Hollywood y la eterna juventud

Después de que el cambio estético de Renée Zellweger despertara todo tipo de comentarios, se reavivó el debate sobre la exigencia de pasar por el bisturí que tienen las estrellas

Una aparición en la alfombra roja bastó para que la población mundial estuviera hablando del mismo tema: la nueva cara de Renée Zellweger. Si bien no es la primera vez que la actriz sorprende por sus cambios drásticos, sí es la primera en que su aspecto generó controversia y fue trending topic en Twitter.

Si bien la actriz estuvo ajena a las críticas, quiso responder al revuelo generado: “Estoy contenta de que la gente me vea diferente”, afirmó a la revista People. Ella se siente feliz con su nueva, y tan comentada, imagen. “Estoy viviendo una vida feliz y diferente, más plena, y estoy encantada de que se note”, destacó. “Durante mucho tiempo no hice un buen trabajo. Llevaba un horario que no era realista y que no me permitía cuidarme. En lugar de detenerme a calibrar, seguí corriendo hasta que estuve agotada. Finalmente elegí hacer cosas diferentes”, agregó sin hablar en concreto de su retoque.

Cabe destacar que la magnitud que alcanzó la noticia abrió de nuevo un debate que siempre estuvo en vilo: ¿Es Zellweger una víctima más de la presión que ejerce la industria del entretenimiento?  

“No pierdo trabajos por mostrar mi ideología, los pierdo porque engordo y me hago mayor”, decía Susan Sarandon al respecto. Es sólo una de las muchas actrices que ha denunciado la obsesión de Hollywood por la eterna juventud. Intérpretes como Kate Winslet, Meryl Streep, Emma Thompson o Jodie Foster se han mostrado contrarias a la cirugía como método para alargar sus carreras profesionales. “Prefiero que digan ‘esa chica tiene una nariz fea’ a que comenten ‘a esa chica le han dejado fatal la nariz”, afirmó Foster en una ocasión.

Mientras que en su momento todo el mundo alabó el hecho de que Renée Zellweger engordara para meterse en el papel de Bridget Jones. Ahora a la misma actriz le llueven las críticas por haber cedido a la presión que se ejerce sobre su trabajo. ¿Es Zellweger la nueva mártir del mundo del espectáculo?