Antonio Balcedo: 1936-2012, una mística cada vez más vigente

Hace dos años que Antonio Balcedo partió pero no nos dejó. Su impronta está más vigente que nunca y nos motiva, a todos los que hacemos el diario Hoy, a redoblar los esfuerzos para seguir reflejando la realidad tal cual es.

Antonio fue el hombre que, hace 21 años, decidió patear el tablero y crear el diario Hoy para romper con décadas de monopolio informativo en la capital de la principal provincia del país, haciendo que se concrete un sueño que había surgido en el seno de la familia Balcedo pero que, para muchos, resultaba imposible de alcanzar ante los intereses que había que combatir.

La mística que tuvo Antonio, construida durante 60 años de militancia en defensa de la causa nacional, es la que nos sigue impulsando a que el diario Hoy siga siendo la herramienta para  intentar poner luz donde reina la oscuridad, hacer que se imponga la verdad por sobre la mentira y que prime la razón donde existe un mar de locuras, siendo la voz de aquellos que permanentemente buscan ser silenciados por los factores de poder.

Antonio se destacó por ser uno de los dirigentes más lúcidos que tuvo el movimiento obrero en los últimos 50 años. Y ello fue producto de que su lucha en defensa de los trabajadores la complementó con una continua formación política e intelectual, que le permitió no caer en sectarismos. Por eso, a lo largo de su vida, desde el peronismo, mantuvo una constante dialéctica con otros sectores políticos que también proponían una defensa de la causa nacional - como el desarrollismo y las corrientes populares de la Unión Cívica Radical- en la búsqueda de una síntesis que permitiera conformar un programa superador para sacar al país del atraso.

En pleno auge del menemismo, Balcedo alertó sobre lo que se venía. Y entendió la necesidad de que exista un medio de comunicación que denunciara la infame entrega que se estaba realizado en el país. En ese sentido, cuando el diario Hoy recién apareció, tuvo que enfrentarse al mismo tiempo con el gobierno nacional, provincial y municipal –a cargo de Carlos Menem, Eduardo Duhalde y Julio Alak, respectivamente- que en aquel entonces hicieron todo lo posible para el diario dejará de existir.

Asimismo, Antonio jamás se quedó en la crítica por la crítica mínima. Era un convencido de la necesidad de que exista un frente nacional como herramienta de cambio, con la participación del movimiento obrero organizado, los partidos políticos no entreguistas,  el empresariado nacional, la Iglesia y las fuerzas armadas sanmartinianas.

Su propia pluma magistral, lo describió a la perfección a fines de los años 90: “… el contexto mundial no es impedimento para formular y ejecutar un proyecto independiente. Si en nuestros núcleos dirigentes y en nuestras organizaciones sociales y políticas crece la conciencia nacional, ese proyecto es posible. No habrá, por cierto, que repetir fórmulas superadas, pero la esencia de las posiciones y las banderas que en un momento levantó el Movimiento Peronista y el Movimiento Obrero pueden ser viables en las actuales circunstancias si se acierta con el programa. E incluso podrá, y deberá, intentarse la articulación de un movimiento nacional más amplio que abarque a distintas fuerzas sociales y políticas. Es así aunque esas ideas, por el momento, no tengan cabida en la conducción del partido Justicialista…”.

Asimismo, sobre los desafíos específicos del movimiento obrero, planteaba: “para los dirigentes sindicales el desafío que se nos plantea es no ser bomberos de los reclamos y la impaciencia de las bases, ni ser instrumentos de la provocación  reclamando todo en un día para que el establishment se salga con la suya”. En definitiva, para Balcedo era necesario “multiplicar los esfuerzos para, por un lado, convencer a los más impacientes sobre los riesgos de la provocación y, por otro, a quienes tienen que tomar las decisiones políticas de que el tiempo que se dispone para un cambio profundo dista de ser infinito”.
Estas palabras, escritas hace más de 15 años, tienen una actualidad que asombra. Si el gobierno que ahora está llegando a su fin hubiese tenido un diagnóstico tan preciso, y la decisión política de instrumentar los cambios necesarios, seguramente la penosa situación que estamos atravesando por estos días, con un uno de cuatro compatriotas viviendo en la exclusión, no existiría.  

Creemos que el mejor homenaje a Antonio que le podemos realizar todos los que hacemos el diario Hoy es seguir manteniendo encendida la llama de su mística, dando pelea en nombre él y de sus ideales. Que así sea

Una vida de lucha por la causa nacional

El fundador del diario Hoy nació en 17 de julio de 1936 en Melchor Romero, en el seno de una familia de trabajadores. Su padre se llamaba igual que él, Antonio Felipe, era enfermero del hospital ubicado en esa localidad platense y simpatizaba con el Partido Conservador; mientras que su madre, María Esther, había sido empleada de uno de los frigoríficos que funcionaban en Berisso. En el barrio donde pasó su infancia y adolescencia, Balcedo conoció a quien sería la compañera de toda su vida, Myriam Renée Chávez, más conocida como “Nené”, con quien se casó en 1955 y tuvieron dos hijos: Marcelo Antonio y Myriam. Mientras que Nené actualmente es la directora del diario Hoy, tanto Myriam como Marcelo cumplieron un rol protagónico en el proceso de instalación y desarrollo del periódico.

De muy joven, Antonio empezó a trabajar, como ayudante de taxidermista, en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, donde tomó contacto con un gremio que recién estaba dando sus primeros pasos: el Soeme, sindicato al que condujo desde el retorno a la democracia hasta el momento de su fallecimiento.  Tras el derrocamiento de Perón, en 1955, Balcedo se sumó a la resistencia peronista. Fue un preso político y tuvo que sufrir varios meses de cárcel en el Batallón 601 de La Plata. Luego, en 1962, en un intento aperturista, se convocó a elecciones en la Provincia. Con tan sólo 26 años, encabezó la lista de diputados provinciales de La Plata que acompañó a la fórmula de Unión Popular, que contaba con el respaldo del propio Perón desde el exilio.  Balcedo se convirtió en uno de los legisladores electos a más temprana edad en la historia de la Provincia. Pero no logró asumir su banca debido a que los comicios fueron anulados a partir de las presiones ejercidas por los sectores más gorilas del poder militar. 

En 1968, Antonio fue uno de los miembros fundadores de la denominada CGT de los Argentinos en La Plata, que no tardó en convertirse en la central gremial con más peso de Buenos Aires. Luego, en los años 70, cuando Perón echó a Juan Carlos Bidegain de la gobernación bonaerense, asumió como ministró de Victorio Calabró en la Provincia. 

Pero, con el golpe de Estado de 1976 y la llegada de siniestros personajes a la Provincia, como los represores Ibérico Saint-Jean y Ramón Camps, tuvo que exiliarse, con su familia, en el interior de la Provincia. El retorno de la democracia, en 1983, encontró a “El Negro” militando, nuevamente, en el Soeme y en el peronismo. En aquel entonces estaba consolidando la Agepba, el mayor nucleamiento de sindicatos estatales en la Provincia. Fue el antecedente inmediato de la actual Fegeppba.

Ni siquiera cuando estaba enfermo, Balcedo abandonó su pasión por el sindicalismo y la política. Su vida sintetizó una historia de lucha y compromiso para hacer realidad el ideal de que la Argentina sea una patria socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.