Primer Tedeum de Macri

Cardenal Poli: “Hay que encontrar acuerdos razonables y duraderos”

En su homilía por el 206º aniversario de la Revolución de Mayo, el arzobispo de la ciudad de Buenos Aires bregó por el diálogo y porque cada argentino tenga “techo, tierra y trabajo”. “No perdamos la sensibilidad por los más pobres”, pidió el prelado

La pequeña caminata que ayer, minutos antes de las 11, encabezó el presidente Mauricio Macri, acompañado de su gabinete,y su esposa, Juliana Awada, desde la Casa Rosada hasta la Catedral Metropolitana de Buenos Aires fue una metáfora de la gestión que inició el 10 de diciembre: aislado del pueblo, de espaldas a la realidad de los que más sufren, de los más de 13 millones de pobres castigados por la inflación, la miseria y el desempleo.

Así se dirigió Macri a su primer Tedéum como jefe de Estado, en la que fue, quizá, la imagen más patética del 206º aniversario de la Revolución de Mayo: custodiado por un fuerte operativo de seguridad y protegido por un extenso vallado que rodeó la Plaza de Mayo -frente al principal templo católico de Argentina- para impedir el acceso de la gente y, sobre todo, de un grupo de manifestantes, el mandatario ingresó a la Iglesia a las 11 en punto.

Pero fue cerca de las 11.30 que, visiblemente pálido y molesto, tuvo que oír la homilía del arzobispo porteño, cardenal Mario Poli, quien reiteró las preocupaciones que la cúpula eclesiástica viene sosteniendo por la crítica coyuntura: “Que la atención priorice a los niños y abuelos, los más vulnerables”, dijo, llamando a asumir el compromiso con los que sufren en la Argentina.

En otro pasaje de su mensaje, el prelado pidió “que no nos paralicen las estadísticas, que no perdamos la sensibilidad de escuchar el dolor de los más pobres, de aquellos que carecen de lo esencial” e imploró que la dirigencia “no alimente el desaliento ni el desencuentro entre hermanos. No permitas que nuestras promesas defrauden a la gente. […] Danos coraje para crear espacios y mesas donde las ideas superen las ideologías para compartir el diálogo, para que nadie se levante hasta encontrar acuerdos razonables y duraderos de los que dependen tantas vidas, proyectos y sueños”.

A su vez, en alusión al evangelio de San Marcos, dijo: “Tantas cosas necesitamos, maestro. Ayúdanos a comprometernos cada vez más a servir, a descubrir la grandeza del que sirve, dejando toda mezquina ambición. A saber que la Patria no comienza ni termina con nosotros; nos trasciende”, y, bajo la atenta mirada de Macri, Poli aseguró que “si pensamos en el hermano, siempre se construye. Que el genio que muchas veces nos distancia se convierta en ingenio para que todos los argentinos e inmigrantes tengan techo, tierra y trabajo”.

La preocupación de la Iglesia

La Iglesia es uno de los sectores que en las últimas semanas la preocupación por la situación social y económica que atraviesa el país.

Por medio de un comunicado, el Episcopado había admitido que el gobierno necesita “ir reduciendo los niveles de pobreza. La desnutrición, la miseria y la falta de trabajo deben ocupar un lugar primordial en la agenda”.

En tanto, el lunes el papa Francisco dirigió una carta a Macri, en la abogó por el “diálogo, la paz y por salir de una lógica de una Argentina de confrontación”.

Un reclamo nacional

En los diferentes Tedéum a lo largo del país se reiteraron los reclamos por la situación que atraviesa la Argentina, tras una pesada herencia K que, en lugar de desarticular, profundiza el actual gobierno.

Así, el obispo de Salta, monseñor Mario Cargnello, coincidió con la homilía del cardenal Mario Poli, al pedir a los dirigentes políticos “superar las ideologías” para “enfrentar a la corrupción y el narcotráfico”. A su vez, llamó al reencuentro de los argentinos porque “la Patria es un don que reclama y los dirigentes no tienen que creer que es un botín”.

Por su lado, el arzobispo de Tucumán, Alfredo Zecca, afirmó que “la paz social es una deuda permanente”, al tiempo que advirtió que “no es momento de profundizar las grietas, sino de consolidarnos como comunidad”, al tiempo que pidió que “se supere la corrupción” y que se encaren “acciones concretas en auxilio de los sectores más débiles”.   

En tanto que el obispo de Santa Fe y titular de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, aseguró que “todos tienen derecho a gozar de condiciones equitativas de vida social. […] La creación de un trabajo digno sigue siendo una deuda social y un justo reclamo”.

Aguer se quejó de la situación educativa

En el marco del 206 aniversario por el 25 de mayo, el vicegobernador bonaerense a cargo del Ejecutivo, Daniel Salvador, y el intendente de La Plata, Julio Garro, participaron ayer del Tedéum realizado en la Catedral de La Plata, el que fue  oficiado por el monseñor Héctor Aguer.

"Hoy (por ayer), más de doscientos años después, los argentinos nos encontramos en una situación que tiene muchos puntos de encuentro con aquel viernes de mayo de 1810. En octubre pasado el pueblo se expresó; pidió dejar atrás los tiempos en que las decisiones las tomaban unos pocos", señaló Garro.

Aguer hizo hincapié en la actualidad que atraviesa el país focalizándose en los problemas que padecen los bonaerenses. “Me hago eco de cuestiones que se relacionan estructuralmente con el futuro de una Nación próspera en la que se pueda vivir en justicia y en paz”, dijo el titular de la Arquidiócesis de La Plata.
El sacerdote apuntó contra el ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro y al titular de Infraestructura, Edgardo Cenzón. “Hay escuelas estatales que están semi destruidas, no hay elementos para que la Educación sea óptima”, señaló.