Conicet: el reciclado como alternativa económica para pasar el invierno

Una investigación revaloriza elementos desechados para calentar los hogares más vulnerables. La iniciativa ecológica ya fue probada en los barrios La Loma y San Carlos

Para mejorar las condiciones habitacionales de los agricultores del Gran La Plata sin recaer en gastos imposibles, la arquitecta e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas (Conicet) Graciela Viegas ideó un novedoso plan: reciclar materiales para aplicarlos a la aislación térmica de los hogares. Viegas probó, primero, con cartón corrugado y luego con film de polietileno roto o sobrante de los invernaderos de cultivos, que la mayoría de las veces termina desechado. Así, produjo placas de material reutilizado que podrían servir para mantener la temperatura en las viviendas de madera, frías en invierno y calurosas e inflamables en verano, sin necesidad de invertir en tecnologías difíciles de solventar.

“Mientras en otros países el ahorro energético es política de Estado, desde la década del 70, cuando sucedió la crisis del petróleo, en la Argentina la aislación térmica de los hogares es un tema olvidado: en general es algo muy caro y que se considera un adicional en la construcción”, indicó Viegas. 

Al día de hoy, las técnicas de aislación térmica más conocidas para viviendas son los paneles de telgopor, de lana de vidrio, poliuretano y lana de roca. Viegas trabaja en aislaciones térmicas alternativas y estudia cómo suplir la calefacción de manera natural. Desde su época de estudiante, su trabajo siempre avanzó en la línea del hábitat, la energía y el medioambiente. Hoy, el grupo de trabajo al que pertenece, el cual no solo se nutre de arquitectos sino también de ingenieros, sociólogos, antropólogos y licenciados en informática, está nucleado en el Instituto de Investigaciones y Políticas del Ambiente Construido (Iipac), que depende de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

“El material para aislación en las viviendas de las familias agricultoras de La Plata ya está probado. No así el sistema constructivo: el primer prototipo de casas con estas placas está en vías de desarrollo. Se haría en una vivienda de emergencia. Y otra alternativa posible podría ser también usar el telgopor de las cajas de electrodomésticos, que en general es un deshecho con el que no se sabe qué hacer”, indicó. El objetivo final: mejorar el material de techos, ventanas y paredes para ahorrar energía y optimizar toda la que llega del sol y no es aprovechada.

La Plata, ciudad propicia

En su tesis de doctorado, Viegas se propuso estudiar las potencialidades del sector urbano de La Plata y aplicó sus conocimientos en los barrios La Loma y San Carlos. 

Para la especialista, esta ciudad planificada y creada bajo preceptos higienistas es particularmente favorable para incorporar sistemas de energía solar en sus manzanas, sobre todo en La Loma: “Sencillamente, porque la edificación está más junta. En los sectores de viviendas sueltas, se pierde mucha más energía por los muros y los techos. Este sector es más compacto y a su vez no tiene tanta obstrucción del sol”.

Pero también, la investigadora apuesta a extender su trabajo a la periferia, a aquellos lugares adonde el gas aún no llegó y donde sería “necesario” que se adopte energía solar como alternativa posible”.

Muros acumuladores

Los Muros Acumuladores Amortiguadores de Calor (MAAC, foto izquierda) encabezan hoy las últimas líneas de investigación de Viegas. Construidos a base de hormigón, tubos plásticos llenos de agua y vidrio, cada vez que el sol los atraviesa devuelven el aire caliente al ambiente. “Al recibir el calor solar, los ladrillos lo acumulan y lo entregan. Si reciben el calor del ambiente lo amortiguan, logrando que no se disperse. Es decir que sirven tanto para calefaccionar una vivienda como espacios productivos -como invernaderos- que necesiten mantener una temperatura estable puertas adentro”, dijo Viegas.

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