“Siempre voy a criticar al gobierno”

El actor llega a La Plata con Peperino Superestar, un espectáculo en el que rinde tributo a su clásico personaje. Dice que la televisión actual cierra muchas puertas, que ya no hay lugar para el absurdo y que todos van “a lo seguro”

De lo primero que habla Fabio Alberti al llegar a la redacción de Hoy es de El puesto de Fabio, un flamante emprendimiento gastronómico que hace un tiempo abrió en San Isidro. “Se trata de una casilla rodante tuneada como puesto de comida; vendemos hamburguesas y, por supuesto, mi salsa de tomate Peperino Pómoro, que está zarpada y que este año va a llegar a los supermercados”, explica el humorista  sobre ese proyecto y describe que es “una especie de McDonald local, pero con kétchup -ironiza sobre la falta de ese aderezo en la cadena estadounidense-”.

La gastronomía -confiesa a este medio- es su otra gran pasión [N del R: conducirá por radio Vorterix El puesto de Fabio, un ciclo sobre gastronomía y humor que irá los domingos al mediodía]. El tono es serio, hasta que el diálogo se torna hilarante y entonces aparece el recuerdo de aquellos ciclos cómicos de los ’90 como De la cabeza; Cha cha cha o Todo por dos pesos, programas que hoy son de culto y que fueron el espacio para que Alberti diera vida a personajes memorables como Boluda Total o Peperino Pómoro. Al primero lo repone en Tu vida más simple, junto a Mariano Peluffo y Narda Lepes, por la señal de cable Fox Life; mientras que al segundo se lo podrá ver este sábado, desde las 22, en el Teatro La Nonna (47, esquina 3), donde el actor presentará Peperino Superestar, un “homenaje” al popular mártir pero también un desfile de recordados personajes “como el Curita Devoto, que narra las vicisitudes de Peperino o Beto Tony y su muñeco. Voy a contar lo que nunca se contó de Peperino Pómoro, algo así como los evangelios apócrifos de Peperino”, detalla Alberti con mirada cómplice.

Hace más de 20 años, este personaje fue la figura central del sketch Todos juntos en capilla, dentro de Cha cha Cha. Allí, el actor encarnaba a un sacerdote de gestos lascivos que predicaba a los televidentes las enseñanzas del santo. “Nació como una parodia a los curas que años atrás hacían el cierre de la programación televisiva. A mí me causaba mucha gracia ver a un tipo que te hablaba a cámara durante dos minutos y terminaba sin decir nada”, rememora.

¿A que atribuís la vigencia de Peperino?

A que la Iglesia no cambió. Por eso, hasta hoy, nos seguimos riendo de la palabra del cura sobre el mártir.

Alejado de la televisión de aire, tras un infructuoso Duro de almorzar, su paso por RSM e incluso La cornisa, de Luis Majul, Alberti asegura que “ya no hay lugar para el humor absurdo. Ahora se busca otra cosa, es mucho más fácil y redituable poner cuatro banquetas con un boludo en el medio”.

¿Te han llegado propuestas de las señales de aire?

Cuesta porque en muchos lugares te cierran las puertas. Aunque yo no soy de nadie, le he pegado tanto a Macri como a Moreno, pero siempre voy a criticar al gobierno. Porque no estoy para aplaudir a los gobiernos, lo que hagan bien, es su trabajo y lo tienen que hacer. Por momentos me siento un anarquista, aunque la anarquía es una utopía, como también lo es la democracia, que se supone que es el gobierno de todos, pero no lo es.

Te mantenés informado...

No tanto, a veces leo literatura o miro televisión; aprovecho los ratos de ocio para no informarme tanto.

¿Te molestan los medios?

No, no creo en esa pelotudez de que los medios inventen. Uno elige qué medios consume. Para mí, lo que dicen es cierto y no pienso que las cosas no sucedan.

Cómo espectador, ¿en qué te detenés?

Ahora, cada vez que hago zapping veo que las tiras son como videoclips, ponen un tema y así saltan de escena en escena. Todos hacen lo mismo, van a lo seguro, a diferencia de la época de Cha cha cha, donde se experimentaba más.

¿Qué te divierte hoy?

Amigovios, por Volver.