Sin nada que perder, el thriller del año

Es la mejor película de acción de los últimos tiempos. Con un presupuesto modesto, un guión convincente y la brillantes actuaciones de Jeff Bridges y Ben Foster

Los hermanos de Texas, Toby (Chris Pine) y Tanner (Ben Foster), están a punto de perder su chacra por una hipoteca familiar a manos de un banco. Lo que está en juego no es solo la tierra del clan, sino el futuro del mismo. Pero ¿qué chances tienen de salvarse, si uno es un expresidiario y el otro ni siquiera tiene trabajo?

David Mackenzie, director británico de 50 años, tomó el guión de Taylor Sheridan, y realizó una de las mejores cintas de las nominadas este año. Sin nada que perder (Hell or high water) es un western moderno que no decae en calidad desde el comienzo hasta el final y que presenta, además, actuaciones impecables. Pero no solo de los protagonistas, Pine y Foster, sino del perseguidor incansable que resulta ser Jeff Bridges, ganador del Óscar en 2010 por su trabajo en Crazy Heart, en el que representaba a un cantante folk derrotado por la vida y el alcohol. Este personaje podría ser un pariente, pero que se dedica a perseguir criminales en un páramo donde los estadounidenses no se andan con chiquitas y no dudan en de­senfundar un arma para defender lo suyo. Sus chances de ganar como mejor actor de reparto son altas, pero tiene contrincantes muy fuertes como Mahershala Ali (Luz de luna), Lucas Hedges (Manchester junto al mar) y Dev Patel (Un camino a casa).

Pero las buenas actuaciones no se limitan a las tres principales. Mackenzie y su guionista, lograron hacer brillar a los personajes colaterales de la historia, que no tienen nada que envidiarle a los de Quentin Tarantino, por ejemplo. La película es buena todo el tiempo, y sobre el final se pone mejor aún, con un desenlace épico y como pocos en los últimos tiempos.

¿Cuáles son sus chances?

Quizá, por ser casi un filme independiente, es la que corre desde más atrás, pero su calidad narrativa, el hecho de ser una historia que cuestiona las grandes corporaciones bancarias y el gran Jeff Bridges le dan alguna chance. 

Con cuatro nominaciones, (mejor guión original, película, actor de reparto y montaje), es una muestra de que el buen cine es posible, sin necesidad de espectacularidad, presupuestos exorbitantes o superhéroes. 

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