Cuando los hijos se van

El síndrome del nido vacío afecta a muchos padres que no pueden lidiar con que los chicos dejen el hogar. Enterate cómo convertir este momento en un punto de inflexión ideal para renovar tu vida

No importa la edad, cuando un hijo decide abandonar la casa de sus padres para seguir con su vida, se produce en los progenitores un vacío difícil de llenar. A este momento que deben afrontar los padres se conoce comúnmente como el síndrome del nido vacío y en muchos casos puede sumirlos en cuadros depresivos o de angustia.

“La ida cambia la dinámica y la rutina de la casa. En especial, la de quienes quedan en ella. Y mucho más manifiesto cuando no queda otro hijo para desplazar hacia él la atención”, explicó a Hoy Victoria Argüello, especialista que integra la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).

En el medio de la ida de los hijos, los padres quedan desconcertados y todo el proyecto de vida que tenían armado se desmorona sin esa presencia. “Se desconciertan y no encuentran la capacidad para encarar o continuar otros proyectos y se conectan en exceso con la ausencia”, ilustró la especialista, quien comentó que esto los angustia y los lleva a replantearse incluso su existencia, lo cual puede derivar en severos cuadros depresivos. “Puede afectar tanto a las madres como a los padres. Después está en cómo lo expresa cada uno”, apuntó Argüello.

Los llamados telefónicos constantes y las visitas sin avisar al nuevo hogar de los hijos son los síntomas más claros de esta incapacidad para que el vínculo cambie. “En ciertos casos, los hijos tampoco ayudan, ya que o se mudan pero siguen siendo totalmente dependientes, o por el contrario cortan muy abruptamente la relación”, amplió la psicóloga.

Canalizar la energía

“Hay que destacar que no se trata de una enfermedad, sino de un síndrome. Que sucede durante una etapa”, comentó Argüello, dejando en evidencia que lidiar con el nido vacío no es imposible. “Se debe evitar la soledad y conectarse con la ausencia. Lo que los padres deben hacer es aprovechar esta nueva etapa de su vida para nuevas experiencias”, detalló la especialista, quien añadió que practicar deporte, adquirir hobbies, viajar o fortalecer el vínculo de pareja, son antídotos ideales para no caer en la depresión.

Por otra parte, los padres también deben empezar desde antes a prepararse para el momento de la ausencia. “Cuando todavía es niño, hay que tratar de construir un vínculo que no se base en la dependencia. Así la transición se hace menos dificultosa”, concluyó la psicóloga.