariciar cierta inmortalidad. Es mi hermano (Tuka) dejando la vida cada semana para que este proyecto siga aumentando. También dejarse arrastrar a la locura, que al final de cuentas, parece necesaria para terminar de captar dónde está la belleza y apropiarse de ella.

—Han tocado tanto en la habitación de una casa como frente a miles de personas en el Ciudad Emergente, ¿qué significan la Argentina y La Plata para HPLE?

—La Argentina fue, durante mucho tiempo, nuestro destino más frecuente. Hubo años donde tocamos más en Buenos Aires y La Plata que en Montevideo, donde estuvimos bastante vedados porque la actitud de la banda en el escenario generó una especie de boicot en los boliches. 

Sniffing records (sello argentino) fue el primero que editó material nuestro, lo que nos valió que tuviéramos un público bastante leal en la Argentina. Ese país nos generó un gran impacto. Conocimos mucha gente, hábitos, palabras, comida, trenes, música, sustancias, la calle, bondis, cerveza, fernet, tugurios, modas, miseria, ideologías, fútbol, y conocimos el hecho de ser uruguayos en la Argentina. De La Plata tenemos gratos recuerdos, la mayoría de las veces que fuimos tuvimos conciertos salvajes, con la gente descontrolada y la banda prendida fuego.

—Si bien el estilo musical fue cambiando y también tu forma de cantar, el componente poético y social sigue vigente ¿qué trabajo hacés para escribir?

—Las letras nunca me resultaron fáciles y con los años, de hecho, se me ha vuelto más difícil. Soy bastante selectivo con las palabras que uso. La composición parte de la música. 

A veces tengo frases anotadas que sí pueden cuadrar y muchas otras me ayuda mi hermano, que compone buena parte de las canciones y me tira un disparador, una primera frase. Es un ejercicio que usamos en Macumba y Sangre, y me ha servido bastante.

Creo que escribir una letra es análogo a hacerte un tatuaje. Cuando escribís queda para siempre y tenés que identificarte con lo que cantás durante muchos años. Sin dudas me es más fácil escribir un texto de 8.000 caracteres que una letra de canción. Un tema tiene que generar que la gente lo cante, grite, sienta como propio, y eso no es fácil de lograr. Independientemente de las interpretaciones del público, lo que me hace muy bien es ver a la gente cantándolos en los conciertos.

— ¿Qué elegirías del hardcore, el punk, el rock, la psicodelia y el candombe?

—No podría hacer discriminación entre el hardcore y el punk: siempre los entendimos como un mismo sentimiento, más allá de diferencias de género estrictamente musicales. Se trata de una de las más poderosas enseñanzas de toda la vida, principalmente el concepto del “hazlo tu mismo”. Pero también significaron una influencia gigante para elegir mi camino en la vida, dedicarme a escribir y a hacer las cosas que me gustan, por más que no sea el recorrido más fácil. 

El rock entró en HPLE alrededor de 2001. Cuando nos llegó The Stooges (la primera banda de Iggy Pop), y nos pusimos mas grasientos, más sexuales. Estábamos tan ensimismados con el rótulo hardcore-punk que creíamos odiar el rock y sus actitudes en apariencia pretenciosas. No lo entendíamos.

La psicodelia es la carga lisérgica que, considero, el rock tiene que tener para que la experiencia musical haga efecto en varios sentidos a la vez y sea capaz de llevarte a otra dimensión. A mi me gusta la música cuando se pone psicodélica, cuando me hace perderme. El candombe puede hacerlo.

—¿Qué hay en el futuro para HPLE, después de Sangre y las recopilaciones de la temprana formación?

—Tenemos una maqueta con seis temas y muchos otros en proceso. La meta es grabar un disco este año. También queremos seguir creciendo en lo que venimos generando hace años, ser una fuente de inspiración y causar en la gente lo que las bandas que amo generan en mí.

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