Aumento en la AUH: polémica por los topes

Ante el incremento del 15% anunciado por el gobierno, se abre el debate en torno a los umbrales que habilitan gozar plenamente de las Asignaciones Familiares y que, producto de la inflación, perjudican a millones de asalariados en nuestro país 

Tras la pesada herencia K, al presidente Mauricio Macri le urge iniciar una etapa de “sintonía fina”, capaz de reparar los engranajes de un Estado cuyo deterioro requiere, antes que parches, soluciones concretas y equitativas.

En este sentido, uno de los problemas más acuciantes de la Argentina actual es la inflación y las distorsiones que su creciente ritmo conlleva. De ahí, que se abran debates en torno al Mínimo no Imponible del Impuesto a las Ganancias, que el kirchnerismo congeló en $15 mil y que el nuevo gobierno prevé elevar en torno a los $30 mil.

No obstante, una discusión postergada y que también afecta a la masa de trabajadores con ingresos fijos es la relacionada con la Asignación Universal por Hijo (AUH) y, en consecuencia, los topes vigentes para obtener Asignaciones Familiares según el salario percibido.

Ayer, el gobierno anunció que la AUH pasará en marzo de $837 a $966 mensuales, y, según indicó el titular de la Administración Nacional de Seguridad Social (ANSeS), Emilio Basavilvaso, el beneficio alcanzará a unos 6,6 millones de niños de casi 4 millones de familias.

En tanto que la ayuda escolar anual se elevará de $700 a $808, mientras que la asignación por hijo discapacitado se incrementará de $2.730 a $3.150. Así se puso en práctica por primera vez la modificación de la ley de Movilidad Jubilatoria, que incluye a la AUH entre los ingresos sujetos a actualización automática y que permite que ahora los grupos familiares desocupados o que perciben un salario menor al Mínimo, Vital y Móvil, cobren $966 mensuales por cada hijo.

Ahora bien, ¿qué ocurre con los trabajadores en relación de dependencia que no perciben plenamente el beneficio? ¿No sería hora de que la corrección en los montos llegara acompañada de una sustancial modificación en los topes todavía desactualizados por causa inflacionaria?

Según el nuevo esquema, las familias que perciban ingresos mensuales de $200 a $8.652, gozarán de una asignación de $966; para los que tengan ingresos de $8.652,01 a $11.305, la asignación subirá de $562 a $649. En el rango de $11.305,01 a $14.650 mensuales, el beneficio pasará de $338 a $390. Por último, quienes tengan ingresos mensuales de 14.650,01 a 30.000 pesos, las asignaciones se incrementarán de $172 a $199. Así, fácilmente se advierte que el grupo familiar con ingresos totales de entre $8.652,01 y $15 mil no gozarán plenamente del beneficio. Una simple operación aritmética permite calcular que un matrimonio con hijos, en el que los dos integrantes trabajen, rápidamente superaría el umbral de los $8652 que le permitirían acceder a los $966 por AUH. 

“Esto es parte de una política de distribución regresiva del ingreso, que va en desmedro de la mayoría de la población y se visualiza claramente en estas franjas que no son de ingresos mínimos pero que tampoco alcanzan a resolver una canasta que, según los trabajadores del INDEC, no puede ser menor a $15.700 por mes. Este es un buen parámetro para medir cualquier actualización para la seguridad social”, precisó a Hoy el economista y profesor en la Universidad de Buenos Aires (UBA), Julio Gambina.

Para el especialista,  “hay una mora muy grande en lo relativo a satisfacer las necesidades de la mayoría de la población con escasos ingresos, no sólo en la seguridad social, sino también en la cuestión tributaria, que está muy degradada”.

El debate queda abierto. Mientras huelga atacar la inflación que desde hace largo tiempo hiere el poder adquisitivo de los argentinos y mientras el gobierno trabaja en un paquete de medidas positivas como la modificación del Mínimo no Imponible o la reducción del IVA a los alimentos de la canasta básica, también sería hora de que el Congreso discuta nuevos topes en las asignaciones, para ajustar su progresividad, universalizándolas, sin discriminar entre los que menos ganan,  y, en todo caso, excluyendo al 20% de la población con mayores ingresos. Sería, también, una oportunidad para que el gobierno prolongue su luna de miel con la 

“El fondo de los problemas es la inflación”

Por Raúl Cuello*

Especial para Hoy

Cuando las recompensas sociales están planteadas sobre la base de escalas, en un proceso inflacionario como el actual, este tipo de distorsiones son difíciles de reparar, se producen en todos los órdenes y se puede citar el caso del Impuesto a las Ganancias. Hay muchos a los que no les conviene que les aumenten el sueldo porque con el Impuesto terminan ganando menos que antes. 

Todos estos son problemas que genera la inflación.

Yo noto que hay muy buenas intenciones por parte del gobierno, pero no veo ningún plan económico alternativo al que teníamos. Se están manejando con parches y con un sistema de prueba y error, pero el fondo de la cuestión es la inflación. Mientras siga abierta la canilla de emisión de pesos no hay forma de salir.

Hoy estamos en una carrera de ajuste de precios, salarios, tarifas, bonificaciones sociales, tipos de cambio, y todo se soluciona con emisión. El gobierno no ha presentado un plan antiinflacionario y, mientras no lo haga, todas las cuestiones deberán actualizarse día por día.

La economía argentina está estancada hace cuatro años y no puede resolver ninguno de sus problemas mientras tenga una inflación del 30%, que, por otra parte, siempre perjudica al pobre.

(*) Doctor en Economía. Exdirector de la DGI