Contra los desesperados intentos K, el dólar blue no detiene su escalada

La divisa paralela cerró cerca de los $15, un día después del aumento en las tasas de plazos fijos en pesos que el gobierno estableció a dos semanas de las PASO. La profundización de la recesión y el temor por una abrupta devaluación, como consecuencia de un plan económico inconsistente

Lo peor de la crisis que vive la Argentina es la negación kirchnerista. Lo imperdonable, que esa negación obliga al gobierno a narrar un relato mitómano que está a años luz de la realidad.

Que el dólar blue “no es una inquietud” -lo dijo el ministro de Economía, Axel Kicillof-; que la pobreza “no supera el 5%” -se jactó la presidenta Cristina Kirchner- o que los pobres argentinos son menos que los de Alemania -aseguró el inefable Jefe de Gabinete Aníbal Férnandez-.

Pero lamentablemente, y tal como sostenemos a diario desde las páginas de Hoy, los hechos desenmascaran las inconsistencias del gobierno: por ejemplo, la imposibilidad de detener la escalada del dólar paralelo aumentando las tasas de interés de los plazos fijos en pesos (con un piso del 26,2%), demuestra que la confianza de la gente no se compra con manotazos de ahogado a poco más de una semana para las PASO del 9 de agosto.

Porque pese a ese intento, y luego de haber trepado 16 centavos el lunes, la divisa informal ascendió 30 centavos, a $14,93.

Peor aún, lejos de desacelerar la recesión, un aumento en la tasa de interés podría agravar todavía más la alicaída actividad productiva, porque “la mecánica de aumentar los rendimientos en plazos fijos apela al sentido especulativo de la gente. No obstante, cuando hay incertidumbre, los ahorristas prefieren el dólar”, precisó a Hoy, el economista y Jefe de Investigaciones del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), Jorge Colina.

Especulación vs. producción
“Al haber tantos billetes en circulación, producto de la ilimitada emisión monetaria, sobran pesos y faltan dólares; por eso la gente corre a asegurarse los pocos dólares que hay. Frente a un peso devaluado y con la agudización de las restricciones cambiarias, la divisa ilegal resulta un seguro para el futuro”, apuntó Colina.
Pero cuando la especulación -producto de las propias incapacidades del Ejecutivo- se vuelve un negocio, cuando el gobierno despilfarra en Gasto Público improductivo, con una inflación que crece por encima de los salarios, un superávit comercial deteriorado, un déficit fiscal que se financia con emisión desmedida de billetes y un atraso cambiario insostenible (con un dólar oficial a 9,19, ampliando la brecha entre ambas cotizaciones por encima del 60%), los que más sufren son los trabajadores  y productores, ante una gestión que permanece muda frente a la crisis.

Para que la producción se reactive y se imponga contra la especulación, el investigador de IDESA, propuso “bajar la inflación, lo que, a su vez, implica medidas complejas que el gobierno no quiere asumir. Todos sabemos que se viene una devaluación, lo incierto es cuándo ocurrirá. El gobierno quiere aguantar, pero habrá que ver si puede”.

A este escenario se le suman los avatares de la política macroeconómica, como la devaluación del real en Brasil, socio estratégico del país que presiona aún más sobre el tipo de cambio nacional; o el desplome de la Bolsa china, principal comprador de commodities y gran prestamista de la era K.

A poco más de cuatro meses de dejar el poder, el kirchnerismo tira la bomba para que detone más allá del 10 de diciembre. Desactivarla será la tarea urgente de la nueva administración.

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