Jazmín y la resiliencia: una forma de superar la atrocidad

La joven platense fue baleada en un enfrentamiento narco en 2012. Casi cuatro años después, estudia en la Universidad y es la capitana de la selección nacional de básquet juvenil adaptado

"El término resiliencia lo escuché por primera vez cuando estuve internada. Me explicaron que es la capacidad de salir fortalecido de un hecho poco venturoso”, contó Jazmín Sallis minutos después de recibir a diario Hoy en su departamento del barrio Hipódromo. 

Hace más de cuatro años, un enfrentamiento entre narcos la obligó a pasar sus días en una silla de ruedas. Una bala perdida se alojó en su columna vertebral impidiéndole volver a caminar. Pero esa no es más que una de las tantas anécdotas que conforman una vida plagada de diferentes matices.

“Si bien lo que me pasó fue una fatalidad, no es algo de lo que no se pueda salir, tanto yo como cualquiera”, explicó Jazmín, que tiene 19 años, vive sola y representará al país en una competencia deportiva internacional. “Nunca me quise quedar en la posición de dar lástima. No me agrada eso, no me parece digno de admiración”, completó.

Una tarde del crudo otoño de 2012, mientras Jazmín esperaba  a un amigo en la esquina de la casa de su mejor amiga, en la calle 126 y 35 de Villa Catella, un hombre vinculado a la venta de drogas salió a los tiros de una vivienda lindera y una de las balas la alcanzó. Su recuperación fue lenta y, según sus palabras, siempre supo que no iba poder volver a caminar. Fueron siete meses de aprendizaje, primero en el Hospital de Niños de La Plata, y los últimos cinco en la Fundación Fleni de Escobar.

“Ahí conocí muchas historias similares a la mía. Durante mi estadía en el Hospital de Niños me conocían como la chica de la bala y me trataban como si estuviera hecha de porcelana. Ahí había casos incluso peores. Eso no impidió que hayamos podido construir un grupo de amigos muy lindo, todos más o menos de la misma edad, que nos tratamos como si estuviéramos en el colegio”, explicó.

 La aparición del deporte 

Para finalizar el colegio, recibió la venia de las autoridades del Nacional. Así fue que no perdió ningún año, ni tampoco a sus compañeros. Además, en 2016 comenzó la carrera de Psicología en la Universidad Nacional de La Plata. Pero un poco antes de eso llegó el básquet.

“El básquet apareció gracias a mi mamá y al presidente de mi club, ADIAR de Ensenada. Ellos se conocieron en una demostración que hicieron en un polideportivo de Los Hornos, donde vivíamos, y por una confusión terminaron entablando conversación”, puntualizó Jazmín, quien juega de alero y con su club logró ascender a la división B de la liga argentina de básquet adaptado. Además, este año será la capitana de la selección nacional en los Juegos Parapanamericanos Juveniles de San Pablo.

“Fui consciente de mis dos opciones: o elegía vivir dependiendo de alguien y dando lástima, o decir listo, ya pasó, y ver qué se podía hacer. Tuve mucho apoyo, oportunidades y hasta ventajas por el incidente, incluso llegar a practicar profesionalmente un deporte”, contó. Hoy, Jazmín vive de las dos becas que adquirió por su destreza, una a través del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo y otra que le brinda la Secretaría de Deporte de la Nación. Con ese monto, alquila un pequeño departamento, alimenta a su gata y viaja de lunes a viernes a Núñez para entrenar con la selección. Además, si se decide, en la próxima temporada podría competir en un equipo de categoría A: River Plate. 

“No me siento ejemplo de nada. Todo lo que hago tiene que ver con no abandonar la lucha. Con la silla me amigué cuando comprendí que era lo que me iba a sacar de la cama”. A sus 19 años, y en pareja desde hace tres, Jazmín conoció a la fuerza cómo funciona el mundo, que no se llega solo a ningún lado y que la Justicia no es más que una cuestión académica. “El hombre que me disparó estuvo cinco meses detenido y fue liberado. Yo elijo no gastar energía en eso. Estoy feliz de haberlo superado y no amerita que me quede pensando en eso”, concluyó.

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