INFORME ESPECIAL

El costo de vida de los estudiantes universitarios se incrementó un 30%

Un alumno de la UNLP necesita al menos 13.000 pesos por mes para cubrir sus gastos mínimos. El alquiler y la alimentación insumen gran parte de su presupuesto. Alternativas para no dejar los estudios

Un estudiante de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) necesita un presupuesto mensual de al menos 13.000 pesos para vivir, un 30% más que el año pasado. Así se desprende del relevamiento realizado por este medio sobre sus consumos indispensables.  

Al igual que la mayoría de los argentinos, los estudiantes de la UNLP deben hacer malabares para llegar a fin de mes. La mayor parte  de sus gastos se la lleva el alquiler, que en la zona de las facultades, suele rondar los 6.000  pesos si se trata de un departamento de una habitación, y los 4.000 si es un monoambiente. Comparado con el año pasado, el incremento en los alquileres “en general, fue del orden del 30%”, afirmó el presidente del Colegio de Martilleros de La Plata, Aníbal Fortuna

Si se trata de llevar una dieta balanceada, los estudiantes consultados para este relevamiento afirmaron gastar, en promedio, unos 3.500 pesos mensuales. A eso hay que agregar los gastos en limpieza y perfumería. Una compra para todo el mes austera, no baja de los 400 pesos. Cabe destacar que, según los últimos registros del Indec, la Canasta Básica Alimentaria subió en abril un 26% comparada con el mismo mes del año pasado. 

Otro de los rubros que más gastos generan son los insumos necesarios para estudiar. En términos generales, los estudiantes invierten unos 350 pesos mensuales en apuntes, impresiones y útiles escolares. En este último rubro, este año, hubo un incremento del 38% en comparación con el anterior, según el relevamiento realizado por la organización Consumidores Libres.

Los valores expresados valen para carreras en las que los trabajos prácticos no requieren de materiales extra, pero hay otras que demandan una inversión mayor, como el caso de Arquitectura o Diseño en Comunicación Visual. Los estudiantes de esas carreras consultados para este informe, afirmaron gastar entre  $800 y $1.500 mensuales solo en los materiales para dichas entregas. 

El transporte, la indumentaria y el esparcimiento encarecen la canasta estudiantil

Los estudiantes que deben trasladarse en colectivo hacia su facultad gastan, en promedio, unos 300 pesos mensuales, si se cuenta el valor del boleto más caro y se estipulan unos cinco viajes semanales. Si bien están disponibles el Tren y el Micro Universitarios, sus recorridos se limitan al radio de las facultades en la zona del Bosque y parte del centro, y por eso no constituyen una alternativa para quienes se encuentran fuera del Casco Urbano. 

Por otra parte, hay que incluir los gastos en indumentaria. Si bien en plan de ahorrar este suele ser uno de los rubros más relegados, también es cierto que constituye una inversión necesaria, aunque no se salga de compras todos los meses. Si se divide el gasto anual promedio, se puede afirmar que, en este rubro, la inversión mensual es de $800. 

Finalmente, en el área de esparcimiento, los estudiantes consultados afirmaron gastar entre $300 y $500 por salida, lo cual habla de una media de $400. Si se cuenta un mínimo de dos salidas mensuales, hay que sumar $800 al gasto de los universitarios. 

Cuando se les consulta a los estudiantes sobre sus gastos de este año en relación al anterior, los testimonios se asemejan. Julieta Sáenz, quien cursa el cuarto años de la licenciatura en Música Popular, estimó que actualmente gasta un 25% más que en 2016. En tanto, Micaela Mambrin, estudiante de quinto año de Arquitectura, afirmó que sus gastos “crecieron un 30%”. Mientras que Victoria Chomicki, quien se encuentra en cuarto año de la carrera de Diseño en Comunicación Visual, sostuvo que gasta “un 40% más”. 

Alternativas para ahorrar

Cuando se trata de gastar menos en alquiler, los estudiantes universitarios aplican diferentes estrategias. Una de las más habituales es compartir el hogar con amigos o compañeros. Tal es el caso de Evelyn Chazarreta, estudiante de Música, en la Facultad de Bellas Artes. “Somos tres amigos y pagamos 7.600 de alquiler”, afirmó. De este modo, el gasto mensual se reduce a casi 2.600 pesos. 

