“La indiferencia de la gente es lo que hace que los artistas se retiren”

Así lo afirmó Jairo, quien esta noche llegará a La Plata junto a Juan Carlos Baglietto para presentar Historias con voz, un show único en el que repasan lo mejor de sus destacadas trayectorias

Juan Carlos Baglietto y Jairo son dos voces históricas de la música popular argentina. Ambos artistas gozan de una trayectoria de más de 40 años arriba de los escenarios y recientemente decidieron unir fuerzas para confluir en un show único, titulado Historias con voz, en el cual ofrecen un destacado repertorio, aquel que los hizo brillar en toda su carrera.

Esta noche, los talentosos artistas desembarcarán en La Plata a las 21 en el Coliseo Podestá (10 entre 46 y 47). En un dialogo cálido con diario Hoy, Jairo habló sobre la gestación de este espectáculo, su riguroso trabajo para llevarlo adelante y su compromiso constante con la música. “Cuando uno hace un espectáculo como este, no sabe a dónde va a ir a parar ni qué va a pasar, más cuando uno está acostumbrado a hacerlo solo. Así que lo que pensamos es qué pasa cuando uno innova, hace algo diferente, si sumará o restará público, cómo será todo el asunto. Pero bueno, nos salió muy bien y fue una idea luminosa, porque hasta ahora estamos poniendo el cartel de localidades agotadas por todas partes”, destacó.

—¿Cómo fue el momento en que acordaron este dueto junto con Juan Carlos Baglietto?

—Sucedió de una forma muy fortuita. La verdad es que me llamaron para un programa de televisión, Morfi, conducido por Gerardo Rozín. La propuesta era para ir a cantar un día domingo en un almuerzo especial y acepté, pero si iba con alguien. Lo llamé a Juan y él no tenía muchas ganas. Pasa que ir a cantar a la televisión es difícil, porque los medios que utilizan no son los mejores. Le ponen mucha onda, pero la técnica es compleja. De esta manera, hablamos con la gente del canal, nos garantizaron un montón de cosas y fueron todos extremadamente amables con nosotros. La idea era que cada uno tocara una canción y después hiciéramos una juntos, pero el repertorio duró una hora y media. 

Con la medida del minuto a minuto la audiencia subió de una forma increíble, tenía 11 puntos de rating en un domingo, una cosa de locos. Nos llamaron y nos felicitaron, fue impresionante, un día excepcional en ese sentido. Entonces Rozín nos dijo “por qué no hacen esto en vivo”, ya que evidentemente a la gente le había interesado. Pero también tuvo que ver con circunstancias especiales, porque justo era fin de semana, todos estaban en sus casas mirando la televisión, y no sabíamos si se iban a desplazar para ir a un teatro. Nosotros propusimos juntarnos para tirar las ideas sobre una mesa y ver qué chances había de hacerlo o no. Así fue que nos vimos y charlamos. Somos muy amigos desde hace muchos años, y tiempo atrás trabajamos juntos en un show  mío en el que Juan hacía la puesta en escena. De esa experiencia guardo el mejor de los recuerdos. 

—¿Cómo eligieron el repertorio?

—Elegir el repertorio fue un “poco doloroso” porque tuvimos que desechar algunas canciones, aunque buscamos las que mejor se adaptan a este formato. Además de las guitarras, sumamos un set de percusión, un contrabajo, tecladista. Empezaron los ensayos y cuando estuvimos preparados comenzamos a juntarnos con los músicos. Después alquilamos un estudio de grabación, ensayamos en condiciones como si estuviéramos en un teatro. Solo al hablar del tema, hubo un interés inmediato de distintos lugares, y un productor se interesó dando forma a esta puesta en escena. 

—¿Con qué se encontrará el público en este show?

—Quiero decir algo muy importante para la gente que vaya al espectáculo: cantar en un dúo durante dos horas significa hacer un trabajo musical muy grande para llegar a pulirlo y perfeccionarlo. Los dos somos muy exigentes y hemos trabajado minuciosamente cada aspecto del show: la escenografía, las luces, todo es muy creativo. 

Introducimos a la gente en un ambiente muy familiar, queremos que estén inmersos en un espacio que no les sea desconocido. Hay un poco de una cosa industrial, columnas de hierro eléctricas, tenemos un telón pintado con un hermoso paisaje que cambia de colores y enseña los diferentes momentos del día. También como ornamento extra hay una gran cantidad de faroles, de esos que se usaban en el ferrocarril y están colgados en distintos niveles, dando una gran profundidad a la escenografía.

—¿Qué cábalas tenés antes de entrar a escena?

—Entro siempre con el pie derecho. Agarré una cábala cuando vivía en Francia que consistía en que el director y el dueño del Teatro de París me dieran un empujón cada vez que actuaba en el escenario. De esta manera salías como corriendo, trastabillando.

—¿Cómo ves la Argentina para ejercer la profesión?

—Bien, aunque está un poco complicado con el asunto de los espectáculos gratuitos. La gente debe pagar una entrada, que son caras en general, porque si no, no podés montar un concierto. El mundo del espectáculo no es ajeno a la realidad en general. Todo está muy caro, en este momento de la Argentina los precios son altísimos en cualquier terreno. Entonces, para montar un show necesitás de un presupuesto grande, y luego si hacés un espectáculo enorme tenés que cobrar la entrada para que eso sea rentable. En fin, es muy complicado, sobre todo en estas circunstancias. Igual creo que son momentos que ya he visto. Empecé a cantar como Jairo hace 47 años, así que conozco muchos altibajos en el mercado del arte en general, y de la música en particular. Lo más importante es que los artistas continúen con su labor.

—La música te trajo hermosos momentos y también situaciones terribles, ¿alguna vez pensaste en dejar todo y cambiar de profesión?

—La música no me ha dado ni una sola tregua. Llevo cantando desde que tengo 20 años y voy a cumplir 68 el próximo 16, nunca dejé de cantar, de grabar un disco, de viajar, de presentarme en muchísimos lados. Siempre viví la música a un nivel muy alto durante toda mi vida, y nunca se presentó ni por asomo la posibilidad de abandonar todo. Considero que la indiferencia de la gente es lo que hace que los artistas se retiren, no solo los músicos.

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