Egresado de la UNLP desarrolla un esqueleto robótico

Caminar de vuelta, gracias a la tecnología

Un egresado de la UNLP busca reemplazar las sillas de ruedas por un esqueleto robótico. “La capacidad técnica para desarrollarlo ya la tenemos”, explica

Juan Manuel Toloza, el docente, investigador y doctor en Ciencias Informáticas egresado de la UNLP que junto a otros científicos creó el primer rehabilitador robótico nacional, aseguró que en el futuro las sillas de ruedas serán reemplazadas por “exoesqueletos”. 

Un esqueleto externo o exoesqueleto robótico es una especie de armadura mecánica pensada para ser usada por personas con discapacidades motoras, que cuenta con un sistema para ayudar a su portador a desplazarse o realizar cierto tipo de actividades, como cargar peso.

Durante su funcionamiento, una serie de sensores detecta las señales nerviosas que el cerebro envía a los músculos de las extremidades cuando quiere moverlas, y las manda a la unidad de procesamiento, que responde haciendo actuar al exoesqueleto en el lapso de una fracción de segundo.

“En materia de robótica y rehabilitación hay mucho por explorar, y una de las grandes áreas es la de los exoesqueletos: ahí hay grandes desafíos, porque esa tecnología es muy privativa y hoy está al alcance de muy pocas personas”, dijo Toloza, quien fue recientemente galardonado con el premio JCI TOYP (Ten Outstanding Young Persons) como uno de los Diez Jóvenes Sobresalientes (el nombre del reconocimiento, en español) de 2016 en Argentina.

Un antecedente que brinda garantías

“Lázaro, levántate y anda” fueron las milagrosas palabras de Jesucristo que, según la tradición católica, le devolvieron la vida y el caminar a un hombre de las afueras de Jerusalén. La frase cuadró perfecta en el proyecto de Toloza. 

El científico es el cocreador del caminador robótico “Lázaro Para Gym”, el primer rehabilitador nacional. “Es parecido a un exoesqueleto, pero no llega a serlo porque está fijo en un lugar”, mientras que el concepto del exoesqueleto implica “capacidad de desplazarse”, algo pendiente para su desarrollo posterior.

“La idea es, a futuro, poder prescindir de la silla de ruedas, y que la persona pueda movilizarse por sus propios medios sin estar dependiendo de que otra la lleve”, dijo.

Mirando hacia el futuro 

La incursión en las tecnologías de exoesqueletos es otro desafío para los científicos argentinos como Toloza, quien junto al informático Nelson Acosta trabaja en un proyecto de investigación llamado “Real Walker” (caminante real).

“Estamos mirando lo que hay y cómo hacer uno acá para investigación, pero aún está muy verde. Tecnológicamente se podría realizar, todo depende de los costos y los tiempos, pero la tecnología y la capacidad técnica para desarrollarlo ya la tenemos”, concluyó.

El cerebro 

Juan Manuel Toloza nació el 21 de octubre de 1977 en Mar del Plata. Con apenas 11 años, comenzó a trabajar con computadoras y a estudiar programación. En 2006 decidió radicarse en la ciudad de Tandil. En este camino, conoció a un cliente que cambiaría el rumbo de su carrera. Una madre, 

desesperada, recurrió a él porque su hijo, que padecía parálisis cerebral, necesitaba una máquina de entrenamiento motriz para ayudarlo a volver a caminar. Su historia lo motivó a investigar el mercado de máquinas de todo el mundo con la idea de desarrollar un modelo en la Argentina.

Su currículum es destacable: se recibió de doctor en Ciencias Informáticas en la UNLP, de ingeniero en Sistemas en Unicen (Tandil), es becario posdoctoral del Conicet y docente en tres universidades bonaerenses. 

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