Recrean la “sopa primordial” tras el Big Bang

La “máquina de Dios” logró avanzar en un experimento que ayudará a el entender lo ocurrido en los primeros instantes del Universo, al hacer chocar núcleos de plomo a la mayor energía jamás conseguida hasta el momento.

El año pasado, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés) había logrado una marca récord de energía en la colisión de protones, pero esta vez no lo consiguió con una partícula individual como en aquella oportunidad, si no con un núcleo atómico más complejo como lo es el de plomo, compuesto por 208 protones y neutrones. Estas nuevas colisiones crearon, durante un fugaz instante, un pequeño volumen de materia a una temperatura de 4.000 millones de grados centígrados recreando la “sopa primordial” de partículas fundamentales que reinó inmediatamente después del Big Bang.

El objetivo perseguido del experimento es conocer mejor las propiedades que tenía la materia instantes después de haberse producido el Big Bang, cuando el flamante Universo era escenario de interacciones entre partículas con enormes niveles de energía, los cuales hasta ahora, habían sido imposibles de alcanzar en un laboratorio.

"La energía de colisión entre dos núcleos alcanzó los 1.000 TeV (teraelectronvoltios), una concentración tremenda,  que nunca se había conseguido alcanzar bajo condiciones terrestres" explicó  Jens Jorgen Gaardhoje, investigador del LHC.

Estos trabajos contribuyen a entender las condiciones que se daban en el Universo recién nacido, solo una milmillonésima de segundo después del Bing Bang.