Julio se despidió con una llamativa Luna azul

Durante la noche de ayer se pudo apreciar la famosa "Luna azul". En realidad, no significa que hay sido de color azul, sino que la vimos como cualquier otra Luna, entre gris pálido, blanco y plateado, pero recibe este nombre por ser la segunda Luna llena dentro de un mismo mes (julio) del calendario. En general, cada año, cuenta con 12 lunas nuevas lo que equivale a una por mes. Sin embargo, en ocasiones tiene trece y la que está "demás" recibe este peculiar nombre. Según explica la NASA en su sitio web, "las Lunas llenas están separadas por 29 días, mientras que la mayoría de los meses cuentan con 30 ó 31 días, por lo que es posible que dos Lunas llenas 'entren' en un mismo mes. Esto sucede cada dos años y medio, en promedio".

“El mes lunar o sinódico, que va de Luna llena a Luna llena y tiene una media de 29.5 días, es algo más corto que los meses de nuestro calendario, con la excepción de febrero. Ese medio día o día y medio extra (el desfase entre nuestro calendario y de este astro) se va acumulando a lo largo del año y es lo que genera que se produzca una Luna llena de más”, le explicó a Hoy el especialista en Astronomía, Jorge Caraglio. Agregó: “es un fenómeno que se suele producir cada 2.7 años. Así que para ver la próxima Luna azul tendremos que esperar a enero de 2018”. En un artículo publicado por la NASA desarrollan que "la fecha de la luna llena, por sí misma, no afecta al color de la luna. La luna del 31 de julio fue gris perlada, como de costumbre". Y agrega: "Hubo un tiempo, no hace mucho tiempo, en el que la gente vio Lunas azules casi todas las noches. Las Lunas llenas, cuarto creciente o cuarto menguante todas eran azules, excepto algunas noches, cuando eran verdes".

¿Por qué se la llama así? 

Pero, si no es azul, ¿por qué se llama Luna azul? “Es una traducción del inglés Blue Moon y se suele usar para referirse a un hecho cualquiera, excepcional, vinculado con la Luna”, detalló el Astrólogo Caraglio. 

La última Luna azul "de verdad" se vio en Edimburgo, Escocia, en septiembre de 1950. Fue el astrónomo Robert Wilson, del Observatorio Real, quien observó el evento y concluyó que tenía ese color porque la luz del satélite de la Tierra estaba atravesando una zona de nubes cargadas con partículas de humo y ceniza procedentes de los incendios forestales que estaban quemando en Alberta, Canadá. Las partículas atravesaron el Océano Atlántico y quedaron en suspensión sobre Escocia coincidiendo con el evento lunar. Y eso dio lugar al evento espectacular y único.

De hecho, en un artículo, la NASA asegura que es más común que la Luna se vea con un color rojizo que azulado. El especialista, asienta y aclara que “el nombre deriva del uso que le fue dando el folklore moderno a la segunda Luna llena del mes calendario”.