CFK genera máxima incertidumbre

Falta menos de una semana para que se venza el plazo para pagar a los acreedores. Ayer la presidenta dio señales de que no está dispuesta a cumplir con el fallo que ordena cancelar el 100% de la deuda a los buitres

En momentos donde los actores económicos de nuestro país, y el conjunto de la ciudadanía, requieren de mensajes tranquilizadores para calmar el nerviosismo que genera la posibilidad de la Argentina entre nuevamente en default, ayer la presidenta Cristina Fernández decidió echar más nafta al fuego.

“Quiero decirles que la Argentina no va a caer en default. Porque en default entran los que no pagan. Y Argentina pagó. Así que van a tener que inventar un nombre nuevo", manifestó la jefa de Estado durante un acto en la fábrica de motos Yamaha (ver aparte)

De esta manera, la primera mandataria dio señales de que el gobierno no estaría dispuesto a cumplir con el fallo del juez Thomas Griesa que dispuso el pago del 100% de los títulos de deuda que se encuentran en poder de los fondos buitres. Estos bonos representan, aproximadamente, unos 1500 millones de dólares.

Ahora bien, como los buitres tienen un fallo a su favor, podrían pedir el embargo del dinero que ya depositó el gobierno K para pagarle (hay tiempo hasta el 31 de julio) a los acreedores que entraron a los canjes de los años 2005 y 2010, evitando litigar con el Estado argentino. En ese dirección, en caso de Griesa acepte el embargo o aplique algún otro bloqueo para que se cumpla su sentencia, la Argentina entraría en lo que se denomina default técnico. Es decir, retrocederíamos a un escenario muy similar al registrado en el año 2001, cuando el entonces presidente interino Adolfo Rodríguez Saá dispuso la cesación de pagos. 

En los últimos días se produjo un anticipo de lo que puede venir: el dólar paralelo volvió a subir y se desplomó la bolsa. En caso de concretarse la cesación de pagos, se estima que podría haber una fuerte fuga de capitales, una corrida cambiaria y, consecuentemente, podría haber  una nueva megadevaluación.

"No sé cuál será el término, porque los calificadores y los técnicos siempre encuentran un término para disfrazar lo que pasa. Aquí Argentina pagó y alguien lo bloqueó y no deja que el pago llegue a los terceros", agregó CFK y aseguró que nadie le va a hacer firmar "cualquier cosa".

Las palabras de Cristina fueron una bravuconada, en momentos en que se requieren un máximo profesionalismo para defender los intereses nacionales. Lejos de seguir este camino, Cristina sigue delegando en el inexperto Axel Kicillof, y en los funcionarios camporistas que lo acompañan, las negociaciones que se está realizando en el corazón del sistema financiero mundial. La poca seriedad del equipo económico argentino ayer se puso nuevamente de manifiesto cuando sus integrantes ni siquiera pudieron llegar a tiempo al despacho del mediador designado por Griesa (ver página 4).

"Alguien decía que podía caberle responsabilidad penal a los funcionarios argentinos por la cláusula RUFO. A mí lo que más me preocupa no es la responsabilidad penal, sino la responsabilidad ante la Historia", dijo la Presidenta.

Las declaraciones de Cristina no resisten ningún análisis. Por un lado, resulta una hipocresía decir que los K pagaron deuda que contrajeron otros, cuando en realidad lo que hizo el gobierno fue avalar y profundizar los negociados con la deuda que se hicieron en las últimas décadas, especialmente en los ´90, cuando los Kirchner eran carne y uña con Carlos Menem

RUFO es la sigla de Rights Upon Future Offers y prohíbe pagarles más a los holdouts, por lo que se crea una igualdad de condiciones para aquellos que entraron o no a los canjes.  Por lo tanto, si se negocia con los fondos buitres antes del 31 de diciembre, fecha en que vence esa cláusula, y se les ofrece un monto mayor que a los bonistas reestructurados, estos últimos podrían demandar y exigir un pago igualitario, lo que implicaría que la Argentina tuviera que pagar aproximadamente 15 mil millones de dólares, que equivale a la mitad de las reservas del Banco Central.  En otras palabras, los argentinos estamos presos de la condición que estableció el propio kirchnerismo para conseguir más adherentes al canje del año 2005.

Como si esto fuera poco, los K también son los máximos responsables de que el destino del país ahora esté en manos de Griesa ya que tanto el gobierno Néstor como Cristina emitieron títulos de deuda bajo legislación extranjera. Es, lo que se dice, un gobierno entreguista con todas las letras.

Pérdida de trabajo

El acto que ayer encabezó CFK fue para inaugurar una planta de motos que, según se informó, generará un centenar de puestos de trabajo. Presentar esto con bombos y platillos parece un chiste de mal gusto, en momentos en que, producto de la recesión que se está registrando en el país por el cúmulo de políticas desacertadas de la administración K, se han perdido miles de puestos de trabajo. Nuestro diario lo informó el lunes pasado: sólo en el primer trimestre de 2014 desaparecieron más de 300 mil cuentas sueldo

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