La Plata

El director que revolucionó una escuela de Altos de San Lorenzo

Como titular de la Secundaria nº 49, Marcos Rosenfeld promueve la cultura del trabajo, fomenta las prácticas artísticas y coordina donaciones a instituciones como el Hospital de Niños. En cuatro años, la matrícula del colegio creció en un 25% 

En épocas de crisis para la educación pública, la Escuela Secundaria nº 49 de Altos de San Lorenzo, ubicada en calle 137 y 86, se ha convertido en una especie de oasis en el desierto. Allí, chicos de barrios postergados como La Armonía, Puente de Fierro y Los Hornos, además de cursar las materias tradicionales, aprenden oficios, se conectan con el arte y realizan diversas acciones solidarias que les enseñan a ser mejores personas. 

Marcos Rosenfeld, director de la institución e impulsor de este proyecto revolucionario, develó su secreto ante este medio. “Es cierto que la escuela quedó fuera de época, pero el desafío está en modificarla y eso se logra a partir de las prácticas que se desarrollan en las aulas. Se trata de buscarle la vuelta”, explicó este hombre, que además es bombero voluntario del cuartel de El Peligro.

Con esta lógica, a través de cursos de panadería, fabricación de pastas caseras, talleres de murga y música, muchos jóvenes que están expuestos a distintas situaciones de vulnerabilidad adquieren sentido de pertenencia con la institución, refuerzan los valores de la cultura del trabajo y encuentran motivaciones para continuar con sus estudios. Los números avalan el modelo: en solo cuatro años, la matrícula de la institución creció un 25%. 

Sin embargo, no todo es color de rosa: los problemas estructurales y socioeconómicos atentan contra la continuidad escolar. Por eso, chicos de 16 o 17 años tienen que abandonar sus estudios para salir a trabajar. Contemplando este panorama, la escuela firmó un acuerdo con un Centro de Formación Profesional mediante el cual los alumnos obtienen certificados oficiales para poder conseguir algún empleo. “Lo hacemos para darles una herramienta más. Nuestro objetivo es capacitarlos para el mundo laboral y fomentarles la responsabilidad del trabajo”, explicó Rosenfeld. 

En este contexto, hace poco tiempo se creó un voluntariado dentro de la escuela en el que participan docentes, alumnos y padres. En este espacio, entre otras actividades, los chicos confeccionan libros didácticos y educativos que luego donan al Hospital de Niños .“Nuestro objetivo es generar conciencia y valores desde la acción. Trabajamos para educar una ciudadanía con valores democráticos”, explicó el director de la Secundaria nº 49.

A su vez, para estimular la expresión de los alumnos, en la escuela se le da un lugar preponderante a las manifestaciones artísticas. Por este motivo, las aulas están repletas de murales que fueron pintados por los chicos y en los recreos siempre hay algún estudiante tocando música.  “Nos parece un canal fabuloso para que los chicos puedan dar respuestas a sus conflictos. A partir del contacto con los instrumentos, algunos han descubierto gustos y habilidades. Esto cambia comportamientos: por ejemplo, en las horas libres te piden la guitarra”, explicó al respecto Rosenfeld. 

Con las manos en la masa 

Este hombre que alterna su vida entre su familia, la dirección de la escuela y el cuartel de Bomberos de El Peligro considera que “los adolescentes tienen una energía terrible, que pueden usar de forma negativa o positiva. Ante una propuesta que les interese y los ponga como protagonistas, ellos siempre responden”.

Uno de los proyectos que despertaron el interés de los chicos fue la posibilidad de colaborar con los merenderos de la zona. Por eso, el próximo 2 de septiembre, de 9 a 16, en la escuela se amasarán alimentos para las instituciones Escalera al Cielo, Atrapando Sueños, Los Vaguitos de Los Hornos y La Palmera. La actividad, además, será abierta a toda la comunidad. 

Gracias al poder de las redes sociales, esta iniciativa se viralizó y para la jornada ya se consiguieron donaciones de más de 250 kilos de harina, membrillo, azúcar y leche larga vida. Por su parte, desde el Centro de Formación nº 407, los estudiantes del taller de costura confeccionaron delantales para todos los que se acerquen a amasar. “Nosotros tratamos de fomentarles la solidaridad, que es muy distinta al asistencialismo o la caridad”, concluyó Rosenfeld. 

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