Camino hacia el 18A: no dejarse robar la esperanza

Avanzan los preparativos para un nuevo cacerolazo, a lo largo y ancho del país, para pedir cambios al gobierno nacional. Reclamos por la inflación, la crisis educativa, la inseguridad y los ataques al periodismo independiente

No se dejen robar la esperanza”, dijo el Papa Francisco, en un mensaje difundido durante el último fin de semana desde el Vaticano. Y que, en esta Semana Santa que se avecina, encaja perfectamente para describir el espíritu que está llevando a miles de personas, católicos y no católicos; empresarios, trabajadores, amas de casa y estudiantes, a salir nuevamente a la calle  para pedir cambios.

Tal como lo viene informando Hoy, está previsto que, al igual que lo ocurrido en septiembre y noviembre del año pasado, el próximo 8 de abril haya multitudinarias movilizaciones en Plaza de Mayo, el Obelisco y las principales ciudades del país, entre ellas La Plata. Todos los ciudadanos que se preparan para volver a movilizarse son respetuosos de la institucionalidad, quieren vivir en un sistema democrático y sólo exigen al gobierno que tome nota de la necesidad de implementar cambios, ante una situación social y económica cada vez más complicada. Y que peligrosamente se asemeja a la crisis de 2001.

Inflación galopante, escuelas públicas sin clases, inseguridad, hospitales colapsados, ataques contra la independencia judicial y burdos intentos de reprimir con la Ley Antiterrorista a los que no comparten los intereses económicos y económicos del gobierno, son algunos de los reclamos que más indignan a la ciudadanía. A ellos se le suma un alarmante aumento de los ataques con­tra periodistas y medios de comu­nicación que no están alineados con el relato K ni dependen de la pau­ta oficial.

Los ataques, según un reciente informe del Foro de Periodistas de la Argentina (Fopea), registraron un aumento del 40% en el último año. No fue casualidad que algunos de los hechos denunciados por Fopea tuvieron como blan­co a canillitas de la cooperativa Redcoop, que distribuye el diario Hoy, que fueron amenazados pa­ra que dejaran de pegar afiches alusivos a notas periodísticas relacionadas con el gobierno nacional.

Peor aún: sectores que estarían vinculados a la administración K hasta habrían llegado al extremo de haber sido los responsables de prender fuego, de manera intencional, dos puestos verdes de Redcoop, en un he­cho de barbarie política pocas veces visto en la capital bonaerense desde el retorno a la democracia.

 Inflación sin freno

A la gran mayoría de los argentinos, se le va hacer más difícil que otros años, desde el punto de vista económico, poder compartir la Semana Santa Santa y la Pascua junto a sus familiares y seres queridos. Ocurre que la inflación no distingue fechas ni acontecimientos religiosos. Afecta a todos los rubros, incluido, por ejemplo, los precios del pescado fresco, uno de los principales productos que se consumen en estos días, como así también los tradicionales huevos de pascua.
Según un relevamiento realizado por la ONG Consumidores Libres, que preside Héctor Polino, la lata de atún por 170 gramos registró un incremento de 33,09% respecto a marzo de 2012, mientras que la lata de 300 gramos aumentó 29,92%. Lo mismo ocurre con las sardinas, que aumentaron, en caso de una empresa de primera línea, un 27,1%, mientras que una lata de segunda marca se incrementó 30,67%. En el caso de los huevos de chocolate, los aumentos fueron aún mayores ya que, en algunas primera marcas, los incrementos llegan hasta el 68% en huevos de 65 gramos y hasta 40,35% en los de 110 gramos.
Esta situación es sólo una muestra del fracaso absoluto de la política de control de precios implementada por el inefable secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, que pretende encorsetar las variables de la economía con acuerdos con supermercadistas amigos, aprietes y amenazas telefónicas a empresarios. Pero la razón de la inflación radica en cuestiones es­truc­turales de la economía, que se están agudizando.  
De esta manera, así como los precios suben de forma permanente y sostenida, y le están ganando por lejos la carrera a los salarios, hay otras variables que están fuera de control. Una de ellas es el dólar que en el mercado marginal, por más que se quiera hacer creer lo contrario, difícilmente se pueda compra por menos de $9 (salvo algunas cuevas manejadas por amigos de los K).

Educación en crisis

Cuando se concrete las 72 horas de paro docente convocado ayer, las escuelas públicas habrán estado sin funcionar 11 días, en un ciclo lectivo que comenzó hace apenas un mes. Para encontrar una situación similar hay que retrotraerse al año 2001, en momentos de la peor crisis que económica que tuvo lugar en nuestro país, cuando se registraron descuentos a docentes, estatales y jubilados, y que luego derivaron en una ola de medidas de fuerza a lo largo y ancho del país.
La situación es realmente insostenible y se está condenando a miles de niños, principalmente de los sectores sociales mas postergados, a quedar absolutamente rezagados en la carrera del conocimiento. El saber que no se adquiere a edad temprana, puede ocasionar inconvenientes irreversibles en los procesos de enseñanza, lo que traerá ocasionado un país absolutamente fracturado, entre aquellos que tendrán el privilegio de tener capacidad de comprensión y de elegir la comida, y el resto que vivirá en condiciones de exclusión y marginalidad.
Lo más preocupante es que la raíz del conflicto es una pelea política en el seno del partido gobernante. El kirchnerismo ha decidido ahogar económicamente a la Provincia, como forma de evitar que Daniel Scioli pueda avanzar en el camino de ser candidato a presidente por el oficialismo. Pero lo que poco parece importarle al gobierno son los daños colaterales: al quitarle posibilidades de financiamiento a la administración bonaerense, a los que más da­ñan son a los maestros, a los empleados públicos y a los sectores socialmente más poster­ga­dos que no tienen otra alternativa que mandar a sus hijos a escuelas públicas y recurrir a los servicios prestados por el Estado para te­ner acceso a la salud. Los hospitales del Estado se encuentran, literalmente, en estado de coma, al no contar con insumos básicos ni con los recursos para realizar mínimas tareas de higiene y mantenimiento.