Las pensiones suelen ser otra de las alternativas más buscadas por quienes no pueden afrontar un alquiler. En nuestra ciudad, se pueden conseguir habitaciones individuales a partir de los $2.500. 

También existe la posibilidad de encontrar una vacante en el albergue universitario, que actualmente da cobijo a unos 124 estudiantes provenientes del interior en forma gratuita. 

Si se pretende ahorrar en alimentación, además de buscar precios accesibles, como los que puede ofrecer el Mercado Central, los estudiantes suelen acudir al Comedor Universitario que, por solo $15, da de comer a unas 7.000 personas por mes. 

Para ahorrar en transporte, los estudiantes pueden obtener el Boleto Universitario, que les permite viajar en forma gratuita. Para eso deben cumplir con ciertos requisitos, como vivir a una distancia mayor a dos kilómetros de su facultad o haber aprobado tres materias del año anterior y una del semestre del año vigente, entre otras. 

Además, en el marco del Programa Igualdad de Oportunidades para Estudiar, la UNLP ofrece bicicletas a préstamo durante toda la carrera. La responsable de la prosecretaría de Bienestar Universitario, Luisa Cerutti, afirmó que “a la fecha, ya se entregaron más de mil rodados”. 

A su vez, con el objetivo de que los alumnos no deserten, la UNLP ofrece becas de ayuda económica para los estudiantes en general y además tiene planes específicos para aquellos que deben afrontar un alquiler, tienen hijos o sufren de alguna discapacidad. Las mismas se abonan durante 10 meses del año y los montos oscilan entre los 4.000 a los 5.000 pesos mensuales. En conjunto, este año la Universidad “recibió cerca de 4.000 solicitudes”, afirmó Cerutti.  

Más allá de las alternativas que ofrece la UNLP y de cómo se las ingenian los estudiantes para llegar a fin de mes, lo cierto es que la posibilidad de estudiar en la universidad pública se encarece al mismo ritmo que crece la inflación.

Palabras de esta realidad 

Sofía Capdeville - estudiante de Medicina

“Hoy en día me mantienen mis papás, ellos me pasan plata todos los meses. Durante toda la carrera hice algunos trabajos para no llegar a fin de mes con la soga al cuello. Vendí ensalada de frutas, empanadas y trabajé de niñera. En los primeros años de carrera, no necesitaba hacer trabajos extras, pero en el último tiempo tuve que salir a trabajar un poco porque no me alcanzaba la plata. 

Ahora que ya estoy próxima a recibirme, trabajo en temas vinculados a lo mío y tengo un poco más de plata. Manejo un presupuesto que no supera los 10.000 pesos. Vivo con amigas y siempre trato de buscar precios”. 

María Luz Gigli - estudiante de Farmacia

“No es fácil ser universitario. Además del estudio hay que trabajar y a fin de mes se nota esa pesadez y cansancio. Trabajo desde hace dos años y, aunque es difícil, con esfuerzo todo se puede. Sabemos que somos privilegiados por poder estudiar”.

Federico Hogsberg - estudiante de Arquitectura

“Se está poniendo difícil. Tratamos de dividir gastos con amigos y vivo en un centro de estudiantes. Entre varios nos juntamos para comprar cosas. Nos pasamos información sobre promociones. Como los materiales son caros, he llegado a reciclar cartones y todo lo que se pueda. Me ayuda mi papá, que es un comerciante y me manda alrededor de 10.000 pesos. Si me ajusto, puedo darme algún gusto al fin de mes, pero no mucho”. 

Juan Lucas Serrangeli - estudiante de Ingeniería Electrónica

“Para poder llegar a fin de mes diseñé un plan de organización de gastos. Uso mucho el comedor y trato de aprovechar todas las becas de la Universidad, para no sobrecargar a mis padres, que me ayudan para que pueda estudiar. Aparte del alquiler, tengo un presupuesto de cinco mil pesos para todo el mes y me alcanza para jugar algún fútbol o una salida con amigos, pero lo cierto es que en una salida se gasta lo mismo que en una semana.

Bárbara Feo -  estudiante de Ingeniería Civil

“Es muy difícil por como están las cosas hoy en el país. Mis papás tenían un negocio, tuvieron que cerrarlo, y eso complicó las cosas. Las becas de la Universidad me ayudan mucho y me vienen muy bien. Vivo en una pensión, aunque no es fácil estudiar ahí, pero hago todo lo posible para concentrarme y que me vaya bien. Soy muy austera, está todo muy caro”. 

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