El Gobierno deja a la deriva numerosos científicos

La silenciosa fuga de cerebros platenses

El recorte presupuestario en el Ministerio de Ciencia y Tecnología golpea duramente al Conicet. Tres científicos sobrecalificados de la UNLP cuentan su historia y ya imaginan un futuro por fuera de su vocación o lejos del país

En septiembre de 1994, ante la crítica de una doctora en Antropología sobre las consecuencias de su modelo económico, Domingo Cavallo dejó una frase para la posteridad: “Que vaya a lavar los platos”. Detrás del agravio del entonces superministro de Economía, subyace una lógica repetida: jóvenes que se pasan la vida buscando respuestas a los enigmas del mundo y aplicándolas en el país se enfrentan a un gobierno que los obliga a cambiar de rubro o a armar las valijas y buscar un destino lejos de su tierra.

La crisis institucional de 2001 profundizó el éxodo de los científicos argentinos. Desde 2003, con el aumento presupuestario del área y muchos de los cerebros repatriados, el país recuperó en el firmamento científico posiciones de elite. 

Ahora, con el recorte del oficialismo el peligro está latente. Hoy, luego de la reducción brutal del Presupuesto en el área de Ciencia y Técnología, Ignacio, Javier y Laura, tres intelectuales platenses, ven aquellos nubarrones acercarse otra vez.

Ignacio: de la Argentina a Chile

Ignacio Gargiulo lleva la mitad de su vida formándose en el estudio del universo. Se graduó, se doctoró accediendo a dos becas doctorales y una posdoctoral en el Conicet. El año pasado, fue recomendado para ingresar a la carrera por una comisión de astrónomos y un jurado externo. La junta que incluye a todos los aspirantes de Ciencias Naturales, en cambio, no lo recomendó. “Desde que se anunció el recorte en Ciencia, el criterio de selección se restringió mucho. Lo más seguro es que el año que viene hagan menos recomendaciones”, dijo Gargiulo a este diario.

Ahora, previendo que quedará fuera el año próximo (se habla extraoficialmente de que habrá 400 ingresos), busca nuevos horizontes donde seguir cultivando su vocación. Antes del 23 de agosto presentará un proyecto de investigación en la Universidad de La Serena, en Chile. Pretende acceder a una beca por dos años en el país trasandino para seguir indagando sobre cómo se forman y evolucionan las galaxias. “Me gustaría quedarme acá. Tengo mi casa, mi pareja, pero las nuevas políticas científicas no me dejan otra opción”, concluyó con pesar.

Javier: del Observatorio a la bicicleta financiera

La previsión proyectada para 2018 es, otra vez, de 400 cupos. La proporción para todos los astrónomos del país sería de 4 o 5 lugares, para un total de alrededor de quince. Por eso Gargiulo querrá ir a Chile, en tanto Javier Marty, también doctor en Astronomía, tomó otra decisión. “Después de la reunión del 8 de mayo me di cuenta de que no iban a cumplir con lo que firmaron en el acta acuerdo. Así que empecé a buscar trabajo. Tiré mi CV en dos empresas y me llamaron de una, en Vicente López”, agregó.

Desde hace dos meses y medio, Javier trabaja en una firma multinacional que ofrece servicios financieros a bancos internacionales. “Desarrollo y valido modelos de derivados financieros: en Estados Unidos y otros países está regulado que si un cliente llega al banco con mucha plata para invertir en negocios como el dólar futuro, el banco no puede aceptar directamente. Tiene que ofrecerle modelos con sustento matemático”.

A esta tarea dedica Javier sus conocimientos científicos. “Me surgen contradicciones. Yo no estudié para esto ni me veo toda la vida ahí. Acá no había más chances, y como no podía irme a trabajar afuera con una nena de nueve años, tomé esta decisión”, dijo Javier, con cierto pesar.

Laura: Triple recomendación y afuera 

Laura Bergel llegó hace 15 años a la ciudad para estudiar Antropología Social y nunca más se fue. Indagó durante años, en sus becas, en los congresos, en publicaciones, una teoría novedosa sobre los factores socioeconómicos y culturales que gravitan en la malnutrición infantil, con un equipo de antropólogos sociales y biólogos. Laura obtuvo una triple recomendación para ingresar al plantel estable del Conicet: de la comisión, de la junta y de un par externo. Pero está entre los 498 aspirantes que quedaron afuera. “Durante todo el camino, que implica seis o siete años de precariedad laboral, en que le ponemos el corazón, te dicen que hacés las cosas bien y, cuando uno espera lograr algo de estabilidad, te hacen esto. Es un golpe emocional muy duro”, arrojó.

Después del estallido de 2001, Laura se fue a Alemania a probar suerte, pero siempre se sintió extranjera. Volvió para terminar la carrera y trabajar en la Argentina. “Todavía no me replanteé volver a vivir en el exterior y quiero seguir apostando acá”, contó. Laura tiene la beca posdoctoral hasta diciembre; después, la incertidumbre. “Si no llega una solución, no lo descarto para el año que viene. El sistema te pide que te especialices tanto en un tema, que tu currículum no sirve más que para entrar a Conicet. Es tristísimo”, concluyó. 

Los números del recorte en la ciencia y la tecnología

Durante su campaña electoral, el Presidente Mauricio Macri prometió aumentar la inversión en Ciencia del 0,7 al 1,5 % del PBI. Según un informe de Fernando Stefani, vicedirector del Centro de Investigaciones en Bionanociencias (Cibion) del Conicet, mientras que en el período 2009-2016 la fracción del Presupuesto nacional dedicada al Ministerio, el Conicet y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) osciló entre el 0,7 y 0,8 por ciento, lo presupuestado en 2017 la reduce a un mínimo histórico de 0,59%.

Hasta 2015, cada año se incorporaban unos 1.000 investigadores al Conicet. En 2016 entraron unos 400 aspirantes, pero 498 que tenían doble recomendación (de la comisión de su disciplina y de la junta del área) quedaron afuera. Luego de una protesta de los becarios que incluyó la toma del edificio del Conicet, el Gobierno firmó un acta de compromiso para reubicarlos en Universidades y prorrogar seis meses sus becas. Se hicieron dos reuniones, en la segunda, el 8 de mayo, secretarios de los ministerios de Educación y de Ciencia y Tecnología dieron detalles sobre la instrumentación, pero nunca los volvieron a llamar. Hoy, 430 de aquellos 498 becarios se encuentran a la deriva, con sus becas terminándose en diciembre y volvieron a inscribirse para el año que viene. La cuenta no deja dudas: cada vez más aspirantes y menos lugares.

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