Las Ineses: una película desopilante ambientada en los 80

María Leal, Brenda Gandini, Luciano Cáceres y Valentina Bassi son los protagonistas del filme dirigido por Pablo José Meza, una comedia costumbrista que lleva al espectador a un interesante viaje en el tiempo en el que un error desencadenará la más insólita situación

Ambientada en los 80, el filme dirigido por Pablo José Meza tiene una desopilante trama cómica que nace con una confusión: Carmen y Rosa van juntas a dar a luz al hospital. Las mujeres son vecinas y sus maridos, Pedro y el negro Ramón, se apellidan García. Ese mismo día muchas mujeres asisten al hospital del pueblo para dar a luz. Cuando los García conocen a sus hijas, la sorpresa es inocultable. Pedro cree que la beba “morochita” que reciben de la enfermera no se parece a nadie en la familia -él, su esposa y sus otras hijas son rubios-, y los gritos enfurecidos del negro Ramón juran que la criatura rubia y pálida que le acaban de entregar a su mujer no le pertenece. De esta manera, esta película costumbrista plantea de inmediato una incógnita: ¿qué hacer con las dos pequeñas? En una época en la que no existía el test de ADN, el consejo de los directores del hospital es esperar a que las pequeñas desa­rro­llen rasgos de sus familias y entonces compararlas.

Los protagonistas de esta insólita historia, Brenda Gandini, Luciano Cáceres, María Leal (quien encarna a Dominga, una rebuscada abuela) y Valentina Bassi nos adelantan todos los detalles de esta producción que llegará a los cines el próximo 13 de octubre.

—¿Cómo nace este proyecto?

PM:—Después de mis dos primeras películas comencé a dar talleres de guión y ahí una alumna, Victoria Mammoliti, que es la coguionista de la película, empezó a trabajar sobre uno que me interesó para que fuera mi tercer proyecto fílmico. El germen de los personajes es un poco autobiográfico de Victoria, pero no la historia. La trama está inspirada en diferentes hechos que fuimos viendo que ocurrían en el mundo, donde estas confusiones o equivocaciones en los hospitales son comunes, se suelen confundir e intercambiar bebés accidentalmente. Ese germen dramático fue atravesado por la comedia y de ahí surgió la trama de la película.

—¿Pensaste de inmediato los actores para cada papel o eso se dio luego?

PM:—Eso fue mucho después. Con Victoria escribimos el guión y luego, cuando con la productora comenzamos a planear la película, ahí fuimos pensando en el elenco. Por lo general, nunca pienso en ningún actor cuando estoy escribiendo un guión porque eso coarta al personaje. El elen­co de Las Ineses es increíble, fundamental.

—¿Cómo les llega este proyecto?

BG:—Yo ya había trabajado con Pablo anteriormente en un personaje muy chiquito que hice en La vieja de atrás, uno de sus filmes, y me había dicho en su momento “en algunos años te voy a volver a llamar”, y bueno, lo prometido es deuda. Me llamó, me dijo “tengo un personaje para vos, sos mi Carmen”. Lo leí, me encantó, me pareció preciosa la forma en que estaba contado y dicho desde el guión. Me remitía mucho a mi ciudad y me parecía una comedia con personajes muy transparentes, muy bondadosos. Creo que es una película que se remó desde el primer minuto. Aveces hacer cine es bastante complejo y nosotros le pusimos mucho amor. Estamos enamorados de esta película.

LC:—Llegó en un buen momento y agradecí que Pablo me llamara para este rol, porque me suelen llamar para los villanos o papeles más oscuros o complejos. Cuando leí el guión me gustó mucho el género y que ocurra en otra época. Volver a hacer una comedia blanca, pura, de seres tan sencillos y humanos me interesó un montón, como el elenco y la historia. Es muy linda. Me gusta que deje como mensaje que desde el amor todo se puede lograr.

Es muy divertida, además, sobre todo teniendo en cuenta el momento que estamos transitando. Porque creo que lo que consumimos o lo que nos hacen consumir tiende a ser más “pirotécnico”.

VB:—Me encantó el guión y que me convoquen para una comedia que no suele suceder en cine. Eso ya fue algo muy lindo. Es una historia que no es disparatada, ni de gags, ni de enredos: es una comedia de situación, más particular. Lo principal para mí era que todos fuéramos para el mismo lado, porque a mí como espectadora no me gusta ver un actor haciendo su show y otro haciendo otra cosa. En la comedia podía pasar y creo que el trabajo preciso fue ese: encontrar el tono.

