Las contradicciones del modelo macrista

Argentina y la ilusión de los capitales productivos

La recesión y la crisis que vive la industria nacional dejan al descubierto las contradicciones del modelo macrista. Solo el 0,3% del dinero del blanqueo fue destinado a inversiones en infraestructura y 4 de cada 5 dólares que entran al país son volcados a la especulación financiera. La opinión de los especialistas

Los brotes verdes anunciados por el Gobierno nacional como señal de reactivación de la economía parecen estar muy lejos del escenario real que viven los ciudadanos de a pie. La imagen que ve la gestión macrista es parte de una fotografía incompleta, ya que en ella no se toman los indicadores que muestran que la recesión, el estancamiento y la improductividad golpean a la industria nacional, dejándola en inferioridad de condiciones con respecto al mundo.

Desde el mismo momento de su asunción, las autoridades económicas de Cambiemos se encargaron de remarcar la importancia de la llegada de capitales extranjeros genuinos para el crecimiento del país. Actuando como profetas de ilusiones sociales, sostuvieron un optimismo que se condice poco con la realidad. “Vendrán cientos de millones de dólares que causarán un derrame para los que menos tienen”, es una de las frases preferidas de aquellos que manejan la economía, sin caer en la cuenta que los propios datos que brinda el Indec y el Ministerio de Hacienda desmienten categóricamente ese postulado. 

De acuerdo a números brindados por el Banco Central que conduce Federico Sturzenegger, durante 2016 la llegada de capitales extranjeros al país aumentó un 93%, aunque las cifras no son tan positivas si se tiene en cuenta que 4 de cada 5 dólares que entran a la Argentina son destinados a la especulación financiera, mientras que poco y nada se dirige a la inversión productiva que brinda trabajo genuino.

Esto, sin embargo, no impidió que el Gobierno anunciara con bombos y platillos grandes inversiones del exterior que pocas veces se pudieron consagrar en la realidad. Según estudios privados que circulan por la city porteña, solo el 15% de las negocios anunciados por el Ejecutivo se concretaron el año pasado. En tanto, los pocos que se llevaron a cabo no dieron gran cantidad de fuentes laborales.

Estancados

Especialistas consultados por diario Hoy desmienten las ilusiones económicas del Gobierno y advierten que en una economía estancada, sin generación auténtica de nuevos puestos de trabajo y que privilegia la renta financiera sobre la renta productiva como política oficial, es muy difícil que el destino de los recursos disponibles sea de inversión productiva. Vale decir que del dinero que entró al país, US$ 2.600 millones fueron asignados a la compra de empresas locales, extranjerizando aún más la economía local.

Incluso los datos de las consultoras más ligadas a la administración macrista muestran que solo el 19% de los capitales que ingresaron fueron destinados a inversiones productivas, con el agravante de que, solo en el mes de febrero de este año, el 83% de los dólares recibidos en tierra nacional fueron a parar a la bicicleta financiera, principalmente a la compra de bonos públicos como las Lebac que licita el BCRA o las Letes del Tesoro nacional. 

A eso se le agrega que el 25% del déficit de la cuenta corriente se financia con la Inversión Extranjera Directa, lo que hace todavía más complicadas las cuentas para el Gobierno, que depende en su mayor parte de la “lluvia de dólares” del exterior, teniendo que adquirir nueva deuda externa para alivianar sus números, lo que crea nubarrones al corto y mediano plazo para la economía.

Blanqueo a la baja

Una de las acciones emprendidas por el Ejecutivo para lograr la llegada de dólares genuinos para la producción nacional fue una Ley de Sinceramiento Fiscal, que concluirá el próximo viernes y que llevó a que US$ 128.000 millones ingresaran al país por dicho blanqueo, una cifra que está muy por encima de los US$ 4.692 millones del sinceramiento de 2009 y los US$ 2.595 del 2013/2015.

Lo preocupante para la gestión oficial es que solo el 7% de lo ingresado por el blanqueo derivó en una inversión directa y real, mientras que el 0,3% fue dedicado a inversiones en infraestructura. Además, muchos de los dólares legalizados fueron sacados inmediatamente hacia los mercados externos, lo que hizo crecer la fuga de capitales, que en los últimos 12 meses tuvo un ritmo de casi US$ 1.300 millones mensuales.

Ante este panorama, donde los capitales que ingresan a suelo argentino tienen una ganancia mucho mayor en un menor plazo y con menos riesgo especulando financieramente que invirtiendo en capacidad productiva, la construcción de una industria y producción nacional fuerte y pujante solo queda en ilusiones y espejismos de los funcionarios, repercutiendo en la sociedad con mayor pobreza, desempleo y marginación.

