Liliana Herrero, entre las raíces y el futuro

El domingo, la intérprete entrerriana se presentará en la ciudad junto a su banda. Repasará su repertorio y adelantará temas de su próximo disco, que incluirá, entre otras, obras de Atahualpa Yupanqui

"No recuerdo momento en que la música no haya estado presente en mí”, sentencia a Hoy Liliana Herrero, quien el próximo domingo, desde las 20, se presentará en el Galpón de Encomiendas y Embalajes de La Grieta (18 y 71), en el marco del Ciclo de Música Popular. Después, vienen las explicaciones. En su casa de Villaguay, un pequeño pueblo de la provincia de Entre Ríos, abrazado por los ríos Paraná y Uruguay, su padre levantó “una enorme discoteca con música clásica; folklore y otros ritmos. El mundo musical de mi padre era muy ecléctico, pero si tuviera que fijar una orientación en la audición que tenía mi padre diría que la música hegemónica era la clásica”.

Luego, en una trayectoria que lleva casi tres décadas, se ha empeñado en el diálogo entre géneros, en re-interpretar, con su voz, distintas voces: desde Atahualpa Yupanqui, Cuchi Leguzamón, Jorge Fandermole o Juan Falú hasta Luis Alberto Spinetta, Miguel Abuelo, Lisandro Aristimuño y Fito Páez -“que me inventó la vida musical que inicié en el ’87, dándome la posibilidad de conocer amigos maravillosos”-, reconoce.

Esa larga búsqueda de memorias musicales desembocó en Maldigo (2013), su más reciente álbum, que será tema de repaso en su concierto del domingo, cuando también habrá lugar para “algunos temas que estamos armando para el disco que viene, un trabajo con sonoridad acústica, buscando en los acordes de Atahualpa Yupanqui, Buenaventura Luna y autores de esa etapa del folklore previa al Cuchi Leguizamon”, adelanta a este diario Pedro Rossi, guitarrista de la banda que acompañará a la cantante y que se completa con Ariel Naón (bajo y contrabajo); Martín Pantyrer (vientos) y Mario Gusso (percusión). Mientras que Diego Rolón será el músico invitado.

El arte de la interpretación

La calidad interpretativa de Herrero, esa cadencia que va y viene entre el tono estridente y el susurro, fue reconocida, incluso, por Mercedes Sosa, quien alguna vez aseguró: “Es mi sucesora”. “Ella fue la cantante argentina que mejor eligió su repertorio -elogia Liliana-. Muchas veces le decía: ‘Mercedes, ya cantó todo usted, ¿ahora qué hacemos nosotros?’. Fue una extraordinaria mujer, no sólo por su canto, sino por su sabiduría y sensibilidad”.

En esa difícil tarea de seleccionar el repertorio, la intérprete concluye que “muchas canciones están definidas por un mensaje poético o un diseño melódico, por la posibilidad de interrogarlas armónica y rítmicamente. Yo me tomo años para grabar un disco, necesito amasar la canción. No obstante, mi versión no es mejor ni peor que la original, simplemente es una hendija nueva para mirar. No se trata de hacer juicios de valor; el arte no tiene evolución, funciona circularmente y no va hacia un futuro mejor: eso dejémoslo para la política, la historia o la vida de las personas”.