La ineficiencia de Edelap

Arturo Seguí: la odisea de vivir con batería baja

Aunque era recién comprado, a Natalia Jacob se le quemó el termotanque eléctrico, que usaba para acondicionar la ducha. Hizo lo que cualquiera: le pidió a la garantía que le dieran uno nuevo. Lo logró, pero en la empresa le advirtieron que sería el último.

El problema de Natalia y de otras 75 familias de un loteo a punto de terminar de construirse, en las calles 139 y 413 de Arturo Seguí, es que están abastecidos por un transformador tres veces más débil del que deberían tener. El aparato tiene la tercera parte de la potencia que necesitan. Por eso cada día, después de las siete de la tarde, se enfrentan con el desafío de vivir con batería baja: electrodomésticos que no encienden, se apagan o se queman. En Edelap, por ahora, bien gracias.

Tendido de cero

El barrio comenzó a levantarse a comienzos de 2015, con el crédito Procrear. Antes, las seis manzanas eran hectáreas cosechadas frente a un Haras y un camping de farmacéuticos. Las familias de ese y otros dos loteos cercanos (en 155 y 423, y en 409 y 141) pagaron las calles, y como el municipio no aceleraba con el tendido eléctrico, decidieron no esperar más. Un vecino ingeniero eléctrico hizo el proyecto y se lo dieron a una empresa contratista de Edelap, llamada Hugo Correa. Las familias hicieron una vaquita para pagarlo: salió casi un millón de pesos. 

Los vecinos explicaron que la empresa tercerizada los conectó a un transformador existente, ubicado en 413 y 136. Como no había vecinos mudados, nadie sospechó que era el comienzo del calvario eléctrico.

Hoy viven 35 de las 76 familias que habitarán el barrio, menos de la mitad. Pero cuando la luz natural se extingue, la de las lamparitas se vuelve macilenta y los aparatos eléctricos enloquecen. “Cuando pensé en calefaccionar la casa estaba entre la salamandra a leña y los aires acondicionados de frío/calor. Finalmente me decidí por los aires. Cuando los enchufé y no prendían me quería morir”, dijo Jacob a diario Hoy, que pudo recorrer el barrio.

No solo los aires. Un grupo de vecinos entrevistados por este diario tienen una lista larga: después de las siete la computadora no prende o se apaga, el lavarropas tarda dos días para terminar un lavado, y ni siquiera el chispero de la cocina eléctrica funciona.

La noche del 25 de mayo robaron el transformador. Cuan-do la cuadrilla de Edelap fue a reemplazarlo, les admitió a los vecinos que estaban ahí: “Tienen un transformador de 100 kw. Les hace falta uno de 310 kw”.

Barrio eléctrico-dependiente

Casi todos los vecinos del loteo están categorizados con la Tarifa 1, Residencial 2, que tiene un costo más alto que el básico. Los vecinos se quejan por una razón muy sencilla: el barrio no tiene gas. “Somos un barrio eléctrico-dependiente. Calefaccionamos y cocinamos con electricidad”, dijo Victoria Ferro, otra vecina.

Desde mayo, cuando empezó el frío, los vecinos llamaron infinidad de veces a la empresa. Pero los reclamos mueren en un contestador automático o en los laberintos administrativos que empiezan en la mesa de entradas y nadie sabe dónde terminan.

Los reclamos en el Organismo de Control de Energía de la Provincia de Buenos Aires (Oceba) para que emplace a Edelap aguardan respuesta. El barrio sigue con la batería baja.

Noticias Relacionadas