“Pol-ka fue innovador”

Melina Petriella debutó como actriz en  1994, en la telenovela Inconquistable corazón, pero su papel más exitoso lo tuvo como Gabriela, la hija de la inolvidable Roxy de Mercedes Morán, en Gasoleros. Hoy, con más de 20 años de carrera, habló con este medio sobre su labor artística.

—¿Cómo fueron tus inicios en la actuación?

—A los once años le dije a mi mamá que quería ser actriz y, junto con mi padre, me llevaron a estudiar con Alejandra Boero. Recuerdo que mi primera muestra fue en el Galpón del Sur. Fue Romeo y Julieta, con Luciano Cáceres y Claudio Tolcachir. Silvina Katz era mi maestra. Me emociona y enorgullece ver que continuamos nuestras vidas haciendo lo que nos gusta, abrazados a esta profesión que viene de la mano de una profunda vocación.

—¿Sentís que cambió la relación entre el artista y el público?

—Pol-ka innovó en la comedia costumbrista, con una estética y formato originales, de la mano de una imagen que buscaba estar más cerca del cine que de la novela de la tarde, ¡y ya pasaron 20 años! Ahora internet y Netflix te ponen en una relación más directa con tus artistas y tus programas, más personalizada. También es el avance de una cultura más individualista, que es lo que promueve el capitalismo: cada uno con su computadora, tableta o teléfono ve su programa, mientras que antes esperabas que llegara el horario y lo compartías con tu familia, amigo o vecino.

—¿Preferís cine, televisión o teatro?

—Son lenguajes tan distintos. Me gustaría hacer más cine, pero la TV me encanta y el teatro me apasiona. Es un rito, es mágico y realmente transformador.

—¿Te dio amigos la profesión?

—No tengo muchos allegados en el ambiente, aunque Alejandra Darín es una gran amiga y muero por Daniel Fanego, haber trabajado con él fue una de mis grandes experiencias.

—¿Qué te acercó a la Televisión Digital Abierta?

—Varios objetivos. Hacer una televisión distinta, donde el espectador no fuera un objeto de consumo sino un sujeto pensante. La TV de nuestros días está plagada de publicidad; de hecho, como actriz me encontré muchas veces haciendo escenas en las que no importaba el conflicto sino vender papas fritas o yogur. El otro objetivo era hacer una televisión más inclusiva para quien la mira y para quien la produce, por eso la importancia de los concursos a nivel federal. Esa fue la batalla cultural, que aún se sigue dando.

Noticias Relacionadas