La Plata también se hizo eco del “tetazo”

Al igual que en distintos puntos del país, alrededor de un centenar de mujeres participó en Plaza Moreno de la inédita protesta por la “soberanía de los cuerpos”. Se trató de un repudio al operativo policial que semanas atrás quiso impedir un topless en Necochea

Más allá de los pechos, lo que queremos es poder naturalizar nuestros cuerpos”, explicó sobre el “tetazo” Julieta Suyai (26), egresada de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y una de las convocantes a la protesta que ayer reunió en Plaza Moreno a alrededor de un centenar de manifestantes.

El reclamo “por la soberanía de los cuerpos” nació como un repudio al operativo policial que el pasado 28 de enero impidió que tres mujeres hicieran topless en una playa de Necochea. Al igual que en La Plata, ese hecho motivó distintas manifestaciones  en otros puntos del país como en el Obelisco de Capital Federal (donde se registraron algunos incidentes), el Monumento a la Bandera de Rosario, la playa Unzué de Mar del Plata y el Patio Olmos de Córdoba.

“La teta que se muestra siempre es la del consumo y, por ende, tanto mujeres como hombres sienten presiones frente a los estereotipos sociales. Muchas mujeres odian su propio cuerpo, tienen trastornos alimenticios a raíz de esto y queremos empezar a pensarnos de otra manera”, continuó Suyai antes de quitarse la musculosa para desnudar su torso. 

Del mismo modo, Solange Zangla (24) se expresó con un contundente: “Tetas sí, tetas no. Eso lo decidimos nosotras. ¿Por qué si en la playa los hombres pueden estar con el torso descubierto, las mujeres no?”.

Para las 17.30, la protesta ya había tomado forma, sumado adeptos y quienes se animaron al topless marcharon en primera fila, tomadas de la mano en dirección a la Catedral, mientras las más pudorosas lo hicieron con la remera puesta.

Entre aplausos, consignas anticlericales o antipatriarcales y pancartas con leyendas como “Yo decido” o “Mi cuerpo es mío”, la columna se volvió más ruidosa al llegar a las escalinatas del templo platense, donde las manifestantes esperaron hasta las 18, cuando sonaron las campanas, para lanzar gritos guturales contra la institución religiosa.

En tanto, el paisaje también se nutrió de algunos curiosos (hombres y mujeres) que se acercaron para interiorizarse en la inédita iniciativa y tomar fotos, mientras que los ocasionales automovilistas expresaron su adhesión haciendo sonar las bocinas.

Promediando las 18.30, cuando la sombra ganó las escalinatas de la iglesia y una leve brisa empezó a soplar, la movilización se trasladó a la plaza todavía iluminada por el sol. Y allí, en pequeñas rondas, entre mates y debates, concluyó la que fue una jornada de concurrencia tímida, pero, según resumieron las manifestantes, “concientizadora”.