—Tu personaje también tiene una cuestión dramática… ¿qué te atrapó del guión?

VB:—Cuando te dan para actuar “vos tenés un secreto” es lo mejor que te puede pasar, porque ya tenés algo que hacer en todas las escenas, estás escondiendo algo. Eso como actor es lo mejor que te puede pasar.

ML:—En mi caso, mi representante me envió un e-mail con el guión. Esto siempre lo cuento, porque es notable. Leí toda la historia desde el celular, porque abrí el archivo desde ahí para ver qué era. Empecé y nunca pude parar. Lo vi desde un celular chiquito y eso que yo no veo bien (risas). Me fascinó el hecho de que sea una comedia luminosa, con personajes tan amorosos, que no se ven últimamente en el cine. Es una comedia blanca, de gente buena. Entonces lo corroboré con mi representante y luego me reuní con Pablo (el director). Quedé encantada con él, además estuve averiguando qué otros actores se sumaban al elenco, porque a mí me gusta trabajar con buena gente, que no se cree nada, laburadores. Luego de eso le dije a Pablo que esperaba cumplir su sueño, porque en definitiva los actores prestamos el cuerpo como instrumento para cumplir con los sueños del director.

—¿Qué pensaste de Dominga, tu personaje?

ML:—Fue muy lindo el tránsito de la película, el trabajar con todos estos chicos. No queríamos que terminara nunca. Por lo general tenés por contrato una cantidad estimada de días, pero yo quise estar todo el tiempo ahí. Creo que la gente que vaya a verla va a notar eso, va a ver esa luminosidad, eso que tanto necesitamos los argentinos en los tiempos que corren.

—¿Cómo fue trabajar con niños en el set?

PM:—Yo tenía la experiencia de trabajar con chicos por mi película Buenos Aires 100 kilómetros, en la que había un grupo de cinco chicos de 12 años. Me divertí muchísimo porque ellos no son actores, sino que están jugando a interpretar algo y eso distiende y permite jugar. Los chicos son muy generosos porque no se esconden nada, no tienen ningún vicio y te entregan todo lo que son.

BG:—Con los nenes teníamos muchas escenas y dije “qué difícil”, porque soy madre y conozco el mundo de los niños. Pero fue hermoso, nos dieron mucho lugar para jugar. Los niños actores no tienen noción de lo que está bien y que está mal, ellos se mandan y sin ninguna vergüenza. Eso ayudó, estábamos mucho más sueltos, porque en mi caso yo me he vuelto cada vez más exigente y hay cosas que no quiero repetir, como los modismos o gestos que te salen por naturaleza. En este caso los niños éramos nosotros (risas).

VB:—Trabajar con niños a mí no me gusta, me aterroriza. Fue todo un tema porque había bebés y niñas. La verdad es que nos dieron una gran lección en cuanto a lo lúdico, lo cual es muy necesario. Fue genial, siempre te terminás llevando una sorpresa. 

—No se notó el desagrado…

VB:—Es que mis personajes generalmente tienen un chico y a veces eso te desconcentra, porque trabajar con niños es muy particular, tenés que tener muchos reflejos.

LC:—Creo que se armó un elenco increíble, de buena gente. Fue algo muy familiar, yo iba con mi nena, incluso ella y la hija de Pablo aparecen en una de las escenas. Fue algo muy lindo. Trabajé varias veces con chicos y fue excelente, en este caso porque optimizaban mucho el tiempo, se priorizaba su tarea y después nos quedábamos jugando.

La simpleza de otra época 

Valentina Bassi toma su celular mientras aguarda por la nota. No entiende qué son las “historias de Instagram” y consulta qué se hace en ese sector que da como opción la red social. Se sorprende cuando le indican cómo funciona, como si fuera una niña, ríe y graba sus primeras intervenciones. 

Las Ineses preserva esa inocencia, pero de otra era, en donde los teléfonos móviles no existían, pero sí la hora de la siesta y jugar en la calle hasta que, a los gritos, tu mamá llamaba avisando que estaba la cena.

“No me adapto a la tecnología, es todo muy rápido. Va cambiando todo”, dijo Brenda Gandini. “Creo que es una época que se extraña (...) no existía esa noción de peligrosidad y es una lástima que se haya perdido eso. Lo veo con mi hijo, que lo tengo que estar controlando todo el tiempo”, afirmó sobre la época en que se centra el filme. “La época en la que está ambientada, al margen de que funcione para la historia, es muy linda. Siempre es grato cuando desde la ficción podés volver en el tiempo”, reconoció Luciano Cáceres sobre la experiencia.

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