“Hay que replantear el modelo macroeconómico”

Aldo Pignanelli - Expresidente del Banco Central

“En un país que atrasa el tipo de cambio, donde decae el consumo interno por la alta inflación y la capacidad ociosa está en un 40%, es muy difícil que vengan inversiones para el sector que genera más mano de obra.

Lo poco que entra como inversión está yendo al sector de energía, de las comunicaciones, al campo, justamente lugares que no generan muchos puestos de trabajo.

Sí pueden dar trabajo a la gente las pymes, los comercios, la industria textil, pero lamentablemente eso no está ocurriendo. Y es recurrente. Lo mismo pasó en los años 70 y también en los 90 con la convertibilidad, donde entraban los capitales pero para las privatizaciones.

La política que lleva adelante el Gobierno de Macri tiene similitudes con la aplicada por Alfredo Martínez de Hoz durante la última dictadura militar: retraso cambiario, apertura de mercados que complican a la industria nacional y alto endeudamiento.

A pesar de que aumentó la entrada de capitales extranjeros en un 93% durante 2016, esto no se ve en las inversiones proyectadas por el Gobierno. Fundamentalmente hay que replantear el modelo macroeconómico, ya que el actual tiende a producir más pobres: las grandes corporaciones no deben manejar los precios y se deben fomentar inversiones en las pymes y economías regionales, desgravando impuestos. En el marco actual, los sectores más vulnerables están cada vez más complicados, ya que el sistema económico de Macri produce recesión e inflación. Es necesario ir hacia un modelo que beneficie a la gente común”.

“La economía sigue estancada, sin señales de recuperación”

Claudio Lozano - Economista. Exdiputado nacional

“Este diseño de política económica, que combina atraso cambiario, altas tasas de interés y financieras, apertura de importaciones y deterioro del mercado interno por una caída de la demanda, da forma a un contexto donde la inversión productiva es muy limitada, lo cual indica que este esquema conduce, en el mejor de los casos, a un proceso de reprimarización agravado, con ausencia de todo desarrollo en el sector industrial. 

Esta situación repercute en la vida diaria de los argentinos, ya que este escenario recesivo está asociado a la caída del poder adquisitivo y del empleo situado en el sector industrial.

Hasta ahora, los dólares ingresados, no solo por el blanqueo, sino los dólares en general, han financiado el pago de servicios de la deuda vieja. Es decir, con deuda nueva estamos pagando la deuda vieja, financiando así la salida de dólares, ya sea por turismo o por fuga de capitales, eso es lo que está pasando. No hay ninguna reubicación de divisas en pos de un orden de prioridades.

En la Argentina, en términos de riqueza, durante 2016 se dieron prácticamente los mismos niveles de 2011 y la perspectiva de recomposición para este año descansa en la inversión pública, no en la inversión privada, que es lo que permite recuperar parte de lo perdido el año pasado, con lo cual la economía sigue estancada sin señales concretas de recuperación”.

“Los dólares que llegan del exterior son para la especulación”

Ramiro castiñeira - Economista jefe de Econométrica

“Argentina viene de estar en default, así que los dólares que llegan del exterior son para la especulación y no para la producción. Esa especulación la impone el mismo sector al que le gustan las cuentas públicas con déficit. 

Un Estado que no tiene déficit no da margen a las prácticas especulativas y la única forma de hacer negocios sería con el sector privado. Entonces, que Argentina sea una timba financiera es producto de la herencia recibida: quedó un déficit descomunal y el único negocio que hay es prestarle al Estado.

Argentina viene de un gobierno que exacerbaba los problemas y ahora tenemos una administración pública que reconoce las dificultades e intenta darle batalla, pero las enfrenta de manera muy gradual. 

La dimensión que tiene el Estado argentino es notoriamente peligrosa y desvirtúa todo modelo macroeconómico, lo que hace que el único negocio viable sea el Estado o prestarle al Estado.

Hay países de Latinoamérica, como Chile, Perú o Colombia, que tienen déficit fiscal menor a dos puntos del PBI. Nosotros venimos de una situación de viva la pepa, en el que valía fumarse el futuro en pos del presente, como si todo se terminara el 10 de diciembre de 2015.

Lo que debe hacer el Gobierno es bajar el déficit fiscal para que las inversiones puedan volcarse en el sector privado. Pero hasta ahora no lo ha logrado. El gasto púbico creció el último año más del 40 por ciento. Estamos como antes. El nuevo Gobierno reconoce los problemas pero no los está solucionando”.