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Nico García, un paraguayo enamorado de la TV argentina

El actor, de 37 años, se popularizó gracias a su interpretación en La leona, la ficción de Telefe, y ya se siente parte de la trama urbana nacional 

Cuando tenía 21 años, después de haber probado varias carreras, Nico García Hume siguió los pasos de una chica que le gustaba, tomó unas clases en un taller de teatro y terminó más enamorado de la actuación que de su compañera. Allí, conoció a Tana Schémbori, una de las directoras de la mejor producción cinematográfica paraguaya de la historia: Siete cajas (2012). Ella se convirtió en su mentora y lo llevó a la televisión en la tira González vs. Bonetti (2005), que fue un éxito en Paraguay.

—¿Qué es lo que más extrañás de ese momento, más amateur, de tu carrera?

—La energía, esa locura de querer hacer todo, de llevarte el mundo por delante, de hacer treinta mil producciones y tener muchos sueños. Lo que no extraño es no tomarme en serio del todo los proyectos.

—¿Cuál es la parte que más disfrutás de la profesión?

—Creo que lo que más me gusta es poder vivir muchas vidas. Para mí es lo que más disfrutan todos los actores.

—En 2010 llegaste a la Argentina, ¿qué fue lo que te impulsó?

—Sentía que en Paraguay había hecho todo lo que tenía ganas y decidí seguir creciendo, entrenando con profesores, curioseando.

—¿Qué referencias tenías de la televisión de acá?

—La producción argentina es de mucha calidad, nosotros vimos mucha televisión de este país, que nos llegaba por cable. Hubo novelas maravillosas, historias muy bien contadas, actuadas y realizadas

—Malena Pichot y La leona son dos puntos importantes en tu carrera, por lo menos en la  Argentina

—Fueron dos participaciones muy importantes. Con Malena fue lo primero que hice en tele acá y me puso en un lugar muy lindo de comedia, muy bien recibido por el público y me gustó mucho lo que se generó. Después, conocí a Nancy (Dupláa) como persona y como actriz, actué en La leona que era una ficción más masiva, y fui el compañero de la protagonista. Todo eso me trajo cosas muy gratificantes que pude disfrutar en muchos capítulos. Fueron picos altos en mi carrera.

—¿Cómo te llevás con Buenos Aires?

—Me encanta. Estoy enamorado de Buenos Aires, viviría en once barrios. Me siento parte de lo urbano, hago muchas cosas, voy mucho al cine, al teatro, hay museos y parques que me encantan, conocí gente muy buena, amigos que siento que están hace años. 

Una mirada hacia casa

En más de una oportunidad, Nico contó que ser paraguayo le había jugado a favor en su carrera, pero el orgullo trasciende la utilidad que tuvo al mudarse a la Argentina. En alguna entrevista televisiva bromeó sobre cómo utilizaba las libertades que los directores de turno le daban a la hora de explotar el acento guaraní de sus personajes.

Durante el rodaje de Jorge, la miniserie producida por Malena Pichot en la que interpretaba a Julio César Rodríguez, un estudiante paraguayo, hubo escenas en las que, cuando le pedían que hablara en guaraní, se salía del libreto y terminaba diciendo barbaridades que pasaban desapercibidas para quienes no conocían la lengua. “Mis amigos no podían creer las cosas que decía”, afirmó Nico García.

—Varias veces dijiste que la producción paraguaya estaba bastante “verde” pero, ¿hay algo en lo que se destaque?

—Sigue bastante verde todavía, no tenemos más de cuarenta películas en nuestra historia. Pero también hay cosas que están muy bien, que les va muy bien afuera, como Siete cajas, Cuchillo de palo o las películas de Pablo Lamarque. Estamos empezando a buscar nuestra identidad, definiendo qué queremos mostrar y proponer. Creo que vamos por el buen camino, porque hay mucho talento.

—¿Qué pasó con el fenómeno Siete cajas?

—Es una película maravillosa de la que voy a estar muy agradecido de haber participado. Le fue muy bien en la Argentina. Si bien estuvo en pocas salas, metió como 70.000 personas y es una de las obras latinas no argentinas con mejor número. Quizás me hubiera gustado que estuviera en más salas, pero es también el precio que hay que pagar por no tener historia en el cine.

Los proyectos para 2017

El actor, que acaba de cumplir 37 años, afirma que no hay un género o una plataforma en la que se sienta más cómodo, sino que eso depende de la gente que tiene alrededor. Durante mucho tiempo, se dedicó a formarse en talleres de clown, una de sus pasiones: “Es muy divertido perderse en el ridículo, es muy sano y constructivo”, afirmó García al respecto. 

Con más de cinco años en el país, se ha hecho de grandes amigos que también se han transformado en sus referentes: Ricky Music, “un gran comediante”, Félix Buenaventura, Ludovico Di Santo, Andrea Rincón, Nancy Dupláa, Andrea Pietra, enumeró Nico, quien opinó que Julio Chávez  es un actor “maravilloso” y Rodrigo de la Serna un intérprete “muy completo”.

—¿Qué se viene para este año?

—Ahora en marzo, una película dirigida por Marcelo Schapces, Necronomicón, que protagoniza Diego Velázquez. Más adelante tengo trabajos en Asunción y proyectos personales en teatro que por cábala no puedo adelantar.

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