El Papa santificó a los primeros niños no mártires

Se trata de los pastorcitos Francisco y Jacinta, quienes, según la tradición católica, hace un siglo fueron testigos de la aparición de la Virgen de Fátima. La Iglesia les atribuye un milagro ocurrido hace cuatro años en Brasil

Ante medio millón de personas que se congregaron en la explanada del santuario, en el último día de su visita a Portugal, el Papa Francisco canonizó ayer a los dos pastorcitos que, según la tradición religiosa, un siglo atrás presenciaron la aparición de la Virgen de Fátima. Los nuevos santos son los niños pastores, Jacinta y Francisco, quienes junto con su prima Lucía tuvieron estas visiones hace cien años. 

En los días previos a la consagración, los voceros del Vaticano se encargaron de subrayar cuál era la singularidad: Jacinta y Francisco fueron los dos primeros niños, muertos con 9 y 10 años, que subieron a los altares de la Iglesia por un milagro y no por ser considerados mártires. 

En la ceremonia de santificación, la primera que se celebra en Portugal, el Sumo Pontífice leyó  excepcionalmente en portugués, y no en latín: “Tras haber largamente reflejado, invocado varias veces el auxilio divino y escuchado el parecer de nuestros hermanos en el episcopado, declaramos y definimos como santos a los beatos 

Francisco y Jacinta Marto, los inscribimos en el Libro de los Santos y establecemos que en toda la Iglesia ellos sean devotamente honrados entre los santos”, proclamó Francisco. Luego, la postuladora de la causa de la canonización, Ángela Coelho, llevó hasta el altar los relicarios con forma de ampolla de cristal que contenían un mechón de pelo de Jacinta y un fragmento de hueso de la costilla de Francisco. La feligresía congregada estalló en un aplauso. Y el Papa le suplicó a la Virgen de Fátima por “esperanza y paz para la humanidad”.

Los pastorcitos

Los hermanos nacieron en el pueblo de Aljustrel, en Portugal. Desde mayo a octubre de 1917, cada día 13 la Virgen de Fátima se apareció ante Jacinta y Francisco, y su prima Lucía, y les reveló tres secretos. Los hermanos murieron tres años después por la epidemia de la gripe. Lucía se convirtió en monja a los 14 años y fue quien transcribió los tres secretos. 

En la primera de esas revelaciones, que solo los papas pudieron ver y fue divulgada en 1941 junto con la segunda, la deidad explicaba la visión del infierno. El segundo secreto presagiaba el final de la 

Primera Guerra pero advertía sobre otra peor, que fue interpretada como la Segunda Guerra Mundial. El tercero, finalmente, fue difundido en el año 2000, por iniciativa del entonces cardenal Joseph Ratzinger. Según su interpretación teológica, que él mismo consideró como una mera hipótesis, se refería al atentado frustrado contra Juan Pablo II, ocurrido el día 13 de mayo de 1981.

El milagro que fundó su santificación ocurrió en Juranda, en el sudeste de Brasil, en marzo de 2013. Luca Baptista, un niño de 5 años, cayó por una ventana y sufrió una grave lesión cerebral. Sus padres João Baptista y Lucila Yuri rezaron a los pastorcillos de Fátima y el niño se recuperó de una “manera inexplicable para la ciencia”.

El niño, junto con su hermana y a sus padres, llevó ayer las ofrendas en la misa y recibió un abrazo del Sumo Pontífice. Al concluir, Francisco señaló que los nuevos santos “recibían de Dios la fuerza para superar las contrariedades y los sufrimientos”.

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