Raúl Perdomo: “Las grietas no han afectado a la comunidad universitaria”

El presidente de la UNLP destacó la “cohesión académica” de su gestión en tiempos de polarización política. Además, analizó los desafíos de la institución que hoy cumple 112 años desde que se nacionalizó

Con más de un cuarto de siglo en cargos de gestión, si algo no puede achacársele a Raúl Perdomo es que desconozca los pasillos universitarios. Perdomo se licenció en Astronomía en 1975 y fue investigador del Conicet. Hizo su perfeccionamiento en Geodesia Satelitaria becado para una universidad francesa. Entre los cargos ejecutivos, fue consejero académico en tres períodos, consejero superior en una oportunidad, vicedecano entre 1992 y 1995 y decano de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas en una de sus épocas más difíciles: entre 2001 y 2004. Antes de llegar al Rectorado en el año 2014, fue vicepresidente de la gestión de Gustavo Aspiazu.

En el marco del 112º aniversario de la nacionalización de la UNLP (que fue provincial durante 16 años), Perdomo recibió a diario Hoy en su despacho y realizó un balance de su gestión. “La deserción que tenemos en los primeros años de las carreras es algo a mejorar”, destacó, y ponderó como uno de sus logros haber sostenido “una universidad cohesionada” en tiempos de polarización política.

—¿Cómo se equilibra la autonomía universitaria con la política nacional?

—Es difícil. El concepto de autonomía también requiere de una diferenciación entre una autonomía a ultranza y una respetuosa del contexto. No se puede concebir una universidad aislada del contexto. Esa autonomía respetuosa de los procesos democráticos del país, obliga a conversar permanentemente, a ser respetuosos.

—¿Considera que en la actualidad la universidad es democrática?

—La UNLP dio un paso muy importante con el estatuto 2008, cuando incorporó a los no docentes al cogobierno universitario. También está nuestro comportamiento como ciudadanos uni­ver­sitarios, todavía estamos aprendiendo reglas de la democracia, sobre cómo pensar distinto. A veces tenemos algunas cosas que se salen un poco de cauce, sobre todo con los jóvenes que manifiestan una pasión muy fuerte por lo que hacen y no tratan a sus colegas de claustro con el respeto que deberían.

—¿Cuáles cree que han sido los aciertos de su gestión?

—Entre lo bueno, hay que rescatar el esfuerzo que hemos hecho para tener una universidad cohesionada. El contexto, las grietas y todo eso, no afectaron a la comunidad universitaria.

—¿Y respecto de los déficits?

—La deserción que tenemos en los primeros años de las carreras es algo a mejorar. Se propuso un programa de reforzamiento de los primeros años, porque tendemos a poner los mejores profesores en las carreras más especializadas, y las materias básicas deben ser atendidas por un grupo de profesores numeroso para que los estudiantes reciban el apoyo necesario. Tenemos que tener una mayor consideración con esos estudiantes que recién ingresan. Si pongo un estándar de calidad muy alto, capaz que me quedo con el 30% de los estudiantes al final del primer año. 

—¿Cómo se inserta la universidad con los problemas concretos de la comunidad?

—Hay proyectos orientados a la resolución de problemas específicos, por ejemplo el de la emergencia hídrica, donde participan no menos de diez facultades. Estamos muy cerca de transferir a la universidad toda esa información. Por otro lado, hay otro proyecto en evaluación que tiene que ver con el cinturón frutihortícola de la región.

—¿Cómo se analiza, desde la UNLP, la realidad del país?

—Indudablemente muchas cosas que pasan en el país nos gustaría que fueran de otra manera, algunas otras aparentan ir en buena dirección. Hoy es muy difícil asumir posicionamientos políticos no partidarios. La opinión de un rector se asocia a un partido político, y aunque el rector tenga sus opiniones, se tiene que guardar porque representa a un conjunto plural.

—Hasta ahora, Fernando Tauber es el candidato para sucederlo, ¿va a estar en esa gestión?

—Hace 14 años que formo parte del grupo que gestiona la universidad, y creo que todos debemos saber que hay un momento para dejar un espacio a los que vienen atrás. No voy a ocupar ningún cargo.

El caso que conmocionó a la ciudad

El jueves 3 de agosto, una noticia trágica paralizó la ciudad: Lara, una adolescente de 15 años, se disparó en la cabeza en plena clase, en el Colegio Nacional Rafael Hernández. 

Sobre el suceso, cuyo triste desenlace fue el fallecimiento de la joven, Perdomo expresó: “Una reflexión como padre es el cuidado y la mirada que debemos tener sobre nuestros hijos, sobre las cosas que hacen fuera del medio social, y en uno distinto que son las redes sociales. Ahí hay mundos diferentes que transitan otras reglas y es un espacio que tiene muchísima riqueza para ser aprovechada, pero también muchísimos peligros”. Y concluyó: “Todos tenemos que ser conscientes de que la tarea de mirar a nuestros jóvenes no termina en la escuela ni en la casa ni en el bar, el problema se da cuando ese joven esta solo frente a una computadora. Es una nueva dimensión del problema que debemos ser capaces de afrontar”. 

El gran paso

Aunque la ley de creación de la universidad fue del orden provincial y se sancionó el 27 de diciembre de 1889, solo siete años después de la fundación de la ciudad, la idea de nacionalizarla se concretó el 12 de agosto con la cesión a la Nación de la universidad y sus facultades, además del Museo, el Observatorio Astronómico y otras edificaciones. 

El 19 de agosto se aprobó la ley en el Senado nacional. “La que fundó Joaquín V. González es una universidad diferente a todas las de la época, fue un paso de avanzada. Cuando ni en la Universidad de Buenos Aires ni la de Córdoba se hacía hincapié en la investigación científica, la UNLP nació con el concepto más primitivo de extensión universitaria, y luego se impuso en todo el sistema nacional”, reflexionó Perdomo.

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