Vuelven los conciertos al Argentino

La Orquesta Estable se presentará este domingo, con reconocidas obras de Brahms y Tchaikovsky

Este domingo, a las 18.30, en la Sala Alberto Ginastera del Teatro Argentino (9 y 51), se presentará un nuevo concierto sinfónico, con obras de Brahms y Tchaikovsky.

La dirección estará a cargo del titular de la Orquesta Estable, Carlos Vieu, y el programa comprenderá el Doble concierto para violín, violonchelo y orquesta, en la menor, Op. 102, de Johannes Brahms, con la actuación como solistas del violinista Nicolás Favero y el chelista Siro Bellisomi. Luego, la Sinfonía Nº 4, en fa menor, Op. 36, de Piotr Illich Tchaikovsky.

 Con respecto a la primera parte del programa, los músicos interpretarán  la última obra sinfónica que dirigió Brahms, ya que luego se dedicó a la música de cámara. Data de 1887, y tiene una historia muy particular: “La compuso como una suerte de regalo de reconciliación a su amigo Joseph Joachim, quien era un gran violinista de su época, una celebridad”, contó a Hoy Nicolás Favero. Los músicos se habían distanciada luego de que Brahms “tomara partido” por Amalie, esposa de Joachim, durante un conflicto de pareja que terminó en separación. Joachim estaba convencido de que su mujer estaba teniendo un affair con el editor de Brahms, Fritz Simrock. Pero para Brahms este ataque de celos no tenía sentido, y  su postura terminó favoreciendo a la esposa durante el juicio de divorcio.

Tal fue el enojo que estuvieron peleados durante algunos años. Finalmente, como modo de hacer las paces, el compositor dedicó esta obra a su amigo, “quien terminó estrenándola, junto  Brhams de director”, señaló  Favero.

“Al público le va a encantar, son dos las obras más atrayentes del repertorio sinfónico”, contó el concertino de la orquesta estable del Argentino, quien explicó que las complejas partituras requirieron varios meses de preparación.

La segunda parte del concierto estará dedicada a la Sinfonía Nº 4 de Tchaikovsky, obra que escribió en uno de los períodos más críticos de su tormentosa vida. Además del nacimiento de su amistad con su mecenas Nadezhda von Meck (a quien, quiso dedicarle esta obra), un intento de suicidio y un casamiento frustrado formaron parte de esta etapa angustiosa de su existencia.