Salud y belleza

Piel sana, piel bella

Dra. Julieta Spadamédica especialista en Dermatología y Estética
MIN 117451 - MP 332671

Especial para Hoy

Se acerca la época del año en que la exposición solar comienza a ser más frecuente y es momento de plantear ciertos temas. 

La semana pasada, una de las marcas de protectores solares más reconocidas lanzó una campaña muy interesante. Incorporó a su amplia gama de productos un parche que mediante una aplicación que se descarga en el celular permite medir la radiación ultravioleta (RUV), el nivel de riesgo frente al sol y advertir cuándo es necesario volver a aplicar el protector.

Más allá de esta innovación, me parece muy importante detenernos en distintos conceptos necesarios para preservar nuestra salud y, por ende, nuestra belleza.

Sabemos que la RUV es un tipo de radiación emitida por el sol y otras fuentes de luz como las camas solares, responsables del bronceado, las quemaduras y el envejecimiento cutáneo prematuro. Además, del daño ocular y cutáneo que genera cáncer de piel. La RUV puede ser A (UVA) o B (UVB)  según el espectro de onda. Ambas producen inmunosupresión (baja de defensas) local y sistémica y afección directa del ADN. 

El envejecimiento cutáneo también es producido por los rayos infrarrojos (otro espectro de onda). El bronceado es una expresión tardía del daño por RUV y no un efecto protector ante el sol, como muchos creen.

Capítulo aparte lo constituyen las camas solares que poseen un nivel de radiación superior a los picos máximos de radiación sobre la tierra: en algunos casos, se triplican. 

¿Cómo se traduce el “fotodaño”? Lo observamos en arrugas finas y gruesas, manchas, afinamiento de la piel, incremento de la sensibilidad, enrojecimientos persistentes, flacidez cutánea, etc. Por todo esto el protector solar es considerado el principal producto antiage. 

Afortunadamente, existen diversas formas cosméticas: gel, crema, spray, fluido, con color, sin color, bruma, bálsamo, etc. Podemos optar por la versión más conveniente según nuestro tipo de piel, comodidad y gusto. 

¿Cómo elegir un protector solar adecuado?  

Fundamentalmente tiene que cumplir con 3 condiciones: 

1) Que sea de amplio espectro (cobertura UVA y UVB).

2) Que tenga un factor de protección 30 o más. 

3) Que sea resistente o muy resistente al agua. Es decir, que persista luego de 40 u 80 minutos de estar sumergido.

Cabe destacar que es tan importante utilizar un buen producto como su buena colocación. 

¿Cómo aplicarlo?

Debe colocarse 15 minutos antes de exponerse al sol, ya que es lo que el producto tarda en absorberse.

Debe aplicarse suficiente cantidad,  bien “untado”, no “veteado” y distribuido homogéneamente. Se considera adecuado 2 mg por cm2 de piel. Con 35 ml (algo así como el volumen que pudiera entrar en una pelota de golf, 1 shot o 9 cucharadas de té) se cubriría la superficie expuesta.

Es importante aplicarlo en toda la piel expuesta. No debe olvidarse el cuero cabelludo (si hay poco pelo o es muy finito, lo mejor sería utilizar sombrero de ala ancha también), los pabellones auriculares, labios, cuello y empeines. Se recomienda solicitar ayuda para los sectores a los que no tenemos alcance. 

Es importante reaplicar cada 2 horas el producto, tanto si transpiramos mucho como si nos secamos o rozamos la piel con una toalla. 

Debemos recordar que distintos elementos de la naturaleza poseen “reflectancia”, es decir, capacidad de reflejar la luz, como la nieve, la arena, el agua, todos estos factores también pueden afectarnos.

Muy importante: evitar exponerse en los horarios de mayor riesgo, entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde.

Para comunicarse con nuestro correo de lectores, escribir a: [email protected]

Noticias Relacionadas