Una estrella confirma predicción de astrónomos de La Plata

El telescopio espacial Hubble, que pertenece a la Nasa y a la Agencia Espacial Europea, acaba de darle la razón a tres científicos del Instituto de Astrofísica de La Plata (IALP, CONICET-Universidad Nacional de La Plata) al detectar una estrella desconocida cuya existencia ellos predijeron dos años atrás. Se trata de Gastón Folatelli y Melina Bersten, investigadores adjunto y asistente del CONICET, respectivamente, y Omar Benvenuto, investigador de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires. Los dos primeros se radicaron recientemente en la Argentina luego de cuatro años de trabajo en el Instituto Kavli para la Física y Matemática del Universo (IPMU, según sus siglas en inglés) de la Universidad de Tokyo como parte del equipo de Ken'ichi Nomoto, científico japonés de gran reconocimiento mundial.

La otra protagonista es una estrella llamada SN 2011dh, que el equipo de científicos comenzó a estudiar tres años atrás, cuando su detección llamó la atención de expertos internacionales por su color; lejos de los rojos o azules que suelen caracterizarlas, ésta era amarilla. ¿Por qué tenía esa tonalidad? ¿Se trataría de una supernova, es decir una explosión estelar, aunque no hubiera antecedentes de algo similar?

Investigadores de todo el mundo se abocaron a la búsqueda de respuestas, y el equipo local no fue la excepción. Con datos e imágenes estelares de archivo, predijo que efectivamente se trataba de lo que se conoce como el progenitor de una supernova, y fue más allá: describió las características  que debía tener la otra estrella junto a la cual formaba un mismo sistema binario.

Esas estimaciones fueron publicadas en octubre de 2012 en la revista The Astrophysical Journal en forma de descripciones muy precisas que ubicaban a la estrella que explotó en una galaxia llamada Messier 51, con un brillo y color bien definidos. En agosto de este año, nuevas observaciones espaciales confirmaron que estaban en lo cierto. Las conclusiones que lo prueban acaban de aparecer en The Astrophysical Journal Letters, otra importante revista científica.

“Yo sabía que la íbamos a encontrar, creo que fui el más confiado del grupo”, cuenta Benvenuto en referencia a la estrella, distante de nuestro planeta a 23 millones de años luz, una cifra prácticamente inimaginable teniendo en cuenta que el Sol se encuentraapenas a 8 minutos luz. “En los sistemas binarios siempre hay una estrella más masiva, es decir más grande, que la otra. Cuando sobrepasa cierto volumen, comienza a perder material”, explica.

Imágenes espaciales de 2005 les mostraron en ese sector del espacio una estrella súper gigante amarilla. Benvenuto y Bersten partieron de la hipótesis de que no era otra que la progenitora de SN 2011dh antes de explotar, y la estudiaron teniendo en cuenta una de las principales características de las supernovas: su intenso brillo, que no permite ver nada más a su alrededor.