El último adiós a Héctor Omar, figura del tango platense

Falleció ayer a la madrugada, a los 89 años. Sus restos serán cremados esta tarde.La despedida a una gloria local

Ayer por la madrugada, a sus 89 años, falleció Héctor Omar, uno de los tangueros más reconocidos de la historia de La Plata. 

Nacido el 6 de junio de 1928, comenzó su carrera como cantor en 1945 con las orquestas de Ricardo Rómulo y Blasi-Orlando, en nuestra ciudad. Un año después, con tan solo 17, debutó en Buenos Aires en la confitería Tango Bar con la orquesta de Pedro Laurenz, con la que actuó durante tres años en giras por todo el país. 

Fue artista de Radio El Mundo y realizó grabaciones para RCA Víctor, actualmente remasterizadas y editadas en Japón. Luego se incorporó a la orquesta de Carlos Figari, con la que se presentó regularmente en Radio Splendid junto con su amigo, Enrique Dumas.

Como solista, emprendió innumerables giras por el sur argentino, Brasil, Uruguay y Chile. Su repertorio abarcó desde el tango más tradicional, al cual accedió de la mano de Carlos Gardel, como trabajos más contemporáneos, como las composiciones de Eladia Blázquez y Astor Piazzolla.

En 1993 recibió el Premio Homero Manzi, otorgado por el homónimo centro cultural de La Plata, en reconocimiento por su trayectoria. A partir de entonces realizó varias giras por Europa y en 1998, acompañado por el sexteto de Jorge Dragone, actuó en Ámsterdam, Utrecht, Zúrich, Berna, Oslo y Basel, entre otras ciudades. Asimismo, realizó recitales como solista en el pabellón argentino de la Exposición Internacional de Hannover 2000, y en toda la geografía Alemana.

Los historiadores del género aseguran que estuvo en el podio de los mejores cantores de tango en la dorada década del 40, junto con Roberto Rufino, Francisco Fiorentino y Alberto Marino. 

Uno de sus nietos, Diego Civilotti, lo evocó desde España con un gran dejo de aflicción. La noticia fue un baldazo: sus padres no le habían avisado que había tenido un infarto y él no esperaba la muerte de su abuelo. “Lo recuerdo como un tipo con mucho humor, con mucha fuerza. La vida para él era el canto. Siempre decíamos que el día que dejara de cantar se iba a morir”, relató Civilotti. 

“Su lugar era La Plata. Siempre que venía a Europa era solo por giras. Más allá de que sus hijos estén acá, era un platense que amaba su ciudad. Fiel a Ciudad Vieja y a esos lugares donde tenía su gente, sus seguidores y sus alumnos que lo amaban”, explicó. 

Héctor Omar vivió hasta su último día en el barrio Altos de San Lorenzo. Desde hacía unos meses ya no cantaba. Según dispuso su familia, sus restos no serán velados. En cambio, serán cremados en Ruta 36 y 66 hoy a partir de las 9.

- ¿Cómo lo recordás a tu abuelo?


-Como un tipo con mucho humor, con mucha fuerza, la vida para él era el canto. Siempre decíamos que el día que dejara de cantar se iba a morir. De hecho cantó hasta hace muy poquito: diciembre de 2016 acompañado por su hijo Alejandro Civilotti en guitarra. 

- ¿Qué relación tenía Héctor con La Plata?


- Siempre que venía a Europa, era sólo de giras. Más allá que sus hijos estén acá. Su lugar era La Plata, era un platense que amaba su ciudad. Fiel a Ciudad Vieja y a esos lugares donde tenía su gente, sus seguidores y sus alumnos que lo amaban. 

Diego confiesa que está atravesado por el legado de su abuelo. Recuerda cuando alguna vez le dijo que la música es “la única religión que te ofrece el paraíso en la tierra” y el lo tomó en serio hasta convertirse en contrabajista y crítico musical.
Además rememora que cuando formó su primer quinteto de jazz armó una reversión de Milonga de sus amores que había sido una canción que se la mostró su abuelo y “lo volvió loco”. 


Héctor Omar vivió hasta su último día en el barrio Altos de San Lorenzo. Desde hacía unos meses ya no cantaba y tal como vaticinaban sus nietos, “cuando no cante más se va a morir de tristeza”. Anoche el corazón de este tano apasionado dejó de funcionar y mañana jueves su familia ha decidido cremar sus restos en Ruta 36 y 66, para que el ADN del cantor quede por el aire como un pájaro de buen agüero. 

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