Aún no se sabe nada de la tripulación

Encontraron la avioneta desaparecida en el río Paraná

La Administración Nacional de Aviación Civil  halló restos de la aeronave que era buscada intensamente y cuyo rastro se desconocía desde hacía 26 días. Aún no se sabe nada sobre la tripulación

Veintiséis días después de su repentina desaparición, los restos de la avioneta Mitsubishi matrícula LV-MCV fueron hallados ayer por la tarde en el fondo del río Paraná Guazú. A las 17.40, un avión de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), que coordinaba el operativo de búsqueda, encontró la cola de una avioneta mientras sobrevolaba la zona de confluencia de los ríos Paraná Guazú y Barca Grande del delta bonaerense, a unos cuarenta kilómetros de la ciudad de Zárate.

Cerca de las ocho de la noche, trascendieron las primeras noticias sobre el hallazgo. Una hora después, la ANAC confirmó la información mediante un comunicado, aunque sin dar detalles sobre la tripulación del vuelo.

Pronto, los familiares de Matías Ronzano, Matías Aristi y Facundo Vega, los tres jóvenes que iban a bordo, comenzaron a llegar al aeropuerto de San Fernando. Allí se les informó que la oscuridad impedía llevarlos hasta el lugar del encuentro. Por ese motivo, un helicóptero y dos embarcaciones quedaron preservando la zona, pero la Junta de Accidentes decidió postergar su indagación recién para esta mañana.

La aeronave turbohélice bimotor había salido el 24 de julio a las 14.30 del aeródromo de San Fernando con destino a la localidad de Las Lomitas (Formosa). Pero seis minutos después del despegue, y tras recorrer apenas 17 kilómetros, desapareció de los radares y no se supo más nada.

Durante el lapso en el que se extendió la búsqueda, los familiares y amigos de los pilotos cuestionaron la superficie de rastrillaje y hasta improvisaron patrullas aéreas civiles para complementarla. Los operativos oficiales incluyeron 24 lanchas y barcos, 12 aeronaves y 9 drones, miembros de la ANAC, la Fuerza Aérea, la Armada, Prefectura Naval, Gendarmería, 

Policía Federal, Policía Bonaerense, Fuerza Aérea de Uruguay, aeronaves y drones civiles. Pero resulta evidente que falló la planificación y articulación para dar con la nave extraviada, propiedad de la empresa agropecuaria Aibal SA.

Prefectura, en la mira

El 24 de julio, un vecino de Escobar dijo haber visto el momento exacto en el que caía la avioneta. “Vi a la aeronave caer como si fuera un panzazo en el horizonte. No alcancé a ver dónde cayó, fue a mucha distancia”, testimonió anoche en un canal de noticias. 

El hombre, ante las cámaras, aseguró que lo que había vislumbrado no era un aterrizaje. “Yo he visto aterrizar muchos aviones, lo hacen de forma más pausada. Esta caía en un ángulo que no podía ser”, detalló.

El 25 de julio, cuando la noticia de la avioneta perdida salió a la luz, el hombre se presentó espontáneamente en la sede de Prefectura Naval. “Les expliqué lo que había visto, el ángulo en que cayó, un agente me escuchó, mandó un mensaje y ahí quedó el asunto”, afirmó anoche. Al parecer, su testimonio, que podría haber sido clave para acortar la búsqueda, cayó en saco roto.

Los “Pomar del aire”

Hacia el final de este misterio aéreo, la memoria evoca aquel otro caso que hace ocho años mantuvo en vilo al país: el que protagonizó la familia Pomar. 

El 14 de noviembre de 2009, Fernando Pomar, su esposa Gabriela Viagrán y sus hijas Candelaria y Pilar partieron en auto hacia la localidad de Pergamino, pero nunca llegaron a destino. Durante 24 días, los Pomar estuvieron desaparecidos. El 8 de diciembre, la Policía los encontró muertos en su propio vehículo, a cincuenta metros de la ruta. 

En el caso de la avioneta, resulta inexplicable que la zona cenagosa en la que fue hallada estaba contemplada en la hoja de ruta de aquel 24 de julio. Por eso, los aviones de búsqueda habían sobrevolado el territorio unas 50 veces, pero jamás dieron con los restos. Una vez más, queda al desnudo la incapacidad de las autoridades para resolver este tipo de contingencias